Para María Luisa
(Batalla final en el tedio de la noche)
En balde me pregunto qué podría salvarme
La quería. Tú no sabes cuánto la quería.
No hay más que una
Los gestos desordenados:
Echa cenizas y más cenizas sobre los múltiples ojos de fuego que se empeñan en resurgir, coléricos.
Resuello.
Como un movimiento en suspenso, como una amenaza que no se cumple!
Se inclina sobre la noche.
Es liviana (tiene unos pies demasiado pequeños para su estatura).
En el cielo, una sola estrella, inmóvil; una estrella pesada y roja roja roja que parece lista a descolgarse y hundirse en el espacio infinito.
Habla, qué le dice?
Maldito viento, cerco vivo.
Y largamente lucha por arrancarlos de cuajo; lucha hasta que sus manos sangran.
Y se forma un vaho.
Ella se echa a temblar y huye,
siguiendo la estela de su impulso ventricular.
Aquí ya todo es muerte y solemne indiferencia.
El carbonífero viaje imaginado.