Fotografía de Fernanda Besné
I
Una casita abandonada
en el campo
donde quise vivir más de diez años
para ganar los papeles
es tu nombre
Me sostengo
de la ventana del auto
enseño la lengua
te veo un segundo
entre la maleza
El aire es lo que corre aquí
empuja la idea de ti
entre mi cabello
Azoto la puerta
para no terminar de irme.
II
Dejamos de ser nosotros mismos
porque el amor pone más peso
en el cuerpo
en las psoas
en lo que no sabemos que somos
y el silogismo
se cae
Ombligo a la tierra
aunque quiera
ver tu cara.
III
Quise declararme viva
vacilé en la casa
No encontré las llaves
del espejo a la salida
porque no me encontré
Se hace tarde
ya no hay casa
están los demás
y sus recuerdos
como el sonido del segundero
una queta por cada mes
porque todavía no ubico
en la memoria, las semanas
no hace falta
puntualizar
cuando se miente
Dices: «te quiero»
y cumples
se multiplica el latido de una lombriz
que no verá la luz
que se hace trofeo
en los parabrisas
al viento de la carretera.
IV
La rebeldía está en quedarse dormido
agotar el agua de los sueños
ser el peor peregrino
premonitor de la lluvia
hogar para el frío
La disidencia es dejar cerrados los ojos
Obligo a la tierra
le ponemos
todas las ganas
a rompernos.
V
Qué mal
que no conocimos
el arrebato
que no cambié el cerrojo
Miro las nalgas de las chicas
y me entiendo más
Quise ser una u otra mujer
de las que miro
en la calle
una mezcla de ellas
habitando la casa
Los ojos cerrados
y aun así,
fui ciega lombriz
al dedicarte
el levantamiento
Tus deseos son cualquier cosa
me mudo
de cuerpo
plumbagos son tus deseos
y el cielo también
Yo miro a las chicas caminar
porque te deseo
lo mejor.
VI
Si la bicicleta está en movimiento
el peso se equilibra
Es la confianza
el corazón de la biela
y me duelen las piernas
y me duelen los brazos
El carro
fue tirado por bueyes
se llevó los afectos
en una carrera
mientras yo decidía
sostenerme
el aire es lo único que corrió
entre los dos
no hay casa
El tiempo es para ver la maleza.