Ediciones Hungría es una editorial independiente, creada por Rodrigo Téllez Repetto (a.k.a. Teie) en 2011. En seis años ha publicado doce títulos, que se distinguen por sus autores, sus contenidos y, sobre todo, por su diseño. Además, se destacan porque en ellos se refleja la propuesta de su editor, en la que hay una idea abierta del libro y de la propia publicación.
La entrevista transcrita (y limpia de ruido) aquí fue hecha en el restaurante 123, en el centro de la Ciudad de México, el 25 de agosto de 2017. En ella, Teie —a quien tuve la fortuna de conocer en un taller de música en 2014, y quien fue mi vecino por casi dos años— cuenta desde cómo se le ocurrió crear la editorial, cuál es su método de trabajo hasta algunos detalles del proceso de algunas de las publicaciones que han hecho hasta la fecha, así como datos de su formación que han ido forjado la identidad editorial y que la hacen destacar en el mundo de las editoriales independientes en México.

Más allá de la información que puede encontrase en línea, ¿cómo se te ocurrió crear Ediciones Hungría? ¿Y cuál fue el paso entre la idea y hacerlo?
T: Creo que tuvo dos momentos. Yo estudié Cine, fui de la primera generación de Centro. Cuando terminé, hice un cortometraje que se llama Los pormenores de la caza, cuyo protagonista es este chavo de veintitantos que se encuentra un libro muy extraño y al abrirlo le empiezan a pasar cosas que suceden dentro del libro. El libro comienza a contar su historia. Él se obsesiona y va en busca del autor, que se llamaba Jaime Chester y está editado, precisamente, por Ediciones Hungría. Así que Hungría empezó en la ficción.
Luego, cuando terminé la escuela, en 2008, freelanceaba cosas de video y diseño web. Entonces tuve la idea de, en vez de entregar tarjetas de presentación con mi nombre, pues nadie me conocía, hacer tarjetas utilizando un frente, una empresa, y las hice a nombre de Ediciones Hungría y bajo ese sello estuve trabajando en principio cosas multimedia.
¿Y como editorial?
T: Siempre me han gustado mucho los libros. Veía en internet muchos de artistas que me gustan, libros muy bonitos que no veía en México. No sabía de editoriales que editaran cosas más tiradas hacia lo gráfico… y ahí es como cuando de la nada (nombre es destino) Ediciones Hungría se convirtió en una editorial.
¿Qué fue lo primero que editaste?
T: La primera publicación fue en 2010 y fue una serie de fanzines que imprimimos a inyección de tinta. Sucedió que unos amigos de Canadá estaban en México y nos armamos un workshop de un fin de semana. Todos hicimos ideas para un fanzine. Teníamos ciertas reglas de número de páginas, podía ser a color o blanco y negro, como quisieran. Hicimos un tiraje muy pequeño, como de 35. Bueno, 35 paquetitos con seis fanzines.
¿Luego?
T: Le enseñé esos fanzines a unos amigos de universidad que estudiaron Comunicación Visual. Ahí fue cuando ellos me mostraron algunos proyectos de libros que habían hecho para una clase y la verdad me gustaron un buen, y se me hizo una buena idea como apostar por nosotros, por mi generación. Tenía esta sensación de que las generaciones un poco más grandes, bueno, ni tan grandes, si yo tenía entonces 28 años, gente de 32, 33 años, yo sentía como que no daban un peso por nosotros. Como que ellos se empezaron a ganar su lugar en el ámbito cultura y, aparte, como que en todo este ámbito toda la gente quiere estar en el mismo lugar, como que todos están en la esquina y les vendieron que la esquina era el mejor lugar y no dan chance de que alguien más se vaya a esa esquina. Entonces dije “vamos a hacerlo nosotros” y así surgió. Me puse a buscar proveedores, a resolver algunos asuntos legales y edité los proyectos de esos amigos cercanos que, además de buenos amigos, son muy talentosos y con los todavía colaboro.
¿Nombres?
T: Manuel Bueno, Maru Calva, Javier Sirvent, Santiago da Silva.
¿En qué fecha fue eso?
Eso fue hasta 2011, unos tres años después de haber empezado con el frente comercial de Ediciones Hungría.
¿Y esos primeros libros se publicaron tal cual te los presentaron los autores o se hicieron modificaciones? Y, dado que muchos de esta primera tirada tienen cosas en común, ¿tú ya pensabas en una colección?
T: En el proceso fuimos modificando algunas cosas. Lo que tienen en común es que casi son facsimilares de las libretas originales. Manuel tenía dos libretas moleskine donde hacía esta compilación de frases. De hecho, eran cuatro, pero eran muy delgadas y decidimos juntar dos, que eran azules, en la Libreta azul, y las dos verdes en la Libreta verde, que está por salir, la semana que viene se imprime. Tratamos de mantenerlas lo más cercanas al espíritu de su moleskine.

El de Maru, Antes de dormir, también es una edición facsimilar, sobre todo porque era un ejercicio muy íntimo. De éste hicimos un tiraje muy corto precisamente por eso, porque ella no quería que muchísima gente tuviera acceso a estos dibujos que para ella significaban mucho. Y creo que hace un buen trabajo, sí puedo ver la presencia de Maru en ese libro; sí sé que estoy viendo algo que para alguien era muy importante, muy personal. El trabajo con Móviles de Javier Sirvent fue casi escanear y buscar a alguien que imprimiera a buen nivel.
Pensándolo así, desde el principio tenías una idea diferente de lo que era un libro, como tirado más a libro de artista. ¿Nunca tuviste una crisis existencial con la identidad de la editorial?
T: Al contrario, creo que esa era la gran ventaja de ponerme a hacer esto sin ser un persona de letras o que se dedica a hacer libros por profesión. Así que para mí era tan válido tener esta serie de collages, que son los Móviles, como tener los libros más parecidos a un libro. Es algo que nunca me cuestioné. Sobre todo porque me interesa mucho el diseño y también los objetos bellos.

¿Qué libros recuerdas haber tenido de niño?
T: Recuerdo tres libros. Me viene a la mente un set de La isla del tesoro que me regaló mi papá. Cuando él era niño leyó ese set y tengo el recuerdo de haber leído la edición que era de él. Me acuerdo mucho también de una colección de Time Life, que era una enciclopedia como del cuerpo humano y casi todo era ilustrado. Había un protagonista que era este personaje japonés a morir y que te enseñaba los mocos, la cerilla, sobre tu cuerpo, de una forma muy divertida. Y el otro, que ya de adolescente, fue el libro de toda Mafalda. Este tomo-tabique que devoré y quedó deshecho. Tuve que tirarlo de las condiciones en las que estaba.
Lo preguntaba porque quizá desde entonces comenzaste a formarte una idea de lo que podía ser un libro. En los que mencionas sigue la constante de lo visual. ¿Y el logo?

T: Antes usábamos un logo más tipográfico que sólo decía “Ediciones Hungría” y yo estaba buscando algo mucho más icónico y justo en ese momento Gil estaba haciendo unas cosas con planos isométricos y de pronto hizo una h mayúscula y la vi en un block y le tapé una parte dije “ahí está; es una silla, es una h”. Siempre se me ha hecho muy bonito que, a pesar de que puedes hacerlo de pie o acostado, regularmente te sientas en una silla para leer… Una buena silla siempre es un plus…
Una vez que tuviste los libros, ¿cuál fue tu movida para venderlos y distribuirlos?
T: Todavía no logro descifrar bien cómo hacerlo. Lo que hicimos al terminar los libros fue una fiesta para presentarlos y tuvimos la buena suerte de que causaron una buena impresión en mucha gente. De entrada en el Museo del Eco nos dieron chance para presentarlos porque les gustaron los libros. Un amigo me ayudó a diseñar un mueble para exhibirlos. Sí traté de que fuera una experiencia y confiaba en que si yo consumía libros de estas editoriales que me gustaban en Suiza, en Francia, en Estados Unidos, estando en una ciudad de veintitantos millones de personas, había por lo menos mil personas que podían comprar ese libro, por pura estadística y aprovechando ese boom de “lo local” que estaba entonces. Y dije “somos locales, sí se puede”. Me hacía sentido.
Hago cosas que me gustaría tener, básicamente. Y me gustan mucho muchas cosas, y si puedo hacerlas yo, las hago yo; y si no sé hacerlas yo, busco a alguien que me ayude a hacerlas…
Todo se vendió muy bien en el evento y se corrió la voz muy rápido, pronto nos empezaron a invitar a ferias y a algunas tiendas, porque en ese momento empezaron a surgir tiendas de diseño local. Happening, que lleva yo creo que desde 2011 en San Ángel, por ejemplo. Sentí que las condiciones estaban dadas. Para mí nunca ha sido importante llegar al Péndulo o a Gandhi, creo que esos lugares no tienen idea de lo que está sucediendo. No sé, sí fue como un salto al vacío de invertir mi dinero, porque fue una inversión de dinero propio en creer en el talento de mis amigos y en el mío para seleccionar cosas y llevarlas a buen puerto.

¿Ahí estabas trabajando tú solo? ¿Con quién estabas trabajando?
T: Era un equipo bastante bueno, que era Gilberto Hernández, con quien hice el logo, y Eva Posas. Hicimos buena mancuerna y al final lo que sucedió es lo que pasa cuando tienes proyectos con gente con la que estás involucrada sentimentalmente, a veces las cosas pueden salir mal…, pero siempre ha cambiado la gente, desde proveedores, hasta la gente que me ayuda a formar los libros. Ha estado en cambio constante. Ésa fue una buena época, estando con ellos dos. Y justo con Eva tenía un blog de cosas que nos gustaban, pasábamos días buscando artistas, ilustradores, diseñadores de moda, industriales. Se llamaba Colour Me In, y generamos un público bastante grande y aprovechamos el blog para darle promoción a los libros y eso fue bueno, crear tu propia ventana de comunicación. Nos sirvió bastante. Ya después el blog se murió, y aunque ya está roto, ahí todavía sigue el archivo.
Y después de esa primera tirada de libros, ¿cuánto tardaste en publicar otros?
T: Después de esa tirada de libros… digo, en este momento estaba muy efervescente el asunto fanzinero, y había mucha gente haciendo fanzines, artistas también jóvenes de la ciudad.
Crónica del fanzine en México….
T: [Risas] Y estos chavos empezaron a hacer sus reuniones, y gracias al internet nos fuimos encontrando. Nos invitaron ellos a sus ferias, por ejemplo, al Zin Amigos. Y era raro porque nuestros libros eran como más “formales” y ellos su constante era: fotocopia, engrapado, stickers… También fue el nacimiento de toda movida mucho más punk, una onda que contrastaba con nuestros libros, pero al final sí teníamos un espíritu en común. Y gracias a eso he conocido a mucha gente, a muchos amigos…

Y en uno de estos encuentros conocí a Marti Guerrero y a su personaje Tim, y desde un principio me fascinó, me gustó un buen: sus historietas y el personaje me llamaban mucho la atención. Y me acerqué a Marti y le propuse trabajar algo con Hungría. Y siempre que hago este acercamiento es un poco con carta blanca y es como “qué se te ocurre, como qué has tenido ganas de hacer toda tu vida”. Y Marti me dijo “Tim, me encantaría hacer un juguete” y me puse a hacer scouting de proveedores.
Que ahí ya el proceso es distinto desde el “producto” que estás creando. De hecho, cuando te preguntaba lo de los Móviles y tus libros de niño era para entender cómo conceptualizabas tu “el libro”, para ver qué entraba y qué no. Por lo que veo también estás pensando quizá en algo más “ de colección”.
T: Ahí sí yo creo que es como, no un gran berrinche, pero sí un gran capricho. Es como “mi capricho”. Hago cosas que me gustaría tener, básicamente. Y me gustan mucho muchas cosas, y si puedo hacerlas yo, las hago yo; y si no sé hacerlas yo, busco a alguien que me ayude a hacerlas…. Nunca lo pensé como “ah, editorial y solo libros”. Si me dice Marti “vamos a hacer una figura”, pues es como “está increíble, me encantaría ver esa figura, ¿cómo le hacemos?”. Y nos las ingeniamos y vamos a ver con quién. Así surgieron otras publicaciones que no son libros, y “publicación” en el sentido más básico de la palabra: hacer público algo, poner al alcance de los demás un objeto.
¿Cuántos títulos han publicado hasta ahora?
T: Los fanzines, Libreta azul, Día de asueto, Antes de dormir, Móviles, El arte nuevo de hacer libros, Tim, Kalevi Helvetti, The Bergman Tarot, Oficial de Nada: diez títulos en seis años.

Yo no sé si son muchas o pocas publicaciones en seis años, pero sí hay que tomar en cuenta que no son convencionales a la hora de producirlos. Entonces también puede ser una inversión mayor. Lo que tampoco sé es si hubo una pausa cuando te fuiste a Finlandia.
T: Fue muy intermitente y justo en este momento del Tim, a finales de 2011, la cosa se volvió difícil a nivel personal, y me costó mucho trabajo enfocarme. Además, el Tim fue un proyecto muy accidentado… Y luego apliqué para hacer una maestría en Finlandia y me la dieron.
¿De qué era la maestría?
T: Administración de Empresas Creativas.
Ya traías ese rollo…
T: Sí, justo mi lógica fue “tengo una empresa creativa y no sé manejarla…”
¿Y con qué proyecto entraste?
T: Entré con Hungría. De hecho, fue gracias a Hungría que me dijeron que sí y ya, me fui. Estuve dos años allá, y en esos dos años y estuvo en pausa.
Pero no tanto porque finalmente allá estabas gracias a Hungría entonces de alguna manera le estabas dando seguimiento
T: Sí, y Eva le dio seguimiento estando acá. Ella iba a las ferias y a pesar de que no hacía gestión de proyectos, sí administraba bastante bien.

¿Qué dirías tú que aportó tu estancia en Finlandia a la editorial?
T: Ahí me di cuenta de muchas cosas sobre la ciudad y el país. Yo, estando en Finlandia, en búsqueda de hacer un poco de dinero, le proponía a gente que conocía en la maestría… Me llevé una cámara y tenía equipo allá, y aquí en México hacía muchos videos para museos y para instituciones culturales, y tenía un plan para hacerlo allá en un museo de un pueblo en el que estuve… Y como que la gente no se animaba. Mis compañeros no estaban dispuestos a dejar su dinero del sindicato de estudiantes, porque si ellos quisieran hacer un video conmigo y vendérselo al museo, ya implicaría recibir algo de dinero, pagar impuestos y ellos tendrían que darse de baja del sindicato de estudiantes y abrir una empresa, y eso era perder su dinero e invertir cinco mil euros cada quien. Entonces me di cuenta de que en México pedimos perdón, no permiso, y todos estamos abiertos…
Y sin lana, además. Tenemos mucho la “cultura” de lo gratis. Así de “cuánto me cobras” y tú “no, no, no, ahí luego pasas”.
T: Sí, y esta visión fue un poco extraña, porque por más que sí hay un buen de vicios, como que de no valoren tu trabajo o que se tarden un chingo en pagarte, sí hay un buen de oportunidades también. Y tienes la capacidad como yo con Hungría, que hice lo que yo quise… Y algo muy curioso fue el proyecto de tesis de la maestría, que fue el libro que hice con Pertti.
Fue un poco raro para mucha gente que un mexicano random llegara a hacer un libro de un ícono, porque a fin de cuentas creo que Pertti es un ícono, porque todo el país los conoce, todo el país está orgulloso de ellos y de su excentricidad, y de repente que ese güey random hiciera ese libro no fue muy bien recibido, a pesar del hecho de que se vendió todo y que el libro está ya agotado…
Fue para mí muy natural conocerlo, y yo sabía de la banda… pero yo lo sabía en un nivel muy básico, sabía que había una banda de gente con retraso mental haciendo punk en Finlandia. Y en la maestría, en mi clase estaba la esposa del dueño de la disquera que editó los primeros sencillos y el LP de la banda, y dio la casualidad de que nos hicimos muy buenos amigos. Y forjamos una buena amistad, ella su esposo y yo. Y fue a través de él que descubrí todos los aspectos de la banda, desde el documental que les habían hecho y fui a varios toquines y él me presentó al manager con quien ya después tuve trato para hacer el libro.

¿Con quien trataste fue con el manager?
T: Sí, Pertti no habla inglés. Y el manager es un tipo de buen corazón que ha estado con la banda desde el principio. Él es músico y apasionado y aficionado de la música. Y para él ha sido muy importante su trabajo y darle a la banda estos reflectores que han tenido desde hace unos años. Entonces, te decía, fui a un par de conciertos y luego me enteré de que Pertti, además de tocar la guitarra principal en la banda, tenía como un show donde se disfrazaba como de vampiro o maestro de ceremonias de ultratumba y recitaba cuentos y poemas, y como que era él completamente en su alter ego, que se llama Kalevi Helvetti.
pertti is a sweet person and sun just shines
Pertti Kalevi
Y lo vi y sí me voló la cabeza, y aunque no entendía porque aprendí lo básico de finés, no sabía de qué estaba hablando, pero el performance fue impactante y viendo las portadas de los discos me di cuenta de que las portadas eran de él y fue así que alguna vez el manager le envío a mi amigo, que era el de la disquera, un fanzine que querían imprimir para un toquín, y este amigo me enseñó el fanzine, eran unos cómics del Pato Donald y al momento de que los vi me voló los sesos y dije “este tipo es un genio”. Su línea…

Y fue así que me acerqué al manager y le dije “me gustaría mucho ver qué es lo que tiene Pertti para publicarle un libro” y él inmediatamente dijo “sí, perfecto”. Y cooperó de una forma muy espléndida, me dio un folder lleno de dibujos y de textos y yo lo que hice fue, con otra amiga que conocí en la maestría, le pedí ayuda para traducir algunos de los textos. Y le dije “confío ciegamente en tu opinión para que me digas cuáles crees que son los mejores y vamos a hacer este libro”. Y ella me ayudó a traducirlos y a hacer una selección. Y los depuramos un poco, pero ya. Y una vez que supe de qué iban los textos, yo elegí los dibujos. Y el libro se formó de una forma muy natural, con un gusto muy grande de todos por hacerlo suceder.

A Pertti lo agarró un poco de sorpresa. Fui y le llevé el libro y él dijo “ah qué bien, ya he estado en el cine, ya he estado en la tele, ya he estado en la radio, ya tengo un disco y ahora tengo un libro”. Su reacción fue lo más bonito: siguió haciendo lo suyo.
¿Y luego hicieron un video?
T: Sí, el video fue para promocionar el libro. Fui a su casa y grabé como un miniperformance de él disfrazado de Kalevi Helvetti.
¿El libro dónde se imprimió?
T: El libro se imprimió acá en 2014. Una amiga aquí en México, Mariana Alfaro, hizo el diseño editorial. Y Eva se encargó de la producción. Y algo muy interesante que sucedió fue que obviamente yo no conocía el medio en Finlandia, hice lo que hacía aquí. El hecho de ser un extranjero hizo que mucha gente no me prestara atención, el hecho de que yo le mandara un boletín en inglés a periodistas culturales como que inmediatamente me puso en una posición de desventaja. Fue un poco raro para mucha gente que un mexicano random llegara a hacer un libro de un ícono, porque a fin de cuentas creo que Pertti es un ícono, porque todo el país los conoce, todo el país está orgulloso de ellos y de su excentricidad, y de repente que ese güey random hiciera ese libro no fue muy bien recibido, a pesar del hecho de que se vendió todo y que el libro está ya agotado…
¿Cuántos se imprimieron?
T: 500, ésa es la única vez que he vivido de hacer libros.
¿Y cómo hiciste para venderlos?
T: Yo presenté mi tesis y me regresé y ya estando aquí lo vendí por internet y es una chambota: comprar las cosas, empaquetar… Me aventé dos meses casi envolviendo libros: y había que revisar las órdenes, darles seguimiento, porque se esos 500 yo creo que 400 se quedaron en Finlandia. Pero imagina el hecho que tienen un libro de un ícono de su país hecho por un mexicano e impreso en México… y fueron al final una serie de coincidencias muy bonitas.
¿Desde Finlandia no habías publicado nada?
T: El tarot de Bergman, en 2015. Y ahora en 2017 otros tres: Oficial de Nada, Libreta verde y Ecatepec.
¿Y con el tarot qué?
T: Pues tenía una serie de capturas de pantalla de personajes, espacios, lo que me parecía más rescatable de las películas de Bergman y también fue muy natural destilarlo y tratar de ponerle nombre a lo que significaba para mí cada elemento y hacer una baraja. Siempre me ha gustado esta onda del azar, de las cartas… Y se me hizo chistoso que pudieras cambiar de punto de vista a través de este juego de cartas, que aprovecha estos temas universales de las películas de Bergman para que también encuentres puntos de conexión contigo y estas palabras y estas imágenes. Hice primero un tiraje de 300 muy austero y ahora hice una más formal, con cartas plastificadas.

¿Y la distribución ha seguido en ferias?
T: Sí, básicamente en ferias, que afortunadamente cada vez hay más. Los métodos de distribución de las grande editoriales no funcionan para las editoriales pequeñas. También otro lugar son las presentaciones. Y las ferias más fuertes para mí son Index y Paper Works.
¿Y qué otras publicaciones siguen?
T: Justo ahora para Paper Works voy con el tarot nuevo, Oficial de Nada, Libreta verde, segunda parte de la Libreta azul, que ya se agotó también, y un libro de un amigo al que le gusta que le digan Perro, se llama Ecatepec el libro y son paisajes de este municipio… brutal.
Para mí es muy natural, casi casi lo primero que pongo en mi casa es mi librero y a la persona a la que le permito entrar a mi casa va a tener acceso a esta serie de objetos que contribuyen a cómo soy como persona.
Pues, ¿una frase para terminar? Si Hungría se acabara mañana qué… ¿Qué crees que te falta hacer? Yo creo que te has permitido hacer un poco de todo… ¿no?
T: Yo creo que es muy necesario que existan editoriales pequeñas. Tal vez no se siente, pero sí estamos generando un cambio en el panorama cultural del país. Y sí creo que dándole voz a artistas talentosos y desconocidos sí promovemos un cambio positivo y creamos riqueza cultural. Pero es muy difícil la verdad, hacerlo sustentable, y ésa es la gran pregunta. Y también batallar. Siento también que la cultura del libro poco a poco se extingue y que mucha gente no sabe qué hacer ya con un libro… Para mí es muy natural, casi casi lo primero que pongo en mi casa es mi librero y a la persona a la que le permito entrar a mi casa va a tener acceso a esta serie de objetos que contribuyen a cómo soy como persona. Y creo que nosotros seguimos haciendo el esfuerzo por enamorar a la gente y no sé, es complicado, lograrlo, vivir de esto. Y ahora estoy en un experimento, dedicándole todo el tiempo al proyecto que siento que se merece, pero viendo también por otro lado cómo hacerle… hay que pagar la renta.

Y es muy bonito que tengas al editor en las ferias diciéndote el precio de un libro y buscando el cambio con el de al lado y explicándote sus propios libros. ¿Has hecho otra labor como editor además de los libros? ¿Talleres?
T: Di un taller en Oaxaca este año, mi primera incursión al mundo del taller y de dar clases. Precisamente era un taller sobre estrategias de gestión editorial. Hay un montón de herramientas y de tips muy sencillos que la gente desconoce. Y en noviembre voy a dar un taller en una galería que se llama ESPAC, de arte contemporáneo, ellos tienen esta exposición sobre cine y arte contemporáneo y voy a dar un taller sobre esta traducción de elementos cinematográficos a otro tipo de objetos, como el tarot.
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El sábado 21 de octubre de 2017 se presenta Ecatepec, la publicación más reciente de Hungría. La cita es a las 20 hrs en Bandini Espacio Cultural (Bucareli 69-a) en la colonia Juárez, Ciudad de México. La invitación está por acá:
No está de más decir que después del terremoto del 19 de septiembre esta editorial donó algunos de sus libros de sus novedades para una venta de recaudación de fondos para los damnificados. Y que si bien las publicaciones de Hungría hablan por sí solas, vale la pena tratar de regresar algo de lo que ha aportado a las publicaciones independientes y en momentos de emergencia. Acá está su tienda en línea donde, además, tienen otros productos como pines muy chulos.
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La página personal de Rodrigo es ésta, y en ella pueden verse otros proyectos, entre ellos un libro disponible en línea sobre el espacio público.
[Gracias infinitas a Teie por la confianza, el tiempo y la paciencia].