«Cuida de no morir antes de tu muerte»,
Vicente Huidobro.
Cuando me encuentre sola
Y estés tú desnudo sobre la primavera
Callarán mis ojos disminuyendo el fuego de esta ciudad
Cuando esté yo muerta
el peso del mundo esté envuelto en flores
los árboles sean trofeos al árbol,
esté yo oculta en el manto del alba;
Mis manos corran a imitar gestos,
entonces la imagen tuya y de tus pies siempre descalzos
se funda en mi pecho como un guerrero
cantarán los azulejos la última balada.
Fuimos destrozados por el olor a muerte
abiertos al mundo
tristes.
La palabra nos encierra,
el paso de las aves me trae la melancolía de mis senos en desorden,
mi cabello despeinado mientras el viento hace estragos,
estamos en la habitación amarilla,
escucha la voz del bosque
nos traerá la armonía del humilde llamado a la luz
poco a poco
baja con el viento
los árboles sabrán apreciarlo.
Estoy sola otra vez, bailo para la noche.
Cada instante es una línea que vive dentro de mí y con sus ondulaciones me convierte en un fósil derramando hojas como esta.
¿Pueden oír?
¿pueden ser oídos?
Soy el silencio hundido en sus fantasmas.
Puedo ver el amor de mi madre en la miseria del planeta.
Vi ojos sin cuerpo.
Vi palabras sin lengua.
No regreso a mi tierra, pero, ¿cuál es mi tierra?
Mi tierra no soy yo.
Esta tierra no soy yo porque no sé quien soy desde los 9 años.
Esta ciudad me conoce, con los bolsillos vacíos, lejos de casa en navidad y con un sueño.
Todo para mí era un poema, hasta que me descubrí muerta.