Vaca para el libro ‘Lo que quería decir era otra cosa’ de Michael Benítez Ortiz

Algunos amigos ya sabían que esto se venía, y la tierra con parkinson lo avisa. Después de varios años de terquedad, saldrá mi primer libro de poesía: ‘Lo que quería decir era otra cosa’ (sí, el primero, porque las plaquettes casi no cuentan); la edición se hizo bajo el cuidado de Hernan Vargascarreño, de Ediciones Exilio, a quien agradezco putamente y sé que no voy a defraudar, porque esto será un hit literario (Un millar de copias obligao).

Pero bien, el rollo es que como soy poeta pero pobre —porque todo puede ser peor—, necesito mecenas, o sea, gente que crea en mi trabajo y ponga para la vaca para parte de la edición, brindándome así un respaldo verdadero como escritor…

Iniciamos con nuestra base de 700 mil pesos (de casi tres millones de pesos que necesitamos). Cada mecenas recibirá ejemplares del libro en cualquier parte del país. Para unirse a la causa pueden escribirme por mensaje interno (haciendo click aquí) o al correo fundacionexilio@gmail.com y allí le diremos cómo enviar su aporte. Confirmaremos todos los aportes recibidos y esperamos que el libro lo podamos editar a inicios de marzo.

***

Aquí, una pequeña muestra de la obra:

I

Las palabras nunca me parecieron gastadas, manoseadas por el disco rayado de la vida. Nunca caí en sus trampas, porque no había tales. Ahora huyo de ellas cada vez que las siento cerca, tropezando a cada paso.

Cuando uno es niño y vive en la calle, piensa que tiene la casa más grande de todos sus amigos.

 

V

Mis amigos salían de la tierra a jugar conmigo. Yo salía del centro de mí mismo. Los despertaban las lluvias de abril.

Amar es darle vuelta a un cucarrón que mira el cielo.

 

VII

Escribí tu nombre junto al mío en el sucio carro de tu papá, entre la arena del parque, en la pared de la panadería frente a tu casa, sobre un pupitre, en el vidrio sudoroso de la ruta del colegio y en la cometa más grande que jamás hubo en el barrio; hasta lo tatué en mi mano izquierda con tinta china y una aguja de coser de mamá.

Aun así nunca lo viste.

 

XII

Para escribir buenos poemas es necesario durar, por lo menos, ocho días sin bañarse. Debes haber sido campeón en algún momento practicando algún deporte; ser el mejor en cualquier cosa: todas son igual de insignificantes. No es importante haberse enamorado, pero ser un poco ingenuo no está de más. Si nunca robaste monedas haciendo mandados a tus padres, no tienes agallas para la poesía.

El poema es la piedra en mi cauchera.

 

***

Compartan esto como un bareto comunal.

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