Incontables autores los hay empleando la cajita china, esos recursos de los que se hacen libro tras libro, y es ahí donde encuentran el nicho adorado del que se niegan a salir. Porque funciona. Porque gusta. Porque es digerible y uno empatiza, ¡cómo no hacerlo! Sin embargo, hay modos de abordar los recursos, como el típico escritor que escribe de un escritor, un cliché que parece ser juzgado severamente pero permisible, y es que finalmente, muchos tienden a tocar este borde.
Hay en el mundo la poesía sobrevolando cualquier zona, pues es entendido que no es particular de un género literario aunque se le acuñe. Reinaldo es un ejemplo claro de este fenómeno. Si bien el hombre también escribía poesía, a mi parecer, su poesía deja de lado ese brío que en ocasiones es hasta indefinible, y sin proponérselo, o tal vez sí, en su narrativa se encontraba todo el fulgor que cualquier poeta quisiera poseer.
El mundo alucinante es un libro imparable. Es una forma magistral de recrear la vida de Fray Servando Teresa de Mier. Un libro que sucede en cada página porque es una novela poética que no descansa ni cuando has agotado la lectura, al contrario, uno termina ansioso, adquiriendo más libros para corroborar precisamente que ninguno de los títulos siguientes se le comparan al estertor que lo constituye; pero que descubre entonces toda la poética que guarda el autor y su recurso más elemental: la Cuba revolucionaria, el destierro, la homofobia. Todo lo anterior recreado en personajes y situaciones que visten de gracia el sentido crudo.
El realismo mágico que se encuentra en su narrativa hace más gozoso el suceso histórico, en comparación a leer a un Cabrera Infante, cuyo hilo es más sobrio, bien detallado por Jacobo Machover en su libro La memoria frente al poder.
Arenas lleva a develarnos el sentido de escapismo con Fray Servando, haciéndolo un personaje que dialoga con las ratas, que vuela, que muta, y sobre todo, particularmente quienes hemos sido privados de la libertad en alguna ocasión y salido airosos de ello, sabemos bien que es un acto de destino, y qué es esto sino arte. Toda la poética de Reinaldo está en sus novelas, particularmente en las que conforman la pentagonía: Celestino antes del alba, El palacio de las blanquísimas mofetas, Otra vez el mar, El color del verano y El asalto.
Hay autores quienes son personajes y es entonces donde se es válido el recurso autobiográfico, más aún si son testimonios que nos dejan ver puntos particulares; en este caso en concreto, donde algunos ven victoria /nacionalismo, Reinaldo no ve más que una burla, una lucha que sólo busca cambiar un fuete por otro.
Tras una vida y una carrera literaria veloz, Reinaldo Arenas muere en los 90s y se dejan ver nuevamente los centauros.