El desorden sagrado del espíritu

Hoy te vi o quise verte
Sentí que estabas, quietamente
observé el movimiento que eres,
quizá en mi mente,
pero lo vi

Me escondí, me aseguré la lejanía
tú no sabes como ahora yo me entrego al azar,
pongo la primera piedra a los pies del tártaro

Tú y tu música no me asimilan,
soy un vástago del vacío de nuestra historia
juntas – porque en algo sí lo estamos,
aunque sepultamos ya las condiciones de un amor
respirando en el sueño

Yo decidí revivirte en mi,
como la mímica de la hermana arrebatada
por el paso del jolgorio, el agua,
la angustia, el cofre cerrado,
el agua otra vez y la tierra

La inevitable resignificación de la cultura

Hoy te veo o quiero verte
Espero reconocer en mis hábitos
el recuerdo de la noche repleta de cuentos,
el suspiro, la mirada en la oscuridad,
y porqué no, las lágrimas
que son tesoro puro y testimonio
de mi pasar como animal vivo

Atte. a ud
La mente secreta

(Imagen: Serendepeti (2014), Bruna Truffa.)

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