Iolanda Batallé: «El mundo no está hecho de países o continentes, está hecho de personas»

Iolanda Batallé (Barcelona, 1971) es editora, escritora, periodista y docente. Como autora ha publicado las novelas La memoria de las hormigas (Ara Llibres, 2009, en catalán; Gadir, 2010, en castellano), El límite exacto de nuestros cuerpos (Ara Llibres, 2011, en catalán; Gadir, 2011, en castellano) y Haré todo lo que tú quieras (Columna, 2013, en catalán, premio Prudenci Bertrana; Espasa 2014, en castellano). Como editora trabajó ocho años en Random House Mondadori y desde 2009 es la directora editorial de La Galera, fundó el sello BRIDGE en 2010 (editorial que todavía dirige) y es también directora editorial y fundadora de CATEDRAL y :Rata_, este último su proyecto más personal, dentro del Grup Enciclopèdia catalana. Como docente, es profesora de posgrado en la Universitat Pompeu Fabra de los másters de edición y creación literaria.

Te formaste en filología, comunicación y gestión de empresas, debutaste como autora con Ara Llibres en 2009 y Gadir en 2010, fuiste editora en Random House Mondadori y antes en Galaxia Gutenberg (del 2001 al 2009) y entonces diste el salto como directora editorial, en La Galera y también como directora editorial y fundadora de Bridge, Catedral y :Rata_. ¿Tenías ya en mente el trabajo editorial cuando comenzaste tus estudios? ¿Te sientes como una editora que escribe, como una escritora que edita?

Cuando empecé no tenía nada en mente o, más exactamente, lo tenía todo. Estudié a la vez periodismo, filología e hice un MBA. Empecé a trabajar en el teatro del Liceo de Barcelona, luego con el grupo de teatro La Fura dels Baus. Hice crítica de danza, trabajé con ONGs, organicé congresos, di clases, hice radio, escribí artículos… viví en Argentina, Sudáfrica o Marruecos. Y todo sin un plan pero con la convicción de hacerlo todo con intensidad y rigor. Solo concibo la posibilidad de trabajar con pasión. Edito y escribo, ¿qué diferencia hay? Para mí editar es una forma de escribir. En el fondo consiste en lo mismo, en poner un trozo de vida en un papel e intentar que llegue a alguien.

Pronto harán diez años de tu debut con La memoria de las hormigas (Amsterdam, 2009; Gadir, 2010). ¿Cuánto queda de aquella Iolanda Batallé en tu forma de entender hoy la literatura? ¿Te imaginabas en aquel momento la carrera meteórica que ibas a recorrer a partir de ahí?

Gracias por eso de ‘meteórica’ pero nunca he sentido nada de eso. Puestos a encontrar una metáfora, me siento más como una planta, o veo mi vida como el jardín que tengo en casa y que me gusta cuidar. Hay un montón de cosas preciosas, cada una diferente y cada una reclama una parte diferente de mí.

Cuando veo los tres libros que he escrito hasta ahora y los comparo con mi trabajo en :Rata_ veo con claridad que son parte de un mismo proceso. Con :Rata_ continué mi trabajo de escritora con otros medios. En :Rata_ edito aquello que me gustaría escribir, aquello que se parece a lo que necesito escribir y necesito leer. Lo esencial es sentir esa necesidad. ¿Tú por qué escribes? ¿Cuál es el motivo? Sé sincero contigo mismo. ¿Deseas ser escritor para poder decir que lo eres, o necesitas escribir para sacar fuera de ti algo que te quema por dentro?

Hay un gran componente de pensamiento transnacional en tu literatura, donde con frecuencia intercalas espacios y personajes de distintas partes del mundo en un entramado narrativo trenzado desde la pluralidad. Esto ya aparecía en La memoria de las hormigas y es uno de los rasgos clave en los relatos de El límite exacto de nuestros cuerpos. ¿De dónde nace esta sensibilidad por la diferencia, por el intercambio cultural? ¿La literatura de Iolanda Batallé —tu vida misma incluso— cabe entenderla en términos globales, más que nacionales?

Como te decía, he vivido en unos cuantos lugares y creo que no sentirte atada a un origen, a una cultura, a un país, te da libertad, aunque esa libertad te lleve a menudo de vuelta a casa. He querido vivir en diferentes lugares del mundo y me interesa mucho la literatura de viajes. He editado a Sanmao o Aurora Bertrana, que fueron mujeres viajeras. Quizás el lugar que me definió más fue California, donde viví tres años muy intensos. Ahora vivo en Barcelona pero no siento que esté editando desde aquí, concretamente. Puedo estar hablando en francés con un autor turco y al cabo de un rato discutiendo en inglés con una agente que me habla desde Nueva York. Viajo a Taiwan para conocer a los herederos de Sanmao o me paso una tarde en una librería de barrio, ayudando a vender libros con una librera amiga. El mundo no está hecho de países o continentes, está hecho de personas que desean leer o desean escribir, o intentan vender libros que yo edito o fueron hermanos de autores que murieron. Y todas esas personas tienen sueños y sentimientos, todas temen y desean. Y todas te ayudan si tú las escuchas e intentas comprenderlas.

No me gusta interpretar el mundo en términos sociológicos, políticos, económicos o empresariales. Todos somos parte de la misma carne picada, nuestras almas están hechas del mismo barro. Hago libros porque es algo que consiste en decir cosas, en sentirlas, y eso se hace de persona a persona.

¿Qué te condujo a dotar de un rol tan relevante a la sexualidad en Haré todo lo que tú quieras…? ¿Por dónde dirías que pasan las claves del discurso de la sexualidad en la literatura contemporánea?

El deseo es uno de los motores de la vida. ¿El deseo nos condena y el amor nos salva? ¿Nos condenamos para que alguien o algo nos pueda salvar?

La sexualidad, las ganas de vivir, la necesidad de llegar al límite… Buscas sexo para huir, para encontrar, para romper, para unir, para cambiar, para permanecer. Son tantas cosas. En el caso de mi protagonista, Nora, creo que se adentra en el sexo como Alicia decide seguir al conejo y caer en el agujero que la lleva al país de la maravillas. El sexo sirve para entrar en otro mundo que está en este, un mundo que lo subvierte todo pero en el que puedes acabar dándote de bruces contra algunas verdades.  También la literatura es eso, ¿no?

Comentaste en varias ocasiones que :Rata_ es tu proyecto editorial más personal. ¿Cómo fue el nacimiento de :Rata_? ¿Qué carencias encontrabas en el campo editorial contemporáneo cuando decidiste crear este sello?

La durísima crisis económica que vivió el sector editorial en los últimos años ha obligado a todo el mundo a hacerse muchas preguntas. Y algo sorprendente de esos años crueles es que no dejaron de nacer editoriales, siempre hubo alguien que se atrevió a alquilar un local y abrir una librería. Eso me sorprendía mucho. No hay otra manera de hacer las cosas que no sea sintiéndolas. Y eso es algo que termina olvidándose en los grandes grupos editoriales. Enciclopèdia Catalana me permitió crear un sello que tuviera la fuerza y el espíritu de un sello independiente que pudiera contar con el apoyo de un grupo consolidado. Hemos encontrado una manera específica de hacer libros. Los libros :Rata_ han sido acogidos con un afecto enorme por un montón de personas. La clave es poner en las manos de lectores que necesitan leer textos que necesitaron ser escritos. Busco textos que surgieron de las entrañas de alguien, textos que son un trozo de vida, de carne, de piel, de alma. Me parece muy bien que haya escritores profesionales que sean capaces de escribir best-sellers o que trabajen bajo encargo exprimiendo fórmulas literarias, pero yo busco otra cosa. Y te aseguro que cuando la encuentro la sé reconocer inmediatamente.

El cuidado de las ediciones es realmente exquisito en todos los sellos que diriges, pero quizá dentro de esta excelencia resaltan singularmente los de Catedral. ¿Por dónde pasa la propuesta visual y literaria en Catedral? ¿La noción del libro objeto sigue siendo un plus a la hora de dar a conocer una obra literaria?

:Rata_ es una forma radical de entender la literatura, una manera íntima en la que los lectores y los autores miran hacia dentro de sí mismos. Con Catedral buscamos libros y lectores que desean comprender el mundo, que miran el momento que nos ha tocado vivir, con toda su dureza y crueldad. Si en :Rata_ lo esencial es la introspección y la experiencia de la vida, en Catedral buscamos historias y temas que nos preocupen o inquieten. Por eso publicamos novelas como ‘Daha’, de Hakan Gunday, que nos narra la tragedia de los refugiados que intentan llegar a Europa y que empieza con esta frase demoledora ‘Si mi padre no fuera un asesino, yo estaría muerto’.

El éxito de Sarah Andersen está siendo rotundo a escala mundial desde su autopublicación de Adulthood is a Myth en Amazon hace ya varios años, y traerla a España parece haber sido uno de los mayores aciertos editoriales de BRIDGE. ¿En qué momento surgió la idea de publicar su obra? ¿BRIDGE tiene la intención de abundar en la edición de otros webcomics a corto plazo?

Años antes de crear :Rata_ y Catedral, en 2009 creé el sello Bridge donde publico libros que rebasan los límites de lo que se supone que debe ser un libro. Es el sello más transgresor y en el que me permito todo tipo de aventuras creativas y experimentos. En este sello hay una parte esencial de libros gráficos como los de Marc Pallarès, Lyona, Joana Santamans, Conrad Roset, Paula Bonet… y más recientemente el éxito espectacular de Sarah Scribbels.

Te puedo dar una primicia. Hace unos meses, su creadora, Sarah Andersen, estuvo en Barcelona y Madrid y va a volver muy pronto. En abril, el día de Sant Jordi, estará en Barcelona y luego viajará por otros lugares de España. Es increíble comprobar el potencial que tienen las redes para convocar a los fans de algunos autores como esta jovencísima ilustradora de Nueva York.

¿La edición en catalán y en castellano están siguiendo caminos paralelos, o representan líneas discursivas de características diferentes? ¿Cuáles te parece que son las dificultades para publicar hoy en catalán?

En catalán faltan lectores. En la década de los 60 y 70, cuando renació el sector editorial en catalán después de haber desaparecido completamente durante décadas debido a la dictadura franquista, la prioridad fue editar la mayor cantidad de títulos en catalán, en todos los ámbitos imaginables. Hoy la prioridad no es la cantidad de títulos sino la calidad.

Y al mismo tiempo que editamos libros cada vez mejores, debemos intentar que las tiradas sean un poco mayores y esforzarnos más en lograr que esos títulos puedan ser descubiertos por el lector. Creo que el reto ahora en catalán es crear marcas que sean sinónimas de calidad y rigor. Eso ya está pasando con un buen puñado de editoriales independientes, que han sido capaces de crear una comunidad de seguidores. También pasó eso con sellos míticos de la edición en catalán, como Club Editor o Quaderns Crema.

En castellano el reto también es la calidad y sumar esfuerzos a ambos lados del Atlántico. Ahí hay un potencial enorme. Juntos podemos hablar de tú a tú con la poderosa industria en inglés.

¿Por dónde pasan tus próximos proyectos como autora y editora? ¿Cuáles son los puntos fuertes del catálogo de BRIDGE, CATEDRAL y :Rata_ para este año?

De Rata, para 2018, me cuesta incluso escoger. Te recomendaría los cinco que vamos a publicar. Uno es el de David Monteagudo, Hoy he dejado la fábrica, que ya ha salido. El otro es el nuevo libro de Han Kan, Actos humanos, que después de La vegetariana es un texto valiente, potente, que sigue trabajando la misma cuestión, que es intentar ser pacífico en un mundo violento. En mayo publicamos a Valter Hugo Mãe, Hombres imprudentemente poéticos, una maravilla, en castellano y catalán. Es una joya, un libro que te sumerge en la experiencia vital de un artesano japonés en tiempo remoto. En otoño publicaremos dos libros: uno será de la autora más joven de :Rata_ hasta el momento, inédita, Natalia Cerezo, con un libro de narraciones que se titula En las ciudades escondidas, y ya para cerrar el año :Rata_ un descubrimiento que para mí ha sido una maravilla, Angarat Price, la vida de Rebeca Jones.

De Bridge te destacaría un libro joya que acaba de salir, El amor después del amor, de Marc Pallarès y Laura Ferrero. Es un libro gráfico-artístico que habla de cómo las tragedias amorosas pueden generar creación. Y el otro es uno que sacaremos para la feria del libro de Madrid de Rebeca Khamlichi, Las hijas de Antonio López.

Y de Catedral iniciamos en otoño una línea de novela romántica y publicaremos el último libro de Michael Chabon, Moonglow, que será una absoluta joya.

 

Entrevista cedida gratuitamente por Darío Zalgade
para el número 415-416 de la revista Quimera.

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