En la presente entrevista, y de forma personal, quise expresar mi preocupación por el rumbo actual de la literatura que toca los temas de la diversidad sexual o en su forma simplificada; LGBT+.
Como escritor novel, me preocupa que muchos de mis contemporáneos, sobre todo los ya consolidados en el tema de la diversidad sexual, siguen con los tópicos de un literatura del siglo XX. Muy a lo Luis Zapata o lo Salvador Novo o Elías Nandino, por situarnos en el plano nacional y mencionar ejemplos. Los temas de la clandestinidad, el sufrimiento, la iniciación sexual o salir del closet siguen latiendo en las obras literarias; ¿por qué seguimos con esos reclamos o con esas situaciones?, ¿de verdad no hemos avanzado en lo social para que nuestra literatura se lleve por nuevos caminos?
Estos son mis conflictos al enfrentarme con algunas obras que llevan el estandarte LGBT+ actual.
Pensé que con La curiosidad mató al macho de Russell Manzo me iba topar con lo mismo, no fue así. Es una compilación de cuentos que en un primer plano sí mantiene las aristas ya tan repetidas de la literatura gay en México, pero, la lectura entre líneas (y ni tanto) desentraña el machismos que se vive dentro del panorama de la diversidad sexual al sur de la República Mexicana (Chiapas). Una figura del macho dentro de relaciones sexo-afectivas con diversas figuras LGBT+. Aquí está la conversación virtual que mantuvimos:
Este es tu primer libro de cuentos, La curiosidad mató al macho, ¿lo propones como una muestra del machismo que existe en la figura del hombre que se asume con un rol dominante en las relaciones sexo-afectivas con personas LGBT+?
Así es, trato de manejar el machismo desde una perspectiva de marginalidad cultural, vista desde el punto de seres creados a partir de la imaginación (bisexuales, transexuales, transgéneros, homosexuales, etc.), cuestionar la dominación masculina y enfocarme en la racionalidad y naturalidad de la figura varonil. Muchas de las historias que relato, rompen con la norma: el personaje afeminado hace que el macho exhiba su deseo homoerótico, que cuestiona, de cierto modo, su virilidad. Por eso, los personajes entran en un juego de deseo y seducción, que revelan una relación seria y necesaria entre el melodrama masculino y la moral patriarcal.
Al mencionar la basta literatura mexicana LGBT+, ¿ubicas alguna obra que no se situé desde la iniciación sexual, el homoerotismo o la clandestinidad de las personas con «disidencias» sexuales?
Sí, claro. Tengo dos ejemplos que se me vienen a la mente, uno de ellos es “Temporada de caza para el león negro” de Tryno Maldonado y “El uranista” de Luis Panini. En estas obras se puede apreciar otro tipo de literatura, que no necesariamente recae en la iniciación sexual homoerótica, sino también tratan de exponer una temática psico-analítica de sus personajes con un enfoque sobre la vida personal y afectiva de estos protagonistas. Esto me parece interesante, pues muchas veces suele sobrevalorarse la temática LGBT+ en meros temas sexuales, de perversión y depravación, por sólo mencionar algunos.
¿Crees que es necesario que la literatura de la diversidad sexual se mantenga con los mismos tópicos del siglo XX?
Claro que no, porque se puede escribir de diferentes cuestiones, a pesar de que la novela o el cuento sean de temática LGBT+. En este punto, creo necesario aterrizar hacia dónde queremos llevar nuestra historia, y a nuestros personajes. Así como hay escritores heterosexuales escribiendo poesía, cuento o novela LGBT+, también los hay escritores homosexuales, lesbianas, trans, escribiendo asuntos de temas diversos, y eso es lo que hace exquisita a la literatura, que no sólo se encasilla en un solo rubro. En lo personal, escribí esta obra; La curiosidad mató al macho, como una crítica que transciende del concepto de virilidad asociado con la nacionalidad social que se le suele adjudicar a aspectos en particular como la etnicidad, el género y la sexualidad, con la que se suele, también, juzgar ciertos textos homosexuales. Temas que todavía siguen siendo tabú en muchas partes de México.
No creo en la literatura como un reflejo fiel de la realidad. Creo en la literatura como una muestra de la visión del mundo del escritor, ¿habrá nuevos temas que se tengan que hablar dentro de la literatura mexicana LGBT+?
Muchas veces, las personas se cuestionan tanto este tipo de situaciones, y creo que aún nos falta mucho camino por recorrer, por muy trillado que se lea. Debemos aprovechar el poder que ejerce la literatura en la sociedad, y enseñar, y educar a las personas por medio de las letras. Soy creyente de que la literatura no debe morir, simplemente porque esos temas ya son “conocidos”. Creo necesario fomentar aún más la difusión de estos temas, pues es vasto cuando se habla de literatura LGBT+. Por ende, se deben divulgar ciertos antecedentes que han servido en el proceso evolutivo del tema homosexual/homosocial en la narrativa no sólo mexicana pero universal de las últimas décadas como lo hicieron Walt Whitman, Federico García Lorca, Fernando Pessoa, Allen Ginsberg, entre otros, cuyas obras siguen vigentes, y aún nos siguen mostrando otras facetas en el plano central de la heteronormatividad.
Por último, con La curiosidad mató al macho abres una nueva brecha de la literatura de Chiapas con temas de la diversidad sexual, pero, ¿qué tienes en mente para la proximidad?, ¿crees que hay algunas otras líneas que no toquen el homoerotismo o la «clandestinidad»?
Por el momento, quiero seguir trabajando esta temática desde la perspectiva frontera-sur que se vive en la actualidad: homicidios, feminicidios, violaciones de derechos sexuales y de género, etcétera. Como lo comenté anteriormente, de este lado del país, aún hay mucho trabajo por hacer en cuanto a educación. No podemos dejar esta tarea como culminada, pues se debe escribir aún más sobre ese complejo de inferioridad que se le ha otorgado a la descripción de la raza mestiza, pues no necesariamente se debe reducir a analogías basadas en tristeza, repudio, marginación; mas se debe subrayar que el hedonismo y la sensualidad también son parte de su caracterización. Hay mucho por educar, y que mejor manera de hacerlo a partir del núcleo donde estas problemáticas sociales y culturales radican.
Russell Manzo (Tapachula, Chiapas; 1989). Él es Licenciado en Lengua Inglesa por la Universidad Veracruzana. Ha colaborado en antologías como Soberbia (Editorial Benma, 2015), Viaje a la oscuridad (Editorial Lengua de Diablo, 2015), Afectos y disidencias sexuales: jota-cola-maricona en Abya Yala (Mandrágora Editorial, 2018), Interfaz Antología 2014-2018 (Editorial Círculo de Poesía, 2019). Fue becario del Festival Interfaz ISSSTE-Cultura “Los signos de rotación” Oaxaca (2015). Y en 2018, obtuvo la beca del Programa de Estímulo a la Creación y Desarrollo Artístico de Chiapas (PECDA/Coneculta) en la categoría Jóvenes Creadores, con la cual publicó su obra “La curiosidad mató al macho” (Surdavoz Editorial, 2018).