Un ramillete de rocío, el amor en el centro del huracán

Un ramillete de rocío es el segundo poemario de Valeria De Vito, publicado por el Sello editorial El Ojo del Mármol en el 2016.

Después de leer el libro, la primera pregunta que se me impuso fue ¿Por qué seguimos insistiendo en escribir sobre el amor?, pero al mismo tiempo surgió esta otra pregunta ¿Cuál es el riesgo que corremos al hacerlo?  Ya dijo Cernuda un siglo atrás “Cada vez que amamos nos perdemos”; y al mismo tiempo cada vez que el amor amenaza con fugar, con romperse también nos perdemos. Un ramillete de roció es la historia de esa perdida, el trazo del desencanto en los actos cotidianos, el miedo de esa distancia que parece nublarlo todo hasta volverlo incomprensible. Escribir sobre el amor es volver sobre uno, pero sobre ese uno que es siempre en relación al otro amado. “Quiero abrazarte y no sé donde estas” dice la voz en el poema. Hablar sobre amor, aún si lo conquistamos o si lo perdemos es hablar sobre nuestra propia fragilidad y la dependencia de todo ser humano respecto a los demás. Creo que la poesía que se atreve a cuestionar al sujeto racional que todo lo sabe; y pone en el centro de la escena a un sujeto que ama y que en la experiencia del amor se pierde y se interroga, se encuentra y se vuelve a perder, implica una enorme osadía. Valeria De Vito se toma en serio ese riesgo.

Pero Un ramillete de rocío al mismo tiempo es mucho más que eso. Los poemas que conforman este libro, nos atrapan y nos dejan dando vueltas una y otra vez, porque no trazan una línea en el tiempo, una flecha con una moral y una dirección determinada, más bien estos poemas tienen la capacidad de mostrarnos las contradicciones en las que vivimos. Este poemario no apunta a una experiencia cerrada, no se trata de una ética cristalina, más bien se trata de nuestro propio reflejo en un charco de agua después de un día de lluvia, borrosa y a punto de evaporarse en cualquier momento, o un caleidoscopio que al girarlo produce un sinnúmero de imágenes. Por momentos llega a tocar la luz del sol,  “Imagino un pronóstico nuevo: el sol cierra en un cielo rojizo” dice la voz en el poema y por momentos las imágenes se vuelven oscuras, aterradoras y la naturaleza se seca.

Estas contradicciones se encuentran incluso en la sinonimia: una mariposa o un murciélago que se golpean la cabeza contra un vidrio, el rojo en los labios, el rojo del llanto. Todo el poemario evoca imágenes concretas, objetos, una sonoridad precisa, el cambio de tamaño en las letras; algo hace ruido, y Un ramillete de rocío logra parafraseando a Pizarnik, explicar con palabras de este mundo aquello que partió. Valeria De Vito no resigna recursos lingüísticos cuando trata de dar cuenta de lo que sucede alrededor del desamor, eso vuelve al poemario absolutamente rico en sus significantes, pareciera que esta experiencia límite, que desborda lo racional necesita explotar todas las formas del decir, porque ninguna alcanza a significar por completo esa fragilidad.

Este oleaje que presenta el libro produce un efecto extraño en el lector, no sabemos qué imagen de nosotros mismos nos va a devolver la lectura.  Es tan difícil pedirle a estos poemas que nos devuelvan una verdad. Yo le pondría al libro una etiqueta de “Cuidado” o de “Leer con precaución”  y diría que solo es apto para valientes, para aquellos que se atrevan a “Amar y desarmar una bomba del tiempo” como dice la voz en el poema.

La sociedad moderna, como ya dijo Barthes desacredita el sentimentalismo, el sujeto amoroso queda solo y expuesto, y es capaz de caer en el más absoluto vacío. Por suerte existen libros como esté que nos acercan, que nos invitan a involucrarnos a partir de nuestro propio derrumbe. Este poemario es una crítica perturbadoramente bella sobre la identidad del sujeto amoroso, cómo podemos decir yo, cuando nos estamos yendo, cuando nos estamos perdiendo, como podemos decir donde estamos, como podemos nombrar a la naturaleza de una única forma cuando hay un remolino interno que sacude todo.  

A %d blogueros les gusta esto: