Para Ariel Lumbreras
Es de lumbre,
de sangre, de fe,
el misterio lúcido de seguirnos encontrando.
Nada es como imaginamos,
y vamos como niños junto a la muerte
al repetir la sílaba primera
del desbocado vuelo en que amanecemos.
En ti he de morir:
soy yo misma
el violento impulso de tu noche enrojecida,
un huracán de 7 lunas
que empaña todas nuestras despedidas.
Hoy rueda el camino
como sombra que escolta al sol;
somos cómplices de una danza,
flores silvestres desangradas por la luna,
cuadrúpedos cultivadores de estrellas,
eternidades frente al mundo
al fin,
hecho de retornos.