Durante los últimos años en Chile han florecido numerosos debutantes jóvenes en el campo de la narrativa, la mayoría nacidos después de los 90; Constanza Gutiérrez, Pablo D.Sheng, Nicolás Meneses o Amanda Teillery son nombres que comienzan a hacerse espacio en la escena literaria del país. Es a esta camada a la que viene a integrarse hace un par de años Bley (1990), con su primer libro Discursos desde la juventud contemporánea (Los Libros de la Mujer Rota, 2015).
Sin que pueda llegar a llamársele un libro experimental, sí es difícil definir si se trata de una novela o de un conjunto de cuentos: sólo sabemos que el texto está dividido en 11 «Cosas», narradas en primera persona por Seba, el protagonista del libro, estudiante universitario de clase –podemos inferir– medianamente acomodada. En dichas «Cosas» Seba nos contará sobre sus ajetreos cotidianos, comunes a gran sector de la juventud chilena: trámites para sacar el pase, carretes fomes, otros buenos, acampadas en el Cajón del Maipo y asambleas universitarias. Todo ello bajo un lenguaje coloquial que apela bastante a la oralidad y a las formas de comunicación que establecen las redes sociales, viéndose así la narración condicionada por la mismas, tanto formalmente –el texto incluye breves reproducciones gráficas de chats de Facebook o WhatsApp– como temáticamente.
El libro parece, a ratos, impulsarse más por un afán de convertirse en registro de época que por contar una historia (acá vale recordar que Bley es sociólogo), ya que no presenta un inicio o un fin claros, sino un cúmulo de experiencias que se correlacionan de acuerdo con la manera progresiva en que Seba comienza a ver las cosas de modo distinto, empujado a ello por la proximidad de su titulación universitaria (lo que implica la aparición de dudas sobre su futuro), por su fracaso en el amor y por el desagrado que, de un momento a otro, le provocan sus cercanos y su «mundillo» universitario.
Este cambio de mirada, sin embargo, no termina de concretarse, ya que Seba no interviene en gran medida en su propia vida, limitándose a reflexionar sobre ella y observar cómo pasa, viendo cómo un amor platónico puede alcanzarse sin que ello entregue la felicidad, cómo los amigos pueden volverse extraños, cómo la inseguridad permite que la esperanza sobre el futuro dependa en parte de que gane la Cato ésta vez. Ello hace pensar, en cierta medida, en la lógica de las redes sociales; los descontentos, a veces, se colman no más que en su enunciación, no implicando cambios reales fuera de la pantalla; el crítico termina por comportarse como el criticado y la comunicación, en algún momento, termina por perderse en una saturación de estímulos e informaciones que se pierden en el «Inicio» de Facebook, o en una cadena de «Tuits», ritmo de interacción que interviene también en la voz de Seba y en su modo de llevar sus relaciones personales.
Si bien Discursos desde la juventud contemporánea plantea, desde su título, cuestiones y debates interesantes (la reivindicación de la generación millennial a través de sus «propios» íconos culturales, la importancia de la hiperconectividad en los tiempos que corren, el cómo se desarrolla cierta parte de la vida universitaria en Chile, entre otras cosas), el hecho a destacar es que el afán naturalista de Bley se cumple a cabalidad, imprimiendo en su libro una panorámica real de su contexto, no exenta de un humor sencillo, de una mirada crítica (aunque ambigua) hacia la sociedad chilena y de la mención de aspectos vistos como triviales pero que forman parte de su núcleo, como la importancia del fútbol para el país o el debate constante sobre el consumo de marihuana. Por otro lado, el autor maneja una prosa que, si bien a ratos puede parecer superficial y demasiado liviana, es idónea para el texto, ya que permite una lectura ágil y fluida, similar a la requerida –lo que no es casualidad– con la forma de leer la información que nos entregan las redes sociales.
Luego de la publicación de Discursos desde la juventud contemporánea, Álvaro Bley partició en la antología 7 veces Lucero (Los Libros de la Mujer Rota, 2016) y a principios de este año publicó Todavía Cruzado (Planeta), crónica en que retrata su relación con el equipo de fútbol chileno Universidad Católica y vuelve a hacer gala de su peculiar estilo.
*Imagen de portada: pexels.com.
**Esta reseña es una versión corregida de la que fue publicada a mediados de 2017 en el periódico web Lapulenta.cl, sitio inoperante desde 2018.