Jorge Ialanji Filholini, nacido en 1988, en Sao Paulo, es una de las nuevas voces del cuento en Brasil. (Socio-fundador del portal Livre Opinião Ideias em Debate, en el que trabaja como editor, columnista, entrevistador y administrador.)
En 2016 publicó su primer libro Somos mais limpos pela manha – Somos más limpios por la mañana (Demonio Negro) y desde entonces sus relatos han llamado la atención de lectores y críticos. Una prueba de esto fue haber sido finalista del premio Jabuti, uno de los premios literarios más destacados de Brasil.
Somos mais limpos… se compone de 18 cuentos que tienen en común el ritmo punzante de sus diálogos, lo que hace pensar que algunos de estos relatos pueden ser declamados o representados en una obra de teatro. Y es que esto es posible porque la literatura de este escritor ha bajado a la calle y sus personajes son seres de a pie, como se evidencia en aquella mujer evangélica que sueña con tener un portón eléctrico en su casa en “ Portão elétrico”, o en aquel hijo que recuerda el final cobarde de su padre borracho, en “Dia bom”, o en el youtuber que, decepcionado de su falsa vida en las redes sociales, va, en un monólogo, despotricando a todos sus falsos seguidores, pero de alguna manera también a sí mismo, como sucede en el cuento “Likes”. Y claro, en el cuento que da nombre al libro, donde una familia ve la muerte llegar con un derrame cerebral a un padre que cuando llegaba a casa, después de fiestas dionisíacas de carnaval, se bañaba y se despercudía lo sucedido la noche anterior, y luego le decía a su hijo ( narrador-personaje) “ somos más limpios por la mañana”.
Es así, que el ritmo de una voz fluida conduce los relatos, que “oímos” y / o “escuchamos” , como en este pasaje del cuento “Vestir o morto”.
“Incharam o seu olho. Socos brancos. A história da minha família termina hoje. O caderno não terá mais o toque da caneta. Os mais encantadores versos… Poemas agora são a sua obra póstuma” (33).
“Hincharon su ojo. Golpes blancos. La historia de mi familia termina hoy. El cuaderno no tendrá más el trazo del bolígrafo. Los más encantadores versos… Los poemas son ahora su obra póstuma”.
Un ritmo que tiene mucho de la oralidad, del habla de hoy en día presente en las calles de Sao Paulo y sus alrededores donde ha vivido el autor. Pero lo que se pasa al papel no es el cliché, no es la frase común. En eso Ialanji Filholini no cae en el facilismo, sino que más bien tensa el arco para que lo oral vuelto texto sea la medida justa para el lector que lee y que a la vez oye.
Sobre la relación de lo oral plasmado en sus textos, Ialanji Filholini revela que si bien le gusta escuchar lo que las personas conversan cerca de él, en realidad es en los textos dramatúrgicos y los guiones de cine donde cree encontrar la mayor inspiración para sus diálogos. “Allá están los mejores, los increíbles monólogos sobre los sentimientos internos y externos de la sociedad. Un Harold Pinter y un Mario Bortolotto te entregan los mejores diálogos”, confiesa.
En cuanto al andamiaje narrativo no es un autor de florituras ni de adjetivos innecesarios y se siente en sus textos una viva realidad brasileña, donde personajes marginales y confusos, urbanos, seres de ciudad toman la rienda del relato con sus voces. Tal vez esto a lectores de otras latitudes los motive o los desaliente. Solo el tiempo lo dirá. Lo que si es cierto es que las lecturas de autores que tratan en sus relatos las crisis de personajes en ciudades problemáticas le han servido como referencia. Así dice que algunos de estos textos que le han tocado son: «O cobrador», de Rubem Fonseca; «Cidade de Deus», de Paulo Lins; «Angu de Sangue», de Marcelino Freire; «Suburbio», de Fernando Bonassi; «Ciranda de Pedra», de Lygia Fagundes Telles; «Laços de Família», da Clarice Lispector; “O natimorto”, de Lourenço Mutarelli; “Capão Pecado”, de Ferréz; “Os Malaquias”, de Andrea Del Fuego, e «Malagueta, Perus e Bacanaço», de João Antônio.
Pareciera con esta lista que el autor solo trilla la senda literaria brasileña, pero como las influencias no son solo literarias, este se desprende del mundo nacional, pues la influencia del cine, las series y las canciones también destellan en algunos relatos. Sobre estas influencias hay que destacar el gusto del autor por algunas grandes voces anglosajonas como Frank Sinatra y Ray Orbison, del que por cierto toma el título de una de sus canciones If You Can’t Say Something Nice para uno de sus cuentos, y no es por acaso, pues en este es como si el ritmo de una canción condujera el cuento de dos hermanos que viven una relación incestuosa. También hay letras en “E aí, topa?”, donde se escucha en un radio encendido Strawman de Lou Reed, y es que en este cuento que bien puede leerse como una escena con feedback, un hombre que duda de su paternidad se enfrenta como un verdadero hombre de paja a un destino que, tal vez como en la canción, vaya directo directo al infierno.
Tal vez algunos cuentos no llegan a ser totalmente desenvueltos, en el sentido que su fuerza inicial cae en un final repentino, dejando atrás un relato que ha podido dar más. Pero esto no impide que en conjunto estos sean afilados. En la mayoría de ellos cuando menos creemos llega el final, que es como un golpe fuerte de un boxeador. Un golpe que sin embargo deja un panorama abierto, pues como el mismo Jorge confiesa, “un buen cuento debe dejar siempre a la interpretación de quien está leyendo”, a lo que agrega: “El cuento comienza siempre viniendo y termina el siguiendo su trayecto, un trayecto que ningún lector sabrá”.
Algunos de ellos tienen la secuencia típica de una crónica, y es que el autor ha estado ligado con el periodismo, y se sorprende que justamente sea la realidad plasmada en los diarios la que esté tomando el lugar de la ficción, pues “hechos que serían apenas imaginables en un libro ahora toman los titulares de los periódicos”.
Así es que la prosa directa de I. Folholini, que toma de aquí y de allá, de una y otra arte y que no se va con metáforas forzadas y que expresa con soltura las miserias físicas y morales, sirve para compactar este primer libro que no busca hacer apología, y más bien sí una crítica, pero una crítica sustentada desde el propio andamiaje literario y no desde la propaganda política ni la defensa evidente de causas sociales.
Dato de cierre.
¿Cuáles son los próximos proyectos literarios de Jorge I. Filholini ?
Estoy escribiendo un libro de cuentos. Planeo lanzarlo en 2019, y tendrá como temática el cine. El cine fue el primer arte con el que tuve contacto. Desde los animados cuando era niño hasta la adolescencia cuando iba junto a mi padre a los videoclubes.
Por ello quiero homenajear este arte increíble con el que crecí y conviví, todos mis cuentos tendrán relación con películas. Ya tengo el título, será “Solo en cines”.
Traducción de la entrevista y trechos de los cuentos: Juan Quintero Herrera.
Crédito de fotos: Divulgación, Jorge Ialanji Filholini.