El laberinto invisible: Cómo salir de lo cerrado a lo abierto
José Antonio Merino Abad
Cuadernos del laberinto. Anaquel de pensamiento (2018)
14 €
El laberinto invisible cómo salir de lo cerrado a lo abierto, de José Antonio Merino Abad es un libro que tiene como motor central el apetito de la duda. La cartografía íntima de un personaje complejo que tiene vocación por las preguntas, por la indagación, que se fascina analizando y comparando sistemas filosóficos, ideologías políticas, ideas religiosas, libros, obras de arte y la cultura en general. Una personaje central, Filiberto, que camina y que se interroga. Se nos advierte en el preámbulo que el hombre es una especie de titán con afán y apetito de novedades. Y eso es precisamente lo que impulsa al protagonista: un afán de contemplación y de interrogación por todo lo que importa al ser humano.
Una mezcla entre la novela y entre el ensayo, con guiños al género de la literatura de viajes y a ciertas escenas de películas de Woody Allen cuando por ejemplo observamos la cena con sus amigos, la narración se centra en la situación existencial del profesor universitario. Agotado de sus clases como profesor de Antropología cultural, de su rutina académica y por una serie de preguntas que caen sobre él como avalancha, Filiberto comienza a realizar una fuerte autocrítica a la suma de decisiones tomadas en su dilatada trayectoria. Con eso, también comienza a desmenuzar nuestra actualidad, donde las humanidades están en una evidente crisis y en donde todo parece carecer de sentido. Una situación crítica donde solo la abulia parece robustecerse.
La narración es detallista, no deja nada al azar. Cada escenario que se describe viene documentado con alguna anécdota o referencia libresca. Ya sean ruinas, teatros o el bello paisaje marino italiano o el paisaje peninsular español. Mientras el protagonista vive la vida, la historia nos conecta con diversas situaciones y explica diversas ideas o conceptos complejos, siempre de manera sencilla. No se pierde el lector en estas páginas, bastante cargadas de datos interesantes sobre monumentos, filósofos o artistas. La narración es nutrida tanto por Filiberto como por sus amigos o los profesores en algunas intervenciones académicas, cuando ponen de relieve algún tema o cuando intentan explicar el sentido de ciertos fenómenos. Todo ello da al libro una estructura polifónica.
Ya sean en escenarios italianos o en ciudades como Madrid, Burgos, Palencia y Santiago de Compostela, Filiberto y su esposa, Mary Hidalgo, recorren varios escenarios. Asisten a conferencias y entran en contacto con todo tipo de intelectuales. En cada capítulo surgen diferentes temas y se describe con detalle la arquitectura de los sitios visitados. Hay fascinación cuando se describen los monumentos de la antigüedad y hay una claridad expositiva cuando se hablan de filósofos tan fascinantes y complejos de entender como Demócrito, Platón, Nietzsche o Hegel.
Son muchas las inquietudes de las que se hablan, pero se comprende que analizar el contexto de la cultura humanista europea heredera de la cultura grecolatina y posteriormente cristiana. Entender los siglos de su evolución va más allá de ver obra a obra la producción de sus ilustres representantes. Esto se ve con claridad en el capítulo ambientado en Santiago. Una mesa redonda con tres profesores que intentan entender lo que es Europa, así se recuerda de forma oportuna: «El nombre de Europa nace del mito. Hija del rey de Fenicia, Agenor, fue raptada por Zeus, transformado en toro, que la llevó a Creta en donde vivió sus amores con su raptor, teniendo como hijo a Minos. Es decir, Europa fue bautizada así por los antiguos geógrafos griegos y en el profundo estrato de la cultura más antigua de Occidente, como es la griega» . (P. 235).
Es aquí donde surge la figura del Minotauro. Ser mitológico condenado a vagar por un laberinto interminable e infinito. Es en un escenario como este cuando se requiere la lucidez de la capacidad reflexiva del ser humano, ya que se pone a prueba todo su ingenio. Para así buscar una salida. Y que mejor que nutrirse de la cultura occidental. Así, para encontrar su camino hacia la salida y mantener la energía para la gran caminata en el espacio abierto.
Como a Terencio y posteriormente a Unamuno, para el protagonista nada de lo humano le parece ajeno. El laberinto invisible nos recuerda por la importancia de hacernos preguntas en el laberinto cotidiano de nuestras propias vidas. El lector asistirá a diversas preguntas y respuestas sobre las grandes preocupaciones de la humanidad. En 246 páginas asistimos a todo tipo de puntos de vistas. Lo importante es nunca abandonar el buen hábito de la duda y la fascinación por los clásicos o por los monumentos más representativos del arte occidental.