Femimundo, en la mirada de María Luisa Bemberg

En 1972 María Luisa Bemberg dio un golpe grande. No era la primera vez que la cineasta y cofundadora de la Unión Feminista Argentina incomodaba con una producción cinematográfica. El golpe fue, en realidad, un cortometraje documental de 17 minutos llamado El mundo de la mujer y comenzaba con una placa en negro que anticipaba:

Esta película ha sido filmada enteramente en la exposición de «La mujer y su mundo» que se realizó en la Sociedad Rural de Palermo. Las palabras del locutor fueron extraídas del catálogo de esa misma muestra. Los fragmentos de la locutora fueron sacados del Libro Azul de «Para Ti» (…) El cuento de la «Cenicienta» proviene del disco homónimo de Walt Disney.

Alguna vez militantes de la Unión Feminista Argentina contaron que el origen de los cortometrajes de Bemberg comenzó por un problema con el guionista. Un hombre intentó amedrentarla diciéndole que si no le gustaban las correcciones realizadas hiciera ella misma el guion y el resto del cortometraje. Y lo hizo.

La exposición «La mujer y su mundo» formaba parte de Femimundo, una feria que se realizaba anualmente en La Rural. El predio era un espacio rectangular iluminado como un supermercado, en el que había stands de colores dispuestos uno al lado de otro. Algunos de ellos reproducían el interior de una casa, por ejemplo una cocina o un dormitorio; otros representaban comercios, como un salón de estética o casas de costura. En ellos siempre había una mujer indicando cómo debía comportarse otra mujer. A esto se sumaban los expositores de pelucas, ropa, productos de cosmética y electrodomésticos. Incluso había en el predio jaulas de vidrio con mujeres expuestas. «No oculte su belleza», podía leerse en una de las publicidades del lugar; mientras cientos de mujeres eran utilizadas como maniquíes para que otros tantos cientos de hombres se dedicaran a recorrerlas con la vista. La mujer era objeto y al mismo tiempo «un poderoso factor de consumo», como se leía entre líneas en la folletería del evento.

La feria, organizada por hombres del sector empresarial, representaba lo que sus organizadores denominaban «el mundo» de la mujer. Definitivamente ese no era el mundo de Bemberg. En un ambiente marcado por el machismo, María Luisa se abrió camino a empujones, consciente de que su voz se presentaba como una alternativa emancipatoria en la industria del cine.

El documental fue un retrato cinematográfico del machismo de la época y una crítica a la sociedad, la industria y los medios de comunicación. La filmación se complementa con una voz en off que retoma partes del cuento La Cenicienta, el Libro Azul de la Revista Para Ti y fragmentos de los folletos de la feria.

Para Ti, el complemento ideal de Femimundo

«Cuide mucho la casa porque él ama el hogar. Debe ser sensual, pero no demasiado» recita una voz en off en el documental, mientras en la filmación se observa a una mujer recostada en una cama, con la mirada perdida en alguna parte. Varios espectadores la observan, están detrás de una cuerda, manteniendo una cierta distancia, alimentando el espectáculo.

Las elecciones de los recursos de Bemberg no fueron casuales. Ni casuales ni ingenuos. Siendo una activa militante del feminismo supo combinar de forma magistral diversos elementos del lenguaje del cine para reconstruir a la sociedad patriarcal de la época.

El fragmento citado formaba parte del Libro Azul, de la revista Para Ti; publicación que desde 1922 se caracterizó por reconstruir un estereotipo de mujer basado en la maternidad, la sumisión y el conservadurismo. Cuatro años después de la difusión de «El mundo de la mujer» la revista Para Ti se convertiría por excelencia en un instrumento de legitimación de la dictadura cívico militar de 1976. Por eso, tal vez no sorprenda el hecho de que Bemberg fue una de las tantas intelectuales combatidas y censuradas durante el golpe.

La señora de nadie

Bemberg fue un espíritu rebelde y libre. Ni siquiera el peso conservador de su apellido pudo evitar su militancia feminista. El patriarca de la familia, Otto Bemberg, fue un alemán que fundó la dinastía de la «Casa Bemberg» y amasó una considerable fortuna. Esto contribuyó a que María Luisa tuviera una educación privilegiada. Se interesó por el cine, la dramaturgia y el guion; y estudió en New York.

En 1970 fundó, junto a Gabriela Christeller, la Unión Feminista Argentina (UFA). Fuertemente influenciadas por autoras feministas norteamericanas y europeas como Kate Millet, Simone de Beauvoir y Virginia Woolf, la organización se dedicó, en primera instancia, a la lectura de documentos y a la concienciación de la situación de la mujer. El grupo inicial estuvo conformado por mujeres de todos los ámbitos, desde amas de casas, hasta estudiantes, intelectuales y obreras. Esa diversidad jugó a su favor e hizo que el grupo creciera notablemente.

Los cortometrajes de Bemberg llegaron de la mano de la militancia y no al revés. Su acercamiento al feminismo se vio plasmado en cada una de sus producciones cinematográficas. Influenciada por pensadores de los 60 y los 70, la cineasta supo plasmar con claridad que el género es una construcción social y militó activamente para reivindicar a la mujer y contribuir en su emancipación. No por nada sus cortos fueron utilizados reiteradas veces en el marco de debates feministas.

Hay una anécdota, curiosa, ocurrida durante el rodaje de «El mundo de la mujer». El día de la filmación varias de las militantes de UFA se infiltraron en la feria y comenzaron a entregar folletos feministas a las mujeres presentes en el evento. En los panfletos se denunciaba la violencia sexista de las actividades. Las mujeres que recibían el volante, y a las que Bemberg pretendía llegar con su discurso cinematográfico, quedaban paralizadas al leer el material. Mientras tanto, María Luisa se ocupaba de registrar con la cámara sus reacciones atónitas.

Primero feminista, luego cineasta. En el estreno de su primer largometraje, Bemberg manifestó: «Sabía que si mi película salía mal no iban a decir ¡qué bestia, la Bemberg! sino ¿No ven que las mujeres no sirven para hacer cine?, y ahí caían en la volteada millones de mujeres inocentes». Años más tarde su largometraje «Camila» sería elegido para competir por el Premio Óscar como mejor película extranjera.

Cuando en 1955 se separó, luego de 10 años de matrimonio, explicó que había pasado de ser la señora de Miguens para pasar a ser la «señora de nadie», título que luego utilizó en una de sus producciones en 1982.

Bemberg no sólo fue la antítesis de la mujer construida por Femimundo, fue también una de las primeras mujeres que dijo «Basta».

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