Sarah Rebecca Kersley es de Reino Unido. Nació en Londres, pero más que inglesa se siente del Reino Unido, y más que del Reino Unido se siente europea, una europea con un corazón que vibra por Brasil, por Bahía, ese estado del país continental suramericano en el que vive desde 2003.
Lo anterior no es un dato menor si se tiene en cuenta que Sarah es traductora, pero también escritora; escritora en portugués de Brasil, con “sotaque estrangeiro”, es decir, con acento peculiar. Y es que si algo está presente en los dos libros ya publicados de Sarah (Tipografia Oceânica y Sábado ) es un sentirse en el límite entre dos idiomas, y además el hecho de una escritura siempre en tránsito, tanto físico, como lingüístico.
Su debut literario, con Tipografia Oceânica, un poemario en el que puede sentirse el extrañamiento de una autora que indistintamente traduce y crea su poesía nutriéndose del distanciamiento con sus orígenes, es un libro donde destacan las vivencias de un ser humano siempre atento a las particularidades y riquezas de ese otro mundo, el brasileño, en el que se ha instalado. Un otro mundo con su idiosincrasia distante a la de origen de Sarah, y con una lengua rica y sonora que nunca deja de llamar su atención y enriquecerla como autora siempre abierta a las diferencias idiomáticas. De ahí que en “Sotaque”, uno de los poemas que compone el libro, exprese ella que está entubada, arañada, partida, que ella es una escritura en tránsito.
Ahora, en Sábado, su segundo libro, Sarah experimenta con las formas y escribe un texto híbrido, en el que las memorias toman cuenta y donde confluyen relatos biográficos y crónicas, acompañados por poemas en su lengua original y traducidos, junto a fotos del álbum familiar y cartas transcritas, mezcla toda que hacen de Sábado un libro amplio de lecturas, donde no importa clasificarlo en un género u otro y sí disfrutarlo, a la vez que conocemos a Anatoly Naiman, el poeta ruso que fue uno los cercanos de Anna Akmátova, una de las figuras más representativas de la poesía acmeísta de la Edad de Plata de la literatura rusa.
Memoria y relato biográfico porque Naiman es un primo lejano de Sarah, al cual ella contacta por motivos familiares que la hacen volver a Londres, y es en medio de la visita que se interesa por ese familiar distante, del que ni siquiera puede leer su poesía, porque está escrita en ruso.
Es así que nuevamente, en este su segundo libro, Kersley sigue construyendo su literatura en constante reflexión sobre el estar y no estar, entre un idioma y otro, entre un espacio que se habita y otro que se ha dejado, entre la imposibilidad de traducir fielmente y la riqueza del texto reinterpretado en la traducción, en el texto vertido que luego se da a leer a quienes no pueden acceder a él la lengua original.
Estas son algunas de las obsesiones de esta poeta, traductora y librera, quien en Bahía, su segunda tierra, su otra tierra, abrió la librería Boto-cor-de-rosa, más que una librería, como ella misma expresa “un proyecto cultural” que creó en conjunto con la profesora y crítica literaria bahiana Milena Britto, para acercar a los lectores a la literatura contemporánea, en los que destacan talleres de creación literaria y el sello editorial ParaLeLo13S (sello que empezó en 2017, habiendo editado hasta la fecha 7 libros, incluyendo poesía, cuentos, crónicas y ensayos críticos).
Por último, y no menos importante, Sarah se ha propuesto verter a su lengua a autores brasileños contemporáneos, principalmente poetas que han llamado su atención, y que han sido leídos en inglés.