Cuando empecé a leer el artículo firmado por Darío Zagalde ¿Hacia dónde va la poesía iberoamericana contemporánea? Una crítica al mercado y un clamor por nuevas voces no creía necesario escribir un artículo como este. Han pasado unos días y después de constatar el sinsentido de algunas afirmaciones, me arriesgo a escribir sobre ello. Si bien el autor puso todo su conocimiento en el artículo, no puedo estar más en desacuerdo con algunas fases que, literalmente, se contradicen.
Que la poesía española (en España, digo) está adormilada, grogui, K.O… no es difícil de averiguar. Para muchos, la poesía latinoamericana y Portugal es un espejo donde fijarse para progresar. España, actualmente, reconoce, vanagloria y premia a la poesía fácil, simplona, rancia y puede que haya pocos jóvenes de calidad que sacudan el árbol con la suficiente fuerza. El concepto calidad ha sido tachado y confundido por el de la cantidad: seguidores y consumidores. No se utiliza el término lectores, sino que se ensalza el concepto de asistentes a teatros, auditorios o galas poéticas. En el juego entran las nuevas promesas de la poesía española y un considerable número de autores que se suben a la ola new-age.
Es imposible ofrecer una reflexión del momento actual de la poesía hispanoamericana sin tener en cuenta a las editoriales. Creer que algunas editoriales con más visibilidad que otras son referentes de una nueva generación de poetas es, como poco,insultar o tomar el pelo al lector de poesía. Sin menospreciar los catálogos, en donde hay de todo (aquí entran interesantes debates comerciales, trapicheos y premios), el lector de poesía aspira a más que una poesía sencilla y sin aspiraciones como en la que en casos se publica en las editoriales. Creer que Visor, vendida literalmente a los intereses comerciales, es un referente -gracias por los servicios prestados, pero hace años que su catálogo no se sostiene-. Criticar un modelo comercial de literatura y mencionar según qué editoriales como ejemplo de buena práctica, es demostrar que el conocimiento que se tiene de una realidad no es tan profundo como se cree. Lo mismo vale para slams y demás; ¿cuántos de los que van a oír poesía leerán un libro el ganador? es más sencillo tentar al lector por el oído que por la letra, se pierden matices, formas, tiempos. ¿Todo el mundo que acude al CCCB está interesado en poesía? no. ¿Los interesados leen poesía asiduamente? Lo dudo. Caer en el término audiencia es, otra vez, ofrecer un guiño a aquellos que ven la poesía como una suma de números (los hay, podéis creerlo).
[Coda: leer y conocer País imaginario. Escritos y transtextos. Poesía latinoamericana 1980 – 1992 (Ay del seis, 2018]
El verdadero mérito en esta época lo tienen editoriales como Kriller71; que juega con la publicación de traducciones de poetas norteamericanos interesantes con otra rama iberoamericana tan potente como la de cualquier editorial en castellano convencional. O Liliputienses, que apuesta por la poesía del otro lado del océano de manera decidida y es un referente para dar a conocer una generación de poetas latinoamericanos brutal, que superan con creces parte de la poesía española. El mérito está también en Luces de Gálibo, una editorial seria con uno de los catálogos más potentes de la literatura en castellano. Poetas como Daiana Henderson (Argentina), Matilde Campilho (Portugal) Roberto Valdivia o Ana Carolina Quiñonez Salpietro (Perú), Jorge Posada (México), Luca Argel (Brasil), Judith Rico o Mario García Obrero (España) son apuestas de presente y futuro en la poesía hispanoamericana, más allá de otros nombres mencionados en artículos y entradas para provocar música en oídos terceros. Editoriales que en algunos casos son el trampolín a los grandes nombres editoriales. ¿Acaso se nos olvida?
Iberoamérica es un ejemplo, un espejo donde ver la poesía joven que de momento España carece. Es un laboratorio de ideas y movimientos que tendríamos que estudiar desde la Península; copiar o imitar, es un ejemplo. No hace falta caer en la oficialidad de las ferias del libro o en los festivales manejados por los mismos nombres por detrás. Agudizar el ingenio, tomar nota. Y eso se consigue con humildad y tratando de igual a igual no ya a un continente, sino siendo sinceros y no tan convenidos con lo que uno dice o deje de decir.
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Ilustraciones: La imagen destacada pertenece a Estelí Meza. A Israel Ramírez (http://diser.blogspot.com/) las dos primeras de la entrada y Xavi Rossell la tercera y última.