Edda Armas: «Escribo para darle forma al deseo»

Edda Armas es una poeta, editora, promotora cultural y psicóloga social venezolana. Ha publicado quince poemarios y ha obtenido diversas distinciones entre ellas: Premio Municipal de Literatura de Poesía «Alcaldía de Caracas 1995»; Premio de la «XIV Bienal de Poesía J.A. Ramos Sucre», y la «Orden Alejo Zuloaga» de la Universidad de Carabobo. Desde 1970 ha impartido talleres literarios y de creación poética. Actualmente dirige Dcir ediciones, editorial orientada a publicar poesía venezolana de autores consagrados y también noveles.

Para Edda Armas, ¿qué es la poesía?                                                                        

Esta pregunta se nos hace cada vez más compleja; múltiples respuestas hemos generado en el devenir de los años, sintiéndola siempre como un modo activo de resistir, de conectar y sentir, de revelar algo esencial en el aquí y ahora de la vida. Convencida, también, de que la poesía es un deseo que se libera buscando al otro en un territorio que exige correspondencias, al mejor estilo rilkeano, asumidos los deseos como recuerdos, puentes activos de energías, al revelar fragmentos de memoria que también llegan del propio futuro.

Desde su primer poema hasta hoy, ¿qué la ha motivado a seguir escribiendo poesía?                                                                                      

No tengo registro del que pudiese considerar mi primer poema, y fueron muchos los desechados. Recuerdo que garabateaba líneas ‘poéticas’ desde adolescente, seducida por la musicalidad de las palabras y la vibración misteriosa que éstas producían. Experimentaba la sonoridad que se lograba al invertir el orden de las palabras en el verso. Pero, tal vez, la adrenalina asociada a la sorpresa que causa la escritura del poema, desde el momento de atrapar la tensión -en la ráfaga del verso inicial- a modo de apunte sea lo que motiva nuestra permanencia en la escritura. El ejercicio diario es intentar -amorosa y/o dolorosamente- el poema. Lugar donde hilvanas lo esencial con memoria de espinas.

 El acto de escribir, para algunos escritores es un acto necesario, una pulsión vital. ¿Por qué escribe Edda Armas?                                                                  

 Escribo para no olvidar. Escribo para tender puentes. Puentes emocionales, cognitivos, sensoriales; para completar rompecabezas. Escribo para darle forma al deseo, el que sin abandonarte muta y te salva en el día a día del resistir. Ese deseo inquieto que oye, huele, mira, palpa, inquiere en el proceso de contemplación permanente en el vértice del afuera y el adentro. Desde las zonas de lo que te angustia, conmueve, seduce o sorprende. También aquello que a otros tal vez le parece menudencia o cotidianidad, o lo que abre interés colectivo y te da voz para narrarlo y golpe es, en sentimientos solidarios de belleza o de amargo rechazo. En fin, todo aquello que insufla un gesto rescatable en medio de la aridez actual del mundo.

A la hora de escribir… ¿Espera un momento en particular? ¿Un estado de ánimo?  ¿O se decanta por rutinas más estrictas?                                                  

La escritura en mí no tiene horarios. Sucede y tiene prioridad. Pero, podría decir que prefiero la madrugada; suele ser templadamente reveladora. Llega la ráfaga que despierta y la atiendes, de no hacerlo se diluye. Y cuando la atiendes, desencadena una sucesión de emociones-ideas que conectan con las palabras salvadoras al revelarse en imágenes poéticas deseando asumir la forma rotunda de un poema. Suele ocurrirme así la primera instancia en el hallazgo del cuerpo poético.

 Ha sido una poeta muy prolífica desde Roto todo silencio (1975) hasta A la hora del grillo (2016). Su voz poética, ¿qué ha conservado?, ¿de qué se ha despojado?                                                                                                                  

No sé si soy una autora prolífica. Cierto que publiqué tempranamente – a los veinte años- Roto todo silencio, y que son 15 poemarios los publicados hasta 2012.  Pero todos son bastante breves, y claro que no he publicado todo lo que he escrito, ni aún mi poesía reunida. Los libros son testimonios de un recorrido autoral al haberme topado con editores interesados en publicarlos. De los míos solo uno, Cuerdas de serpiente,  vio luz bajo la fórmula -nada despreciable- de ‘Edición de Autora’ en 1985. Fue una experiencia inédita y experimental en la que me acompañaron en su concepto gráfico Jaime Cruz-Espada y Annella Armas (siendo estudiantes del Instituto de Diseño Hans Neuman de Caracas), y Javier Azpúrua que hizo posible la complicada impresión de un libro como ese en las prensas de Editorial Arte. Fue mi único libro publicado en los años ochenta, en el cual experimento la libertad de la construcción del poema y la posibilidad de las múltiples lecturas por parte del lector en tiempos de utilizar en una maquina de escribir tradicional. Maneja la construcción musical de las estructuras abiertas en cada poema: el juego gráfico en su visualidad. La inversión de la lectura horizontal al proponer lecturas verticales. Un puzzle. Es un libro bisagra entre los dos anteriores y los que vendrían, en los que la musicalidad se acelera como pilares de mis intereses poéticos. Es un homenaje a Caetano Veloso, Maria Bethania, Chico Buarque, Djavan, Peter Gabriel, Pink Floy, Yordano y Johannes Brahms. Mas volviendo al cauce de tu pregunta,  creo que el recorrido de escrituras, de libro a libro, en 40 años, he conservado la búsqueda de lo conciso, importándome el cómo se dice lo que dices. La redondez armonica del lenguaje en el poema. La búsqueda obsesiva de que el poema conserve la emoción de su pulsión de origen. Y, para mi dicha, me he despojado del apuro por publicar.

Dentro de su poesía existe una tendencia de decir o nombrar las cosas por su nombre, ciñéndose a un lenguaje conciso. ¿Para usted, entonces, la poesía surge luego de sustraer lo innecesario?                                                                 

Me complace tu valoración, la que hago respuesta a la pregunta que me formulas.  Así es.  La poesía precisa sustraer lo innecesario. Casi todos los poemas -en borrador- requieren poda. Rara vez se escribe el poema con su cuerpo exacto. Podar toma tiempo. Hay que seccionar lo que no le va, lo supérfluo, el adorno, o aquello que desvía el núcleo del poema. Y esta tarea implica desenamorarse de lo que has escrito. Por ello conviene dejar reposar los borradores una larga temporada. Solo así lográs desapego y visión crítica. Podar es dejar lo nuclear atado al esternón del poema. Otra tarea posterior es encontrarle al conjunto de poemas una columna vertebral para conformar un libro. Particularmente aprecio los poemas breves, y siento tentación por los poemas seriados, tal y como lo desarrollo en mi poemario Corona mar. A la escritura la sostiene la paciencia, pues la escritura roza un tiempo impreciso, absolutamente personal para cada quien.

 Ha impartido durante mucho tiempo talleres de poesía. De acuerdo a su experiencia: ¿Qué le ha dejado a usted como poeta la experiencia de impartir estos talleres? ¿Qué cree le ofrece dicha experiencia a un poeta que se inicia?                                    

Mi primera experiencia facilitando talleres literarios fue en el Ateneo de Caracas en la sede de La Florida, en los años setenta, siendo yo estudiante de psicología en la UCV, ya interesada en las áreas de creatividad y artes. Los dictaba para niños y jóvenes, e implicaban diseñar actividades que les motivasen a escribir o leer historias a partir de comics, una frase, una pelicula una fotografía o un recuerdo personal. Recuerdo que alli contábamos con buenos recursos y materiales pero más que la literatura tenían otros intereses y era dificil motivarles. Luego tuve la oportunidad de ser parte de un proyecto de talleres de creatividad que impulsaba FUNDARTE en barriadas populares y trabajé en Carapita, Los Manolos, Sierra Maestra y La Libertad en el 23 de Enero, San Javier de Lídice, Las Mayas, El Carmen (En La Guaira) y 10 de Marzo en Maiquetía, entre otros sectores. La experiencia fue exitosa por la alta participación de los niños y la comunidad, marcándome para toda la vida. A pesar de las condiciones precarias del lugar donde realizábamos las jornadas de taller literario (una plaza, un garage, el pasillo de un bloque, una calle cerrada) con el sol encima la mayoría de las veces, los participantes de 4 a 16 años eran receptivos y disfrutaban las actividades que les proponíamos, y esta experiencia con las historias que escribieron o narraban al grabador -quienes no sabían aún escribir- las reuní en la antología El sol cambia de casa  ilustrada con sus propios dibujos, editaba por el Fondo editorial de FUNDARTE en 1979. También hicimos libros colectivos, construyendo la historia y las ilustraciones en trabajo de grupo, los que cosían en sencilla encuadernación. Los talleres de creación poética para adultos los asumí en 2002, de forma independiente, tras renunciar al último cargo de mi carrera profesional en el sector de las instituciones culturales. Iniciada ésta en 1980, trabajé en FUNDARTE, Teatro Teresa Carreño, Dirección de Literatura del CONAC y  Fundación CELARG. «El ojo errante» fue una experiencia plena de taller-laboratorio durante más de cinco años,  logrando publicar una antología colectiva, y la mayoría de sus participantes han logrado publicar sus primeros libros, vale mencionar entre ellos a Rubén Ackerman, Georgina Ramirez, Ania Varez, Leonardo González Alcalá, Héctor Anibal Caldera, Hildegard Acosta, Tere Casas, Dalia Margot Baptista, Tina Oliveira y Karla Castro.                                             Facilitar talleres de creación poética ha sido para mí tan importante como publicar mi obra propia. Realizarlos partía de la satisfacción de dar, compartir. Utilizando el taller como espacio abierto de diálogo, confrontación con autores de la tradición, experimentales y voces recientes del mundo, paralelamente con las formas de la poesía, en un compartir sin egoísmos. Compartir lecturas, hallazgos y atajos en el método de la escritura, desarrollar ejercicios que estimulan colocando al tallerista en diversas situaciones de escritura, asociadas a la fotografía, las artes plásticas o la música. La enseñanza que nos dejan todas estas experiencias de talleres es entenderse facilitador de procesos, asumiendo el motivar sin censurar o interferir en sus producciones, sin marcar estilos o formas deliberadas de hacer poesía, respetando el texto que cada quien produce. También nos ocupábamos de afincar la tarea de despertar la lectura crítica del trabajo de cada quien, abriendo oído a la lectura comentada de los otros, entendiendo que legítimamente la palabra final siempre la tiene el autor. Puedes facilitar procesos, pero no convierten los talleres en escritor a quien no asume esa pasión con radical determinación y riesgo.

Dirige Dcir Ediciones, una editorial enfocada a publicar poesía. ¿Qué la impulsa a editar poesía en la Venezuela actual?                                                                   

Dedicarnos a la publicación de una colección de poesía venezolana en 2015 fue una proeza salvadora. Lo siento como el milagro de izarle las velas a una barca que puede navegar en libertad sin fronteras de mares por el mundo en tiempos adversos, coercitivos. Fue una decisión tomada a consciencia, sintiendo la urgencia de dejar de lado la imposibilidad de editar en tiempos sin papel, confabulando recursos a favor del libro en optimista acto de resistencia y permanencia en mi país. En la unión está la fuerza, creo en ello, y considero que estamos en tiempos de formular alianzas para la literatura, a favor de los autores y la creación, buscando darle visibilidad al libro y autores venezolanos, proyectando sin fronteras lo que se escribe en este tiempo oscuro del país. Creo que la colección Dcir tomará valor a modo de registro y diálogo entre voces (consagradas y noveles) de la poesía escrita en la Venezuela actual, atacando el llamado a la libertad y la expresión libre, buscando establecer puentes con poetas del mundo, invitándoles a acompañar la edición con textos suyos en las contraportadas de los libros. Este proyecto también me representa en lo personal un diálogo creativo con dos creadores visuales, entrañables: Carlos Cruz-Diez y Annella Armas.

 Siendo editora, poeta con una dilatada experiencia impartiendo talleres de poesía, ¿qué le demanda a la poesía para juzgarla de calidad?

Siempre es y será la gran pregunta. Muchas respuestas, ahora apunto esto:

Que el poema sea una unidad vibrante con tensión expresiva. Que conecte con el misterio y le cause al lector alguna sorpresa. Que despierte placer. Que al leerlo sientas un texto genuino. Que el estilo sea la demostración. Que anclada, en sentimiento y misterio la voz particular del poeta, sostenga la construcción inequívoca del poema.

Más sobre la entrevistada:

 Edda Armas (Caracas-Venezuela, 2 de junio, 1955).

Poeta con obra publicada desde 1975. Psicóloga social egresada por la Universidad Central de Venezuela especialista en creatividad y proyectos culturales. Directora literaria de Dcir ediciones, una colección de poesía venezolana. Libros recientes: A la hora del grillo (Col. 2Alas, Ángel Editor Ecuador, 2016), Alas de navío (Ediciones Caletita, México, 2016), Roto todo silencio con ilustraciones del artista rumano Daniel Medvedov (O.T. Poesía, Caracas, 2016) y Sin negativo ni estaciones (Kalathos, Caracas, 2012). Co-autora con Lihie Talmor de la Antología Fe de errantes, 17 poetas del mundo (Otero Ediciones, 2007); autora de la antología Nubes, poesía hispanoamericana (Pre-textos, España, 2019). Su obra ha sido incluida en antologías internacionales: Rasgos comunes, Poesía venezolana del siglo XX (Editorial Pre-textos, España, 2018); El Libro de los animales (Planeta, Bogotá, 2017); Antología de Poesía Latinoamericana de Hoy (bilingüe) traducción y compilación de Emilio Coco (Rafaelli Editore, Italia, 2016) entre otras. Ha representado a su país en Encuentros poéticos en México, Colombia, Ecuador, Perú, El Salvador, República Dominicana y E.E.U.U. Ha recibido el Premio Municipal de Literatura de Poesía «Alcaldía de Caracas 1995» por Sable; Premio de la «XIV Bienal de Poesía J.A. Ramos Sucre» por En bicicleta en 2002, y la «Orden Alejo Zuloaga» de la Universidad de Carabobo por su obra poética y su gestión como promotora cultural en Venezuela en 2013. Presidió el P.E.N. venezolano (2005-2009). Facilita talleres independientes de poesía.

Foto de Portada:  Aida Ponce de Armas.

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