Mensajero de viento,
tu alma está sobrevolada
por pistilos de heliotropo
y te elevas…
En tu ascenso,
regresas el canto
a los arroyos escondidos
bajo el follaje de la selva.
Tu grácil recorrido
libera una estela
de míticas semillas:
brotan árboles legendarios.
Por eso, al evocarte,
se desborda en mi memoria
una familia de bejucos
en búsqueda de tu burbuja…
Atestiguo la extensión de tu portal
y desaparece ante mí, toda posibilidad de distancia.
Qué privilegio brindas:
si quisiera abrazarte ahora,
tan sólo tendría que cerrar los ojos.