es muy largo el camino a tomar desde el casco antiguo de la ciudad hasta mi casa. yo me encontraba completamente sobrio, incluso luego de haber tomado lentamente de un vaso muy pequeño hecho de un material parecido a la madera, que contenía un licor rosa con puntos negros dulces. bebí como si fuese té o algún brebaje místico. la casa invitó la ronda, o eso asumo, no recuerdo haber pagado en lo absoluto. esa noche me presentaba a leer poesía en el bar. un buen amigo guitarrista lo organizó todo y pensó que era una buena idea realizar el evento con poetas y músicos. toda evidencia de mi existencia durante esa noche fue desintegrada. para ese entonces, me encontraba escribiendo un poemario colorido acerca de la persona con la que me encontraba. pasada la media noche, cuando ya todo había culminado, solicité mi transporte, el cual llegó en casi treinta minutos. es extraña la sensación de subir al vehículo de un desconocido, más cuando piensas que el conductor intenta inventar forzosamente una conversación en la que cualquier opinión que des como cliente, está bien para él, incluso cuando al aceptar tu punto, el contradiga cosas que él ya ha mencionado. el conductor permaneció callado por un largo momento, luego de haber hablado acerca de música, deportes, política, y esos temas que parecen no tener un final al momento de debatirlos, hasta que el vehículo se encontró en la soledad de una carretera con poca iluminación y sin otros automóviles. el sujeto dirigió su mirada hacia mí y preguntó… ¿cuál es el color de la nada? permanecí en silencio por un instante, hasta que le di mi respuesta. intenta imaginar un color que nunca hayas visto: la existencia de aquel color no existe. de hablar metafóricamente y si nos volvemos teóricos, podríamos implementar una “teoría del color del vacío”. considéralo el cuatro treinta y tres de john cage en tu paleta de colores… un tacet tan extendido y prolongado hasta donde tu lienzo alcance ¿cuánta importancia tiene la cantidad de color que añadas a tu lienzo? ¿hay importancia en cuantos colores añadas a tu vida o cuanta vida traigas al mundo? ¿escucharías cuatro minutos y medio de silencio esperando callado el final? ¿cuánto ruido hace el árbol que cae en el bosque solitario? ¿el vaso está medio vacío o medio lleno? quizá, el vaso ni siquiera existe… aunque el vacío sea infinito, es imposible crear a partir de nada. solo existimos nosotros y el cielo que no envejece, rodeados de unos cuantos átomos formados de paz… ¿porqué temerle al vacío? ¿realmente se debe estar lleno de todo? ¿o el vacío no existe por alguna razón? ninguna de esas preguntas está para ser respondidas, simplemente existen para ser adaptadas a tu manera de existir o tal vez para crear más vacío en tu cabeza. si teniendo los bolsillos vacíos no es posible definir quién eres, lo que te llena mental o espiritualmente tampoco puede hacerlo. el cuerpo físico humano nace lleno de órganos, sangre, músculos, huesos, pero la mente nace vacía… el ser humano solo es capaz de pensar con las palabras que ya conoce… ¿sigues pensando que el vacío no es necesario? sin el vacío no hay nada que llenar. la existencia está basada en átomos, pero los átomos son mayormente espacio vacío, claro, podemos tocar las cosas, podemos sentir las cosas, pero nosotros imaginamos nuestra propia existencia, la voz en nuestras cabezas es lo que existe, podemos manipular y alterar nuestra realidad en base a eso. todo es mayormente nada. y puedes ver cerca de lo que tienes frente a ti, los pequeños pedazos y espacios entre todo lo existente. al cerrar tus ojos ¿qué ves? cierra tus ojos… mira otra vez… frota tus ojos hasta que venga el color… el color de la nada… tan hermosos que vuelve a cualquier cosa irrelevante. la existencia misma es irrelevante. nuestra existencia es nuestra inexistencia en esta masa infinita en la que nos encontramos. nuestra existencia es insignificante, y a su vez, el universo es insignificante para nosotros. la vida es en un momento lo que la vida es en una era. somos polvo nacido de una estrella poseída por muchos antes de que llegase a nosotros, somos las marcas de nuestros ancestros que están en nuestra piel, en nuestra sangre, en las arrugas que se acumulan en los cuerpos como los ríos del tiempo que mantienen los recuerdos como heridas que se reconstruyen con cada experiencia nueva… el recuerdo de un recuerdo, la copia de una copia… jugamos a susurros chinos con nosotros mismos, y nuestra presencia es la que define al espíritu de los árboles, y las playas, y los mares… los espíritus existen, te agrade o no, y negar su existencia es negar tu capacidad de pensar como individuo. justo en ese instante, llegamos a la entrada principal de mi casa, por lo que me despedí del conductor, me bajé del vehículo y le di una buena calificación en la aplicación.
