Me conformo con tan poco
El bar estaba medio vacío,
la birra era mala
y vos tomabas sin parar.
Salí a fumar al patio
y me acordé cuando podía hacerlo
sin problemas adentro.
(nos prohíben todo, nos sacan lo mejor).
La música sonaba tan alta
que cada vez que me gritabas al oído
tu voz temblaba.
Sacaste un porro y nos fuimos
a fumar a la vuelta.
(antes los pibes tomaban en la mesada del baño).
Te miré el escote,
y te diste cuenta. Sabías que tenías todo controlado.
Me sacaste la tuca,
y los dedos se me quemaron con la brasa larga;
entonces sacaste un cartón del paquete de cigarrillos
armaste una tuquera.
(estábamos locos, los ojos nos sangraban).
Me preguntaste:
¿Por qué seguís con la escritura?
Te respondí:
No puedo dejarlo, como al escabio.
Te reíste con todos los dientes,
prendiste un pucho y me lo pasaste.
La complicidad era perfecta,
sin embargo, cuando te pedí que me ayudes
con unos versos, ideas sueltas y anotaciones que tenía,
me dijiste que el taller lo dabas los sábados,
de seis a nueve, en la zona de Congreso.
(todo tiene un precio, incluso cuando la chica que te gusta se
va con vos al telo).
Nunca pago el taxi,
pero esa noche lo hice porque estabas muy borracha.
Aunque me hubiese encantado
verte sobria en la ducha cantando,
con todo el jabón chorreando por la espalda
hasta la rejilla llena de pelos
donde todo se va a los caños;
o pasándote crema por las piernas,
con la toalla enroscada en el pelo
y las tetas como dos gotas
colgando hacia abajo.
*************************
Cigarrillos y whisky con Foucault
Leer a Foucault de madrugada
después de una semana de laburo,
no sé si me produce placer
o confirma mi desazón que arrastro
desde chico
cuando decía que no quería ir a la escuela.
Nunca entendí bien
ese consejo que me daban
de no pensar tanto en las cosas.
***************************************
Todo en orden campeón
Los locos dopados en los neuropsiquiátricos
sufriendo,
los adictos tomando para
no bajar,
los borrachos de caravana por los bares,
o los solitarios
abrazados a la botella hasta perder
la noción,
gente muriendo en los hospitales,
familias durmiendo
en la calle;
yo acá, en la vereda fumando un cigarrillo,
acelerando mi muerte
y buscando vaya a saber que felicidad.
Todo está en orden,
mañana hay que madrugar.
Pasó el reviente (Editorial el ojo del mármol 2017)