Afortunados aquellos
a quienes sus abuelos
los sembraron en una heredad.
Y nosotros…
los hijos de los nadies,
de los indios y mestizos innombrables
de los que nada se sabe.
Los hijos del oculto raigambre
que sólo recuerdan
los huertos abandonados…
Nosotros,
los nietos de hombres
que hoy caminan entre los cerros,
los hijos del olvido…
Cargamos a cuestas
el destino de errar,
errar venturosos
en búsqueda de respuestas,
¡pero al final
sólo aparecen más preguntas!
Nosotros,
los hijos de la leña fresca,
tenemos a favor la duda:
Ninguna realidad nos inventa,
ninguna realidad nos juega,
ni nos define.
Somos los libres.
Ninguna realidad nos pone a prueba.
Selva Charrúa, Uruguay.
En memoria a todos los mestizos de la América Nativa, la Abya Yala de nuestros abuelos, cuyos nombres desconocemos, pero han empezado a hablar, a través de los trinos.