«No importa si cumplo cien años
si mi sangre se ausenta
si mi piel se marchita
no importa.
Amando, pretendo morir amando.»
Rosamaría Roffiel
Pretendo morir amando a las mujeres cristal
a las del jugo de germen
a las que comen manzanas con caramelo
a las que danzan entre las montañas
seré yo quien toque gaitas mientras las miro
mientras la respiración se coloca ante los pájaros
cuando la espuma de las burbujas toque a las puertas
de esta amante giralengua
Pretendo pestañeos que se queden en fotografías
caricia de cejas pobladas
piernas juntas sobre las rocas del río
un amanecer casi violeta
seré yo quien las lleve en bicicleta
rumbo al único lugar de la munda que nos espera
con los cánticos sobre rascacielos
edificios que contemplen
la grandeza de 2 caderas bailando sin parar
Pretendo morir amando
escurrida, entre calcomanías sugerentes
entre los trocitos de papel brillante
cuando el viento los eleve
seré yo papalote a mil pies de
altura
después de besar la boca que escurre dulce de pera
seré yo la volcánica que derrame los lúmbricos girasoles
creación divina, a dos manos
sirenas ardientes, uvásticas
uvérnicas sabor a vino
venideras del vaivén
repetición infinita del vuelo cometa
Pretendo morir amando a una mujer
que me vea siempre con el caleidoscopio
atrapada entre colores
con la artillería lista para toda guerra
Pretendo morir amando entre los columpios de las olas
resbalando tras espaldas
cuando lo eléctrico consuma cada vena
vaivén de sangres
sangres venideras
caudales para el riego de la tierra
maíz que se amase después
seré yo la planética que no frene la nave
si decide que las flechas las lanzo yo
del invierno a lo posible
de lo cuántico a la pesca de trenes
prometo morir amando
a cada una de las mujeres
que se atrevan a reforestar
los jardines que contengo
en cada uno de mis horizontes.
*Ilustración de @lesbilais.