Yoyiana Ahumada es una investigadora, ensayista, dramaturga,actriz, poeta y periodista venezolana. Autora del poedrama Polvo de Hormiga Hembra (2016-2017), Nominado al Premio Isaac Chocrón (2016) Cabrujas: la voz que resuena, Cabrujas por siempre (Cultura Chacao, 2011- 2012) Cabrujas: el estruendo de la memoria (Julio 2018). Ahumada desde sus múltiples facetas -siempre iluminada por su pasión por el teatro- representa una figura viva y tenaz dentro el ámbito cultural contemporáneo venezolano.
Multifacética: ensayista, investigadora, guionista, poeta, dramaturga, actriz, periodista. ¿Una mujer del Renacimiento?
Con aspiraciones de serlo. Mas justamente diría neorenacentista. Las mujeres del renacimiento dieron una batalla dura por ser sujetos civiles con derechos a expresarse como artistas: luchando como Artemisia Gentileschi (la única pintora conocida hasta ahora) que ingresó en la Academia de las Artes y del Diseño de Florencia o Sofonisba Anguissola, una retratista que nunca pudo estudiar anatomía, porque no era «bien visto que una mujer contemplara un cuerpo desnudo».
No es una elección, ha sido así desde siempre. Estudié Comunicación Social para darle contención a una de mis necesidades expresivas, relacionadas con la inteligencia analítica y de alguna manera una vocación de servicio, aunada a una necesidad de levantar historia y memoria. Al mismo tiempo tomaba materias en la Escuela de Artes de la UCV y de Letras, quería hacer un compendio especial porque lo que estaba buscando no estaba en la Escuela de Comunicación Social. No soy una periodista químicamente pura, como nunca fui una actriz pura-no lo soy- Soy un ser que comunica desde un registro sensible, con ciertas claves que me interesan. Memoria, historia, seres a contramano, etc. Todo esto se me ha ido ocurriendo a medida que he ido construyéndome y conociéndome. Aun mis voces se están delineando.
¿Cómo confluyen e interactúan sus múltiples caras?
Definitivamente se retroalimentan. Cuando ejerzo la docencia, actividad que me encanta, aparece la actriz, e incluso la mujer que escribe teatro. En la periodista también hay algo de puesta en escena frente al desafío de la entrevista, aun cuando lo que busque sea extraer y sacudir al entrevistado para que reflexione conmigo desde toda la realidad posible. Son deltas que alimentan el gran río que soy. Te doy un ejemplo. Mi primer libro fue sobre el rol del director de teatro- a través de cuatro directores en los años 70.- Visionarios, Alucinados e Irreverentes– La idea escénica en Venezuela en los años 70– , que además fue un libro que salió de mi tesis de pregrado; al igual que la de Magister que fue sobre el imaginario en el teatro de José Ignacio Cabrujas… ¿Ves? Teatro, lo mío es puro teatro en la acción y en la reflexión.
«El teatro no se hace para cantar las cosas, sino para cambiarlas». Esto lo dijo el actor Vittorio Gassman. Para Yoyiana Ahumada ¿Qué es el teatro? ¿Para qué se hace teatro?
Un poco pretensioso del maestro Gassman eso de hacer teatro para cambiar las cosas. La ficción no cambia nada en la práctica inmediata. Pero si puede transformar la percepción de los hechos- Modificar el imaginario; cumplir un rol de avistamiento. La creación devela nuestro complejo y bello nuestro paso por la vida. El teatro trae al presente- re-presenta- los conflictos hondamente humanos, en ese sentido, particulariza y visibiliza, situaciones y personajes: nos interroga, nos saca de una zona cómoda de control perceptivo. Desordena los sentidos y las emociones, y sobre todo los sentimientos, ahonda en la historia, desmonta la voz de la verdad única. El teatro sana, no es exagerado sentir que sales otro después de una función que te ha impactado. Catarsis la descubrieron los griegos y es tan cierta como el agua.
Se hace teatro para decirle al otro, que somos uno. Se hace teatro para conectar con la sombra colectiva, para ser instrumento de voces más antiguas. Para conmover y para recordarle (pasar por el corazón) al hombre que es finito como la función. El teatro es tan efímero que se parece demasiado a la vida.
El teatro es la representación, la puesta en escena de un viaje. De un acontecimiento humano sin intermediación tecnológica, es la conexión con el mito de hablarle a los dioses profundos, desde un lugar del misterio, porque lo que sucede allí en escena, sea un performance o un clásico, es irrepetible y es exactamente heraclitano: el teatro no se baña dos veces en el mismo río. Una función es única e irrepetible. La experiencia del espectador también lo es.
¿Cómo fue su encuentro con el teatro y a la dramaturgia?
El teatro tan como es …Dice Herminia viuda de Petit, uno de los personajes de Acto Cultural de José Ignacio Cabrujas y quizás uno de los personajes femeninos mas especiales del teatro en venezolano en general. Para no temerle al lugar común, recordaré mi papel de la Virgen María en el acto de navidad del colegio. Mi gestual y mi compromiso con la situación de María fueron aplaudidas y cuando me preguntaron por qué me ponía la mano en el vientre dije que sentía dolor de barriga. Formalmente estudié en una escuela de teatro, tres años. Luego participé en una obra musical de teatro comercial, que era emblemática de los años 60 e inspiró una película de Milos Forman: HAIR, aunque formé parte de la comparsa, digamos que no hice un personaje como tal, ya anunciaba mi compromiso con las tablas. Mi primera obra la hice en el colegio Emil Friedman, cuya fuerza está en la formación musical. Fundamos un teatro y llevamos a escena El otro hijo de Luiggi Pirandello. Finalmente estudiando en la UCV, tomé una materia con Isaac Chocrón y entre a la Compañía Nacional de Teatro como asistente en la promoción. Mi sueño oculto era ingresar al elenco estable, pero no se abrían audiciones para actores principiantes. Para ese momento yo era integrante del grupo de danza en Pisorrojo, creado por el Maestro Grishka Holguin, con la maestra Milagros Egui. En el ínterin hice todos los talleres posibles con el GA80- Veronica Oddo y Juan Carlos Genet- con cuanto maestro invitado del exterior de los que aquí venían fuera posible. Ese año se planteó que la segunda temporada de la CNT abriría con Pedro Navaja, el musical de Pablo Cabrera, que versiona Mack the Knife o La ópera de tres centavos de Bertolt Brecht. Tanto pedí al cielo y a los propios directivos- preguntando con frecuencia casi obsesiva ¿Se abrirán audiciones? Que un día me dijeron prepara tu muestra. Y entré. Desde que estaba sentada esperando para presentarme con un monólogo muy elemental que había escrito, lo sabía. Entraría a la compañía. Allí estuve en Pedro Navaja, en la CNT hacíamos funciones de miércoles a domingo, los fines de semana en doble función; recibíamos formación musical y preparación corporal. Teníamos una sede propia en el Teatro Nacional y girábamos por las principales plazas del país. Después vinieron los Sainetes de Job Pim y Rafael Guinand y finalmente Acto Cultural. De allí pasé el grupo Theja por dos años y finalmente al Centro de Directores para el Nuevo Teatro, hasta el año 1992, cuando me fui a una aventura en Puerto Ordaz con el proyecto de las Compañías Regionales de Teatro, Núcleo Guayana. Aventura que no fue muy feliz pero me dejó en las manos borrones de mi primera pieza de teatro, un artefacto muy extraño, pero mío. Al llegar a Caracas entre en televisión, en VV y después de ser la coach (para usar una palabra de moda) del elenco infantil de un programa, entre como libretista, para aprender el oficio de la escritura en televisión, que tanto me gusta y en el que he habitado, y sigo, un largo tiempo de mi vida.
Han existido poetas dramaturgos por excelencia como Lorca y hasta el mismo Molière empleó la poesía en sus obras. ¿La poesía y el teatro conforman un matrimonio armónico?
El teatro es literatura que necesita ser representada para ser teatro. Si no como decía el maestro Genet, los personajes son fantasmas literarios. Como literatura es la promesa de la belleza que hay que traer al presente sobre el escenario. Cuando digo belleza no me refiero a la tontería de un canon estético, me refiero a la cualidad de hacer vivo a un texto. Creo que, como decía José Ignacio Cabrujas, el teatro es un fragmento de poesía. Le sumo: un fragmento de poesía que invita a moverse, a la acción al drama. Al viaje del héroe en presente. Ocurriendo. Sucediendo, delante de nuestros ojos. ¿Hay manera de olvidar este fragmento de El día que me quieras cuando Elvira Ancizar recibe a Carlos Gardel en su casa y le dice: «Usted aquí en el medio por invitado y por distinto»: O cuando William Shakespeare en la tragedia Hamlet; dice por boca de Ofelia: «Tus palabras quedan encerradas en mi memoria y tú te llevas la llave». Poesía que genera movimiento. Poesía que provoca la acción y funda universos.
Una de sus obras «Polvo de hormiga hembra» fue catalogada como «Poedrama»
En realidad, ese género lo sugerí yo, lo cual no quiere decir que lo haya creado. Polvo de Hormiga Hembra, no es estrictamente una obra de teatro con estructura aristotélica. Tiene una unidad de sentido y formal, pero responde a la fragmentación que le es natural al poema. Los personajes hablan en prosa poética.
Al respecto ha dicho el dramaturgo, director y crítico de teatro Juan Martins:
«Aquí en esta pieza me acerco a esa experiencia o por lo menos me permite dilucidar en torno a esa contingencia del lenguaje: la estructura poética introducida en la formalidad de la dramaturgia. No es nuevo porque estamos, en su lugar, hablando de las posibilidades de la teatralidad en el discurso dramatúrgico. De funcionar esa experiencia estamos en la antesala (lo que será inevitable para la dramaturgia venezolana) de nuevas propuestas»
¿Qué es un poedrama?
-Viene a ser un género trans. Es decir que plantea un cruce entre la dramaturgia y la poesía. La situación dramática se expresa a través del lenguaje poético, se apropia de la fragmentariedad. Es decir quiebra la unidad espacio – tiempo. Una experiencia escénica, que se mueve entre lo dramático y lo poético
Agrega Juan Martins en su lectura sobre Polvo de Hormiga Hembra: transgresión de género:
«Surge entonces la posibilidad del que el poema (como lo entendemos en su forma) se desplace en la composición del diálogo, sobre el desarrollo de las escenas y sobre los indicadores, dentro del mismo texto, de aquella realidad escénica».
¿Por qué esta obra lo es?
Me apropio nuevamente del texto escrito por Juan Martins, dramaturgo, director y crítico teatral,
«El ritmo viene dado más bien en la composición de las diferentes imágenes y no por el arreglo de ese parlamento. Es decir, el «parlamento», como es sabido, dispone del lugar de los personajes y de la construcción de la realidad escénica: los hechos acontecen sobre una historia que nos cuenta a través de dicho parlamento o de la continuidad de sus diálogos. Aquél «decir» de los personajes se ordena en la sintaxis del relato teatral».
¿Su experiencia como dramaturga alimenta su experiencia como actriz? ¿Y viceversa?
Sí, indudablemente. Cuando estoy escribiendo como ahora Y con ustedes las malkeridas, por ejemplo, grabo los textos para escuchar cuan orgánicos son. Con esta pieza, me pasó que acabo de presentar en Miami uno de estos monólogos Milhojas bajo la lluvia en el marco del evento organizado por Funcionarte Corp- una fundación sin fines de lucro, dedicada a la educación contra la violencia de género a través de las artes- Eso escribir como si danzara, es hacerlo desde la actriz. Y actuar los textos cuando los escribo me permite acceder a su verdad.
¿Cuáles son los aspectos que considera fundamentales y que deben defenderse en el teatro venezolano?
-Los aspectos fundamentales: que siga vivo y creciendo tanto en número de creadores, en todas las áreas. Debe defenderse la pluralidad y la posibilidad de que tengan cabida todas las propuestas, debe defenderse la necesidad de mantener la profesionalización, tanto en el aspecto formativo- escuelas de teatro; como la oportunidad de mantener un proceso continuo y permanente de formación integral- Debe defenderse la libertad de creación plena y luchar sin descanso contra cualquier forma de censura.
¿El teatro venezolano carece de algo?
En este momento carece del amparo u ordenamiento de cualquier expresión de la política de estado, porque no existe una política cultural general. Ni una Ley de Cultura acorde con los tiempos que vivimos. Al gobierno no le interesa la cultura si no como instrumento ideológico y de control. Le interesa imponer un imaginario premoderno, donde todo lo que no es expresión de un nacionalismo retrógrado, estereotipado y cursi, no tiene cabida. Pero hasta en esos espacios controlados, hay fisuras y propuestas irreverentes, por suerte.
Carencias: en el aspecto formativo y de profesionalización. De recursos: de salas tanto espacio convencionales como de bolsillo, de mecenas, porque entre otras cosas, de investigación. Le falta unión y articulación de estrategias comunes frente a la crisis. También le falta reflexión sobre si mismo ¿Le sobra algo? «Toderismo» Propuestas comerciales.
¿Cuál es su opinión del teatro latinoamericano contemporáneo?
Sería un poco ligero de mi parte hablar de un teatro al que hace un tiempo desconozco. Las propuestas o tendencias llegan por vía de algunos montajes que se hacen como el caso de Medea del Olimar o Tebas Land; ambos de autores del Uruguay ; o Cita a Ciegas; Informe sobre la banalidad del amor del argentino Mario Diament; pero no porque vengan al país grupos de los países latinoamericanos o maestros a impartir talleres como en otros tiempos. Estamos bastante aislados y desconectados, de lo que ocurre en América Latina. Del poco teatro que he podido leer y apreciar veo que se ha desprendido de algunas camisas de fuerzas del realismo social puro, ha acentuado la mirada hacia la politización- la polis- y la poetización de la existencia y otra mirada de la historia.
¿Cómo hacer teatro o cualquier actividad cultural en un país sumido en una grave crisis?
Las crisis solo pueden palearse con imaginación y fuerza espiritual, valga el lugar común. A la carencia de recursos solo puede suplirla la imaginación que comprende no solo nuevas maneras de concebir el hecho artístico, nuevas alianzas, relaciones con el sistema de producción cultural. Sin embargo, creo tener claro que la crisis es una característica del teatro: no existen condiciones ideales, ni siquiera en países como Estados Unidos o algunos de Europa, donde hay un importante apoyo del mecenazgo, un estadio ideal del teatro como bien cultural.
Sobre la entrevistada:
Foto:Manuel Reveron/Foto de portada: Nicola Rocco
Yoyiana Ahumada Licea (Caracas 1964)
Periodista egresada de la Universidad Central de Venezuela, guionista, dramaturga, poeta, locutora, docente y actriz. Autora del poedrama Polvo de Hormiga Hembra (2016-2017), Nominado al Premio Isaac Chocrón (2016) Cabrujas: la voz que resuena, Cabrujas por siempre (Cultura Chacao, 2011- 2012) Cabrujas: el estruendo de la memoria ( Julio 2018)
Venezuela: la obra inconclusa de José Ignacio Cabrujas (Ebook-2012); Portugal y Venezuela: 20 testimonios (2011) y el ensayo Alucinados, visionarios e irreverentes, la idea escénica en Venezuela en los 70 (Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano,Ecuador,2001) Compiladora El mundo según Cabrujas (2009) Coautora. 75 años CVA (2016); 100 mujeres contra la violencia en Venezuela (2015), 102 poetas Jamming (2014) Aproximación a nuestra cultura (2008), 50 Imprescindibles (2005), Empresas de Vida (2003) . Ha sido guionista de telenovelas en Venevisión, RCTV y Telemundo. Conduce una sección literaria en la emisora 881 FM en el espacio Por amor al arte y hace parte del equipo de Librería Sónica en RCR 750 AM. Escribe para Esfera Cultural, Gente today, El Estímulo, Climax entre otros portales. Forma parte del equipo Te Lo Cuento News, periodistas venezolanos en el mundo.