Música para mentes en expansión

 

No existen.

No pueden

no saben

ni pretenden,

no encuentran,

las formas.

Jamás podrán las palabras.

No describen,

la voz

no se oye a lo lejos,

la insípida melodía de estar vivos.

 

Son las voces mudas que de pronto se levantan,

arman un batallón de sinfonías étnicas

y suenan en la red álmica.

 

Brillan, alaban las flores cuando escuchan a Dios

y sus pétalos abrazan y sus rostros se abrigan con el calor del sol,

ramificándose hasta la eterna escalera caracol.

 

Más cerca que nunca hablan algunas silenciosas cadenas del tiempo.

La más pudorosa ola de manifestaciones grita, bajito,

pero grita y alguien o algo la escucha a lo lejos y la toma por impulso; porque no puede rechazar a su propia naturaleza.

 

Orzuelo crónico

<<La invisibilidad como instrumento>>

Hay algo en el forúnculo de pus; que estalla de belleza. Es la verdad que aflora desde el centro, es la hermosa imperfección abriéndose paso a paso, descascarado los niveles subconscientes, llegando con el dolor de sus ancestros, colocándose como semilla, regándose poco a poco; creciendo con la fuerza de un volcán de lava micotica.

Le dirán pueril al pequeño dolor establecido. Ya lo ha comprobado,  el tiempo no es la cura, la cura es la verdad, que explota en su presencia.

 

Si las puertas se abren

Y te sangran los empeines,

si desde los portones

gritan tu nombre

y tú le huyes al bullicio.

Si te detienes

y pasas a ser un caminante inmóvil.

Si todo sucede y no sucede,

si pasan las cosas que sueñas

y las pesadillas comen de tus migajas.

 

<Si eres el mal nombrado foco negro y te percibes como luz>

 

 

Tiempos,

 

disidentes.

 

Fuerzas centrífugas,

 

flores reflejos.

 

<La verbalización del sentimiento, siempre va a ser falacia>

 

Tiempos,

retrógrados.

 

Asciende y se desprende,

 

vibra con la sílaba sagrada,

 

cae con su propio peso,

 

busca su impenetrable núcleo.

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