Tres expresiones sobre la ciudad de México en los 40 y 50

La vox populi fue y ha sido y será; a través de ellas figuramos formas que dejan entrever la cualidad del tiempo en el que vivimos, del contexto político-social-económico que el país atraviesa, a pesar de las (im)posibles gendarmerías. Escogí tres expresiones artísticas que resultan ser un espejo de costumbres de su tiempo, de los horizontes que les tocaron durante los cuarentas y los cincuentas, con el presidente Ávila Camacho, y después de quien devendría la «modernización», Miguel Alemán.

Del avilacamachismo al alemanismo no hay mucho trecho, ambos periodos conservaron la moral porfiriana de que el gobierno es el “Lector Preferencial”; en el panorama aparecieron conceptos como “libertad” y “libertinaje”, por eso, los “lectores especializados”, como dijo Monsivais: «van aprendiendo a leer entre líneas y a contracorriente»[1], como los salmones.

I. Paparazzeando a los políticos

En 1938,  existía la revista Rotofoto, que presentaba entre sus páginas la vida política y social de aquellos ayeres. Fundada por el periodista tabasqueño José Pagés —quien tuvo la oportunidad de tener entre sus entrevistados a Hitler y Mussolini— y para la que trabajaba el fotógrafo tamaulipeco Nacho López. La revista expidió únicos once números, pues tiró de su propia soga al llevar su libertad al libertinaje: publicando una serie fotográfica de Vicente Lombardo Toledano titulada: «Lombardo en la intimidad», «en una foto, Lombardo parece ignorar a sus hijas que juegan a su lado; él fuma y mira en la dirección opuesta: ‘El líder, que chupa bien, escudriña entre los árboles, no sea que anden emboscados por ahí algunos agentes de la reacción’», dice el pie de foto. Este tipo de gracias y jugarretas no le parecieron de buen gusto al líder del movimiento obrero mexicano —quien apoyó a Manuel Ávila Camacho, del Partido Revolucionario Mexicano, para ganar la presidencia, y después a Miguel Alemán.

En estos momentos el PRN había reformado su nombre, dando como resultado el ahora derrotado(?) Partido Revolucionario Institucional, que mandó boicotear la revista con ayuda de la CTM. Lombardo lo logró, pero aun así, en el último número de Rotofoto apareció en la portada, con el brazo derecho en alto y en compañía del encabezado: “El agente de tráfico más conspicuo de México pretendiendo detener la circulación de Rotofoto. Lamentamos estar de prisa y nos resolvemos a cometer la infracción[2]. Pagés no detuvo su inquietud y siguió su labor como jefe de redacción en la revista Hoy, cuando su participación en esta se vio trunca a causa de sus inquietudes políticas, fundó en 1943 Mañana, la que dejó después para regresar a Hoy, y allí estuvo hasta que una foto quiso ser censurada por los directivos, renunció y fundó, en 1953,  la revista Siempre!, donde Nacho López publicaría la mayoría de sus foto ensayos.

Rotofoto se puede consultar en su totalidad en el repositorio en línea de la Universidad de Arizona.

II. La provinciudad retratada por Ignacio López Bocanegra

El foto ensayista mejor conocido como Nacho  López, reveló, de su cámara para el mundo, un documento fidedigno de las verdaderas modas y costumbres de la provinciudad de México. Realizó, por ejemplo, en 1953, su foto ensayo “Cuando una mujer guapa parte plaza por Madero” una serie de fotografías para las que contrató a la actriz Mati Huitrón, que vistió un vestido entallado y caminó por una calle del centro histórico; las que por supuesto no estuvieron contratadas y sobre las que denuncia la cámara, fueron las miradas lascivas de un grupo de onvres (sic), a los que hasta “les dio tortícolis”. Este documento consta cómo los hombres toman posesión del espacio para observar a placer, pasando sobre el cuerpo de otra persona, incomodando su tránsito.

Sus experimentos de puestas en escena en las inmediaciones de un lugar público se repitieron, le gustaba mostrar un argumento en cada fotografía, que era planeada detalladamente; en la totalidad de sus notas que acompañaban a las series, se encuentra un manifiesto de la época, con todo y sus ideales estéticos, impresos en cada imagen.
En “Sólo hubo una persona honrada” denunciaba la corrupción de los más privilegiados: colocó un billete en la calle y cazó la reacción de la gente que pasaba y lo advertía: “salieron dos que regresaban el billete en lugar de quedárselo: naturalmente fueron dos pobres, una anciana y un basurero”, anotaba como observación. Otro foto ensayo se realizó con la ayuda de un “engañabobos” que miraba un cielo donde no había nada, a su alrededor se iba formando un cúmulo de fisgones buscando lo que llamaba la atención del hombre, la obra se llamaba “¿Pero es que hay tanta gente en México que no tiene qué hacer?”, publicada entre las páginas 16 y 19 de Siempre!, núm. 4, el 18 de junio del mismo año.

El Centro de la Imagen digitalizó la publicación de Luna Cornea núm. 31, dedicada al foto ensayista. Se puede consultar aquí.

III. La Venus se fue de juerga por la ojerosa y pintada

Ojerosa y pintada, es el título de una novela de Agustín Yáñez, y no,  la protagonista no es una puta de carne y hueso, sino de muchas carnes y muchos huesos que pasan sobre ella, sobre sus territorios, a la que atraviesan millones de personas todos los días viéndose atravesados por ella; es la Ciudad de México a la que recurren personajes variopintos en búsqueda de suerte.

Quien conduce la novela es un taxista, es el que nos pasea en su cocodrilo durante veinticuatro horas, al vehículo característico de los cincuentas, se suben los intérpretes de la ciudad, representantes cada  uno de diferentes transitares.  Uno de los logros más significativos de Yáñez fue la elección del ruletero como conductor de la novela: un ente al que le puede adaptar distintos registros y circunstancias propias de una ciudad prometedora.

La novela logra con sus diálogos ser una miscelánea de expresiones de la ciudad, a los que el autor de a pie puede atender con empatía. No habla igual el chamán que hace adivinación en las aguas del canal, a los juerguistas que cargan filialmente un maniquí: la novia de todos, cuya escena curiosamente recuerda un fotoensayo de Nacho López sobre la ciudad: “La Venus se fue de juerga por los barrios bajos”, publicado en 1953[3].

[1] Carlos Monsivais, “Y yo preguntaba y anotaba, y el caudillo no se dio por enterado”, pról. a A ustedes les consta. Antología de la crónica en México.
[2] John Mraz,  Nacho López y el fotoperiodismo mexicano en los años cincuenta. México, Editorial Océano/ Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1999.
[3] En Siempre!, núm. 2, 4 de julio de 1953-Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada. Reproducido en Luna córnea, núm. 31, 2007, pp. 334-337

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