MAD ERA: danza y acontecimiento (auto)político

Ciudadanías que pregonan la “libertad” en sus himnos, deben promover y proveer de danza a los territorios. Encuentros de danza libre al aire libre. Encuentros de danza libre en espacios privados. Se expanden las casas madre: los encuentros anidan en ajuares espirituales y fenomenológicos; acciones contundentes contra el capital. Nichos alternativos que investigan y transitan por el holismo de las artes vivas, involucrando tanto al espacio afuera como al propio. La resultante es en sí más diversa, más sinestésica. Llegan algunas reminiscencias del situacionismo ideado por Debord.

La danza es constitutiva pero no se desprende de tu piel a menos que tú te lo permitas y experimentes sin tutor ni pudor. Ella es constructiva, dinamizadora y enlazadora de dimensiones. Según el modo como se la viva, están las danzas privadas, las danzas públicas –identitarias o patronales-, las danzas coreográficas o matronales, y las danzas colectivas experimentales.

 DANZAS COLECTIVAS EXPERIMENTALES

Por lo experimental me refiero no solo a la exploración del propio movimiento, sino también a una indagación en relación con el entorno y con los otros seres que habiten dicho espacio en el momento. Si por danza intuimos movimiento, ¿pues dónde más movimiento que en las calles? Cuerpos que están siendo movidos por inercia donde solo es evidente un lado del concepto.

Si por la luz existe la oscuridad (y viceversa), por la inconciencia y la enajenación del ser debe existir y presentarse el movimiento conciente, la danza, la excepción a la norma que no nos permite dejar de transitar por el deber. Y aquí, más que presentar danza en espacios no convencionales, es danzar en la calle, danzar la calle. ¿Acaso se necesita algún preámbulo más que el inicio simple del movimiento hacia la danza? Una danza sin preámbulos, sin peros. Cuando esta se expresa, el lugar que ha cedido de sí para que ella entre, quedará enaltecido y perfumado de exquisito y visceral humor.

 A quien baila le anima jugar a dibujarse y a desdibujar el entorno. Es un ritual necesario. Al ser cada sueño una muerte que caduca lo pasado, exige una reinvención del presente, de mi utopía, de las filosofías y las relaciones socialmente establecidas. Así, cual alfareras de los modos y costumbres y autodestructora de los mismos nichos, quienes danzamos sentimos una estima insospechada por todo lo que es ritmo pero también una inusitada potencia sísmica, restaurativa, al juntarnos con otros cuerpos a ser energía en movimiento, resonando.

DANZAS COREOGRÁFICAS O MATRONALES: EN ESCENA, EN LA NATURALEZA

Amo ir a teatro:
cumplirse una cita con la sorpresa
cumplirse una cita a una misma
ceder al contrato poético
dejarse bailar en virtud de la empatía y la sinestesia
creer lo que se pinta en la caja negra
adentrarse en la naturaleza humana
contemplar un estudio particular
leer el cuerpo y lo que los discursos corporales traen a mis sentidos
participar todos los sentidos
soltar los juicios y expectativas para poder zarpar,
para poder flotar,
levitar,
volar.
Éxtasis desde el centro de quien contempla
fuego compartido del acto mágico poético

En el centro mismo del espectáculo donde nos dejamos sorprender, nos relajamos y nos dejamos guiar y llevar por la propuesta de alguien que danza sobre la madera lisa. Hay una energía muy femenina en el hecho de dejarse sorprender, de expandir o abandonar las propias fronteras para visitar, por un momento breve, el imaginario de otro ser. También está esa energía expresa en el hecho de que el material y el entorno que acaricia el cuerpo por el movimiento, está especialmente diseñado para cuidar, para no dañar el instrumento de quienes dedican su vida a la danza. Las sagradas tablas.

Ir a teatro es como mirar por un telescopio. Lo que veo en escena es una configuración de movimientos que en la norma del arte, ha sido repasado e interiorizado a fuerza de repetición. Ir a ver danza es ir a ver la luz de una estrella que hace rato despegó de su origen para llegar hasta nuestros ojos. Y entonces, en los planos externos, opuestos, revelamos siluetas virtuosas o imágenes impresionistas de difusos e inefables recuerdos.

¿Por qué el encuentro con la danza ha sido un tema tan íntimo? El teatro como lugar me atrae cual abeja a la flor; me seduce su complicidad solemne, sus brasas protegidas de la intemperie, su (preferiblemente) madera lisa; incluso sus cafés-bares insuficientes. Pero en el más acá, fuera del teatro, en los puntos medios o puntos planos, en la vida corriente, están las transiciones, los contornos, las negociaciones, las mediaciones que danzamos. Los compartires de danza en tribu, en comunidad, las tomas de danza ¿Dónde están las tomas de danza en los parques y las avenidas de esta urbe? ¿Cuántos grupos de exploración e investigaciones de movimiento en espacios naturales? Es ahí donde más reluce la madre, la tierra fecunda que nos alimenta.

DANZAS PÚBLICAS O PATRONALES

Sin adscripción visible a ningún partido, un discurso danzado se abrió paso por las calles de la ciudad en un momento coyuntural. Este año inició un nuevo ciclo presidencial, hay que sonar en los medios para estar en las listas prioritarias de los presupuestos nacionales. ¡Una manifestación corporal…! El cuerpo nos creció y sedimentamos nuestra fiereza áspera en el movimiento. Si hay cuerpo que baila entonces hay cuerpo que por empatía es bailado. En medio del fuego se inclinan los cuerpos, son llamas. Al alba, un cuerpo. Al ocaso, un cuerpo. La historia es un lugar común. Es la memoria la que se activa por la conciencia. El subconciente es mito, el tránsito es el sagrado ritual.

Ufff, sugerente e importante puntada la de los estudiantes de danza comandando las recientes marchas estudiantiles, hablo de lo sucedido en Medellín. ¡Crisis de representación! El modelo actual, cuerpo pasivo y amaestrado con las maneras de siempre, ¡no va más! El arte va adelante, con la danza a la cabeza. Observemos las acciones de las últimas manifestaciones estudiantiles. Gran magnitud. Un cuerpo colectivo se movía al unísono mientras coreaba como mantra “educación pública y de calidad”; resonancias de lo que la uruguaya Lucía Naser ha denominado dancificación de la política.

DANZAS PRIVADAS

Danza es medicina de la voluntad. Una habitación de madera con alfombras y cortinas bellamente tejidas. Una luz suave y cálida, una mesita baja, cojines y paredes adosadas con bordados de flores y paisajes de atardeceres. Así me pinta la danza antes de conocerla. Un lugar plácido y calmo a donde llego para reavivar mi fuego o para escuchar y hablar al mismo tiempo.

Siento profundo bienestar cuando atiendo las necesidades de los numerosos cerebros repartidos por todo mi cuerpo. Cierro mis ojos. A pesar de que soy cuerpo, en ocasiones me siento ajena a él y me pasa como si tuviera que tocar gentilmente su puerta para entrar e instalarme aquí. ¿De dónde proviene este enajenamiento, esta extrañeza?

Cada sonido de mi cuerpo
revela singulares secretos

A mí lo que más me gusta de la danza es su incitación a recrearme, despersonalizarme. Transformaciones que toman siglos a una escala mineral, como seres vivos tenemos la capacidad de ejecutarlas y vivirlas en cuestión de muy poco tiempo. Ahora bien, lo que más me llena y me llama de la danza es su faceta narradora, unidad vasta y sólida pero porosa la mismo tiempo; y esto es necesario para asegurar el ritmo adecuado junto con los silencios y elipsis viscerales.

El cuerpo está antes que la energía de la mente. No lo hallas si tus preguntas están flotando en el infinito. Y está bien navegar en el mar cercano, también está bien navegar el interno vacío eterno, caminar y ser portadores de nuestras concreciones míticas. Siento que cada gesta personal es una total danza. Es simple, despojad la materia de palabras, vivámonos como volición: voy, vuelo, evoluciono. Participo, soy.

Aún cuando la danza sea para mí el arte no representativo, más bien expresivo, por excelencia, hay también adscripciones y codificaciones de movimientos ligados a una cultura, a una identidad, a las tradiciones. En el otro extremo de la balanza, está lo contemporáneo y la experimentación del cuerpo creador, del cuerpo reflexivo, del cuerpo que interroga.

Así se van configurando ontologismos y antologías autoficcionales, obras y piezas donde, en vez de celebrar la vida o los placeres, ponemos de relieve los caminos y las transiciones, las posturas, las ideas propias o ajenas, cuestionamos las situaciones normalizadas, tomamos decisiones en escena. No sin antes haber tomado y estado confrontados en lo cotidiano por esas posturas o imposturas que nos hacen doler la cabeza, la carne y las vísceras. Si pensás que el cuerpo es tu primer territorio, la danza es con vos.

LA DANZA ES MEDICINA

Algunas reflexiones me sorprenden esta semana. Observo cómo las palabras han participado en reciprocidad con los movimientos en los talleres de danza que he guiado, así como la poesía, las metáforas. Se va configurando algo como una danza simbólica donde ¡por la diosa Neit y por ventura no sé si sea afortunado o infortunado darle un simbolismo a cada cosa que se danza! Es linda la palabra danzada, en todo caso.

Me agarro de la palabra como conjuro, pero esta no basta: necesita precisamente la huella de las acciones y los actos para encarnar la idea transformada / transformadora. El arte ya no es más solamente un artefacto crítico ni de denuncia.
El arte ya no es más solamente un accesorio prescindible.
El arte puede ser ofrecido como camino transversal para sanar, para el buenvivir.

Permitirse entrar en la danza es permitirse desdomesticarse, conectar con el corazón salvaje, con el corazón mineral o de lo inerte. Ir a danzar es hacer borrón y cuenta nueva. Puede ser más que solamente intimista, puede ser más que solamente coreográfica, puede ser más que solo virtuosa. Puede ser medicina y no es una tendencia contemporánea. Los fenicios, dos siglos antes de cristo, se conectaban con el dios Baal Marqod, conocido como el Señor de la Danza y de la Sanación. El fractal en expansión llegó hasta el más acá.

PARA EXPANDIR Y REVISAR

“Informe sobre la construcción de situaciones y sobre las condiciones de la organización y la acción de la tendencia situacionista internacional. Documento Fundacional.» Guy Debord, 1957.

“De la politización de la danza a la dancificación de la política”. Lucía Naser Rocha, 2017.

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