Y si pudiéramos (Tres poemas de Efe Duyan)

SIMILITUDES ENTRE LAS REVOLUCIONES

las revoluciones también
como los grandes planes
son imposibles de diseñar al detalle

como trenes puntuales
ofrecen paz
y nunca miran atrás cuando han partido

como el suicidio
en cada ocasión
forjan una conexión entre nosotros que no puedo nombrar

como los amigos cercanos
también son buenas en cubrir nuestros defectos

como bebés chillando de alegría
nunca cansan

como a mí
no les gustan –en realidad– las multitudes

como todos nosotros
es mentira que quieran lo mejor para todo el mundo

como todos los dioses
están seguras de ser capaces de crear el mundo en unos pocos días

como las relaciones
de pronto te ves siendo su esclavo

como a las mujeres
solo puedes suponer que las entiendes

como un amante
solo pueden decepcionarte

como un amor platónico
son hermosas a pesar de todo

*  *  *


AL OTRO

con nudos de marinero, de hecho, que pueden desatarse fácilmente
si se tira del punto adecuado
como gérmenes saltarines quizá

a veces en el allegro ma non troppo
de un piano desafinado
a veces a toda velocidad desde el borde de un precipicio
hasta el fondo

con líneas coloridas de ropa tendida
sin alejarnos demasiado del barrio
como continentes que se mueven
a pasitos

con el botón de un uniforme de escuela primaria
–mira desde hace cuánto tiempo–
como dos serpientes cambiando de piel
cada estación, de nuevo

con curiosidad en lo oscuro
de un profundo océano
pero también desde la costumbre
como el café de la mañana

como el olor de un conejo
en la nariz de un zorro
como los pasos del zorro
en la oreja de un conejo

mezclando el miedo de que una bomba
pueda explotar en cualquier momento
con la preocupación de que no haya
suficiente leche para desayunar

como una tumba
y alguien limpiando cuidadosamente esa tumba
pase lo que pase

quién sabe, quizá porque juntos vimos una revolución
convertirse en contrarrevolución

salvando nuestra fe
para no morir de sed

con el miedo de
engancharnos

con la voz de
mi piel frotándose contra tu piel

secando el ácido láctico que se nos apila en la paciencia
al sol

con los hilos de marioneta
con los que nos amarramos

al otro
tú y yo

 

*  *  *

Y SI

Y si pudiéramos –
el cielo y el infierno
que llevamos con nosotros como una navaja suiza

Y si pudiéramos –
nuestra naturaleza maliciosa,
que asimilamos a la compasión
gracias a refranes y a efectos especiales

Y si pudiéramos –
la pereza
que rodea a las buenas ideas
ahogándolas en agua jabonosa

Y si pudiéramos –
nuestra buena voluntad
con unas tenazas de acero

Y si pudiéramos –
el desasosiego
de las noches solitarias
como las acompañadas

Y si pudiéramos –
los desastres
causados por estar perdidamente enamorado
en el marco de la lógica

Y si pudiéramos –
los muros en ruinas de templos paganos
que atravesamos corriendo
cuando hacemos el amor

Y si pudiéramos –
nuestra infancia
como un regalo barato
con una esquina rota

Y si pudiéramos –
la destrucción
causada por los y si mientras nos consolamos
con ejemplos concretos

Y si pudiéramos –
todas las vidas
en el mismo momento

Y si pudiéramos –
todos los problemas
sin posponerlos hasta una gran revolución

Y si pudiéramos –
experimentar todas las muertes
una a una y personalmente

Y si pudiéramos –
el sinsentido mismo
con una cuchilla

Y si pudiéramos

 

Efe Duyan (Estambul, 1981) es poeta y arquitecto. Ha publicado los poemarios Takas (‘Intercambio’, 2006), Tek Şiirlik Aşklar (‘Un poema permanece en pie’, 2012) y Sıkça Sorulan Sorular (‘Preguntas frecuentes’, 2016); así como el ensayo The Construction of Characters in Nâzım Hikmet’s Poetry (‘La construcción de personajes en la poesía de Nazim Hikmet’, 2008). Es parte de la organización del Offline Istanbul Poetry Festival y del comité editorial de la revista del mismo nombre; y también ha traducido al turco a diversos poetas. En la actualidad es profesor de Historia de la Arquitectura en la Universidad de Bellas Artes Mimar Sinan. 

Estos tres poemas se han traducido al español a partir de las versiones inglesas realizadas por James Vella («Similitudes entre las revoluciones») y por Tara Skurtu («Al otro», «Y si»). 

 

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