Cómo entender que somos las esquirlas
del sueño que se quebró
al contemplarnos desnudos.
Cómo asimilar que en un parpadeo puede desaparecer la inocencia,
sin penas
ni dolientes,
solo la oscuridad dando paso a un nuevo sol.
Qué hacer cuando el pecho se agite,
el cuerpo pida gritar
y las lágrimas como un pincel,
recorran el lienzo que no pedimos tener pero debemos amar.
Dónde encontrarnos sin tantas cortesías,
sin tantas precauciones.
Solos
para acariciar las heridas
y darnos el perdón por rasgar a destiempo las ilusiones,
los sueños de infancia
y las paredes del alma.