Y así se convirtió en… ¿Puta?

Te quiero contar la forma tan simple en la que una sola decisión, como en efecto mariposa pudo cambiar un rumbo, una vida, sueños, y, sobre todo, podría mencionar su nombre, decir de quien te hablo, pero eso sería darle identidad y ella… Ella no la tiene. Él se había encargado de hacerla sentir objeto, como una camisa hermosa que se adquiere un día, se utiliza en cada oportunidad, esa que se lava, se plancha y se vuelve a usar una y otra vez, así hasta que la tela desgastada dice que es momento de cambiar de camisa; así la veía Isaac o ¿es que ella acaso se había convertido en una de esas chicas de uso por unas horas? ¿aquellas que parecen ser muñecas sin sentimientos? Esas preguntas eran la que venían a su mente cada madrugada cuando el fantasma del recuerdo de aquellos días felices venían a golpearla en el pecho para despertarla exaltada.
Hacía quizá una semana, tal vez un mes desde que Isaac se había ido de su vida, pero el asunto era ¿por qué? ¿Su cuerpo sensualmente esculpido o su tersa piel morena ya no era suficiente? Ese que según él, tanto lo volvía loco. ¿Estaba o solo se sentía desgastada? tantas caricias, tantos besos, todos vacíos y sin embargo ardientes por el deseo de su cuerpo que reaccionaba ante él como un imán. Pero es que su historia había empezado de forma inusual, quizá eso había arruinado la oportunidad de algo especial. Se habían conocido tiempo atrás, pero ella nunca había figurado en su vida, no de manera trascendental, no como esas chicas que cautivan con solo detenerse frente a la gente, no, ella lo había intentado y nunca había funcionado.
Pero aquel día cualquiera, todo conspiró, y es que parecía corresponder a un acto cósmico, un instante de magia, un momento de supremacía… así, un cuarto de hotel los unió. Dos conocidos perfectamente extraños estaban por entregarse al desenfreno y aquella noche a la tenue luz de la luna, que se colaba por la ventana el deseo excitante de la timidez los atraparía sin remedio. Él desabrochó con manos temblorosas los botones de aquella blusa transparente, que dejaba ver un pequeño sostén de encaje que hacía pensar que tal vez ella ya lo había planeado. La ropa cayó con desesperación, la desesperación por la insinuación con que ella lo había abordado unas horas antes y como todo un caballero, quizá porque esa era su forma de coger, o quizá porque a fin de cuentas ya se conocían, empezó a besarla y acariciarla con lentitud, él estaba mas que listo para penetrarla y así lo hizo, el tiempo empezó a fluir en sincronía con cada penetración que ambos disfrutaban, en medio de un ligero misterio por descubrirse en la cercanía de esa desnudez aun cuando ya se habían visto tantas veces.
Aquella fue una noche que debía quedarse en eso, la sola noche, pero sus cuerpos desnudos habían generado una atracción tan fuerte, de esas que solo pasan una vez en la vida, o si tienes mucha suerte, dos. Y sin embargo como afrentando con burla al destino o a la vida que le gritaba, “ES UN ERROR” “HUYE” “VALORATE” “PIENSA LO QUE HACES Y LO QUE QUIERES” ella cedió, y así la noche se hicieron días, semanas, meses, porque ella quería una historia de romance y sexo, no como las historias de princesas, no, ella quería algo mas intenso y ella también lo quería a él, quizá por capricho, quizá por ese gran desempeño, así que omitió los razonamientos y se quedó, atrapada entre esas paredes, en aquel simple hotel.
El tiempo transcurrió entre besos y gemidos y así, Isaac dio el paso catastrófico de la confusión y mirándola a los ojos en aquella habitación de hotel que tan bien los conocía, apretando su cintura contra él, le susurró “te quiero y quiero que seas mi novia” “mi novia de cama”, ¿cómo debía tomar aquellas palabras? Quizá debió meditar un poco más y sin embargo solo entendió o quizá solo guardó las palabras >te quiero< y >novia<, para ella eso era suficiente, Isaac la quería y la deseaba también, él la admiraba o eso era lo que tantas veces le dijo…
Ella en verdad era hermosa, inteligente, divertida pero era tímida, cauta y esos “peros” pesaban, aunque no eran obstáculo para que mas un chico deseara tener una noche de placer en sus brazos, además ella era muy coqueta, sabía que podía provocar en ellos e Isaac también lo sabía, pero no importaba porque ella solo quería estar con él y Él, él solo disfrutaba de tener una “novia secreta” que lo complacía y que no lo cansaba con dramas de chica, esa novia que sin compromisos tantas veces deseó compartir con algún otro hombre.
En este punto creo que ya puedes vislumbrar el momento en que ella se convirtió en eso que comúnmente se llama “puta” … si no lo haz hecho aún, te diré, ella cedía a todos sus deseos de hombre excitado, sus textos cada noche eran un mar de erotismo, o ¿pornografía? Es difícil indagar en esas cuestiones, ella lo veía sutil, travieso, sensual, pero seamos realistas, por muy abierto de pensamiento que Isaac pudiera ser, tú también estas pensando “que chica tan estúpida, ¿así pretendía enamorarlo?” y mi respuesta y su respuesta eran: SÍ, por supuesto que sí. ¿por qué no podría enamorarse si ya la quería? Ya lo tenía, solo era cuestión de sacar el amor de la cama, llevarlo al cine a ver esas pésimas películas de acción que tanto le fascinaban y de las cuales podrían burlarse mientras cenaban en algún pequeño lugar, o tomaban un café en la terraza de algún edificio mientras veían caer el ocaso, todo si se meditaba un poco era muy simple.
Todas las chicas sueñan con ser queridas, ser “presumidas” entre los amigos, los conocidos, pero no como un objeto, no como esa camisa, ¡no! Quieren ser presumidas como esa chica linda, inteligente que acompaña al hombre que ama tomados de la mano, como esa amiga, cómplice y amante que le roba sonrisas en medio de la nada y así era como ella esperaba ser vista por él, pero ella había construido o ¿aceptado? Una relación donde solo había sexo, sexo rico con aquella novia buenísima de cama, porque él tenía historia, tenía pasado cuando ellos empezaron ese juego de la seducción y la pasión. Él tenía una amiga que no había cedido a sus deseos y a ella si la quería llevar a comer a restaurantes, a ella si la quería ver sentada junto a él mientras tomaban café viendo la noche caer.
Para esa amiga suya Isaac ya tenía planes, quizá cuando él por fin tuviera una vida menos caótica, cuando pudiera ser mas estable entonces y solo entonces, le podría pedir a ella que fuera su novia; su novia de todas las formas, novia de café, novia de cine, novia de salidas al parque, novia de platicas, tantas formas de ser novia y sí, por supuesto que sí, también novia de cama, pero no sin incluir a las demás formas de ser novia.
¿Todavía hay duda de el momento en que se convirtió en puta? Es simple, ella se convirtió en Puta en el momento exacto en que se escondió tras las puertas de una habitación de hotel para robarle besos y caricias a sus ilusiones, ella se convirtió en puta y en objeto cuando cambió sus anhelos por unos “TE QUIERO” llenos de vacío, ella se convirtió en puta cuando después de aquel mensaje que decía “sí, me encariñé contigo pero solo era sexo, nena” llegó al espejo y no vio nada, no había mujer ahí, ella se convirtió en puta y no necesitó ir de cama en cama, vendiendo su cuerpo a tantos hombres, ella se convirtió en puta cuando vendió lo mas valioso de su vida, cuando vendió su amor, su pasión, su entrega, sus sueños, sus deseos, sus caricias, su identidad, por unos cuantos mensajes firmados con un >>¡TE QUIERO MI AMOR!<< de vez en cuando (cada noche en que Isaac tenía una erección y pensaba “ella podría estar aquí bajándola”) ella se convirtió en puta cuando al escuchar aquellas primeras frases de cariño la invitaron a quedarse en un lugar al que jamás había pertenecido y al que jamás pertenecería.
Sí, así se convirtió en puta, en un objeto sin alma, pero no era él, o quizá sí, por qué… ¿quién sabe quién era el culpable? ¿Ella por jugar a los juegos de la seducción, ella que creía que el amor podía surgir de entre las sabanas de un hotel? o ¿él que tantas veces le había dicho te quiero?, ¿ella por creer que después de un te quiero que no estaba estipulado en el contrato del placer venía la posibilidad de un café? ¿la suerte de haber coincidido en un tiempo y un espacio tan confuso, donde se te permite ser libre de hacer lo que deseas, pero después se te juzga por no hacer lo que esta estipulado en los códigos de lo correcto? ¿ella eligió sentirse puta, o se impuso sentirse así? ¿puede una mujer disfrutar de su libertad sexual y al tiempo ser vista como una mujer digna de ser amada? El cómo o por qué llegó a ser puta, importa menos que el aleteo débil de aquella mariposa que provoca ese tan popular «efecto» porque al final, ella ya había perdido la fe en si misma.

A %d blogueros les gusta esto: