Labranza diaria

Cereal integral

Crecer sigue siendo creer y ser. En este siglo, en este no tiempo, en este sí tiempo, en este valle, en este pueblo. Me encuentro, me busco, me pierdo, desaparezco, me río desde los huesos, hablo desde mis huesos, bailo desde mi médula. Vivo con certeza de lo aprendido y disfrutado, en convicción de mi infinitud, de la vastedad del universo que me conforma en mi interior y de su riqueza etérea, material, espiritual, intelectual. Soy prolija, soy tejedora de mi camino. El equilibrio intrínseco se halla en mis honduras.

El movimiento vital y cotidiano precisa de sentidos atentos para jugar con tranquilidad. Apostamos a la novedad del pensamiento vivido en el ya: aconteceres de cuerpos en relación, partes concientes coincidentes de la respiración colectiva. La esencia de la danza universal es recrearse a cada instante, es caminar la vía polinizando de valentía curiosa la armadura de la tierra.

Los valores que nos enaltecen como humanidad, se manifiestan en la manera como hacemos sentir, tratamos y tocamos a los seres con vida. Haz que tu ley conviva en armonía con todas las otras leyes existentes, las de tus hermanas: humanos, animales y plantas, hongos, microbios, bacterias. Cree y construye afuera mundos y universos para seres como tú. Dale forma a espacios que te conmuevan, para que conmuevan. Crea con la premisa de que tu creación armonice. Crea con un propósito.

Vamos a la fuente directa de toda armonía: la comunión es éxtasis en diálogo. De repente, al comprender que somos de cielo y tierra, trascendemos las oposiciones. Bailar la confrontación nos impulsa a abrazar los matices, el complejo mandala de la realidad en comunidad.  El gesto resuena antes que la voz. El cuerpo es palabra y Estado soberano.

Fibra

Un día nuevo. Ser, existir, leer, crear, danzar. Superar cualquier filosofía, trascender todas las voces externas. Ordenar todas las voces internas, identificarlas, recordarlas, comprenderlas. Silenciarlas con la acción, con la devoción del presente. Al hacer esto, el cuerpo desprende las frecuencias activadas en sintonía con mis semejantes. Abrazo el azar como regalo del más allá manifestado en ritmos de cadera. En las espirales, sobrevolar mares con olas piloteando el viento: la espontaneidad absoluta se abre camino.

Proteína

El alma vuela con voluntad decidida, llamarada de autenticidad creadora de ahoras que son mis pasos. Hay rutas en el aire y bajo suelo. Las paredes tienen rastros también, la vertical es soluble todavía. Encuentro serenidad en el mecanismo del cuerpo. Encuentro algarabía expansiva ebullendo de alegría en cada articulación, en el punto de contacto preciso. La materia se mueve con la energía, mi energía se activa con la irradiación de otros seres. Soy mecanismo, unión, pieza clave, nota en respiración, silencio que restaura, que se instaura en la paciencia de los actos en los que soy plena. Soy la palabra escogida, el camino sin rodeos, un silencio prolongado que vale la pena.

Un…

silencio…

prolongado…

que se divierte en el universo y se regala dando giros sinceros en la conversación sin tiempo.

Me levanto serena de un sueño de vuelo ligero, profundo, de navegación fantástica y anclas aladas. Me levanto sonriente, dichosa, eterna. Me levanto alas cada día. Me levanto con los astros del día y de la noche.

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Ilustración destacada: Jonathan Carvajal

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