De boca en boca
queda el vaho de una condena
que tu mirada horizontal,
– filo agonizante –
se forzó a custodiar.
Y ahora soy la consciencia
de un náufrago floripondio
que navega en tu palabra vagabunda,
acusado de prever una esperanza fulminante
cuando nadie quería ser el eco perdido
de su propia soledad.
¿Cuántos secretos guardas
en las olas que prolongan tus párpados
cuando tu memoria urgente
rasura los colores?
De tu agonía dilatada
aún se aferra un niño de bambú
que en polvo y sin recuerdo ha de morir,
más hoy insiste en esconderse
tras las medias de su madre
como quien no cierra los ojos
en la espera de que la noche
no llegue a su fin.
¿Cuántos secretos guardas
en las olas que prolongan tus párpados
cuando tu memoria urgente
rasura los colores?