¿POR QUÉ NADIE ME LO DIJO? DEBO HABER PARECIDO UN IDIOTA
Recién me entero
que el tiempo y el espacio están
profundamente ligados
y que a cada lugar corresponde un momento,
tanto como a cada tiempo un sitio.
Todo ha pasado, sí, pero ¿dónde?
Existe aquello, pero ¿cuándo?
Recién me entero,
tal vez unos cuantos miles de kilómetros atrás
en la orbita de este cuerpo celeste lo supe,
aunque ya lo sospechaba,
dado que aquí, en este mundo,
existen los armarios,
los diarios y los cementerios,
dado que todavía siento cariño
cuando transito por algunos libros y su espacio
en los estantes del librero, por canciones y sonidos
y por los sitios donde pude oírlos.
Este día que transcurre delante de mí,
esta luz solar que atraviesa la cortina,
este olor a café y estas sábanas frescas:
todo lo que está aquí por ahora
y que no había sido
de repente me parece una sorpresa
que automáticamente, con el paso del tiempo,
se arrumba al fondo de alguna bodega universal.
Todavía no ha ocurrido tal,
sólo porque no hay aún donde suceda
y lo sucedido ya no está
ni estamos donde sea que haya sucedido.
Ya le haremos un lugarcito a nuestros planes.
Ya le haremos un espacio a nuestras memorias.
* * *
Para irme a tiempo me aproximo.
Estoy aquí, de pie, mirando lo que miro,
y me aproximo, justo,
para irme a donde voy.
Qué gusto verte, pero debo irme.
Siempre es un placer y, sin embargo,
ya no estoy.
Qué lástima que existe la distancia
y la tierra de por medio
entre dondequiera que te encuentres
y este punto bajo el sol.
Hay aquí un vacío, justo en este sitio
donde estoy. Por eso, creo,
es que me aproximo momentáneamente:
para irme a donde voy.
Para llevar conmigo este vacío,
para llenar de nuevo este vacío
que está conmigo
siempre donde estoy.
Para volver un día nuevamente,
ya me voy.
* * *
La poesía nunca está
donde se busca. Al menos,
me ha ocurrido que impulsado por prejuicios
la busco sobre todo en lugares imposibles,
improbables y ficticios,
en acciones peculiares, azarosas,
cotidianas. Me ha ocurrido, culpo
a mi torpeza ingenua, que trato de reproducir
las condiciones adecuadas
para que brote
propiciada de la realidad
como las flores de la tierra. Pero
la poesía nunca está
donde la busco. Al menos,
no en esos lugares imposibles,
improbables y ficticios ni en aquellas acciones
peculiares, azarosas, cotidianas.
Hay que ser pendejo
para tratar de conservar un brote de luz
en un frasco de cristal,
un pedazo de voz tibia en la alacena,
una llamarada efímera en almíbar. Y quise, pues,
conservar un brote de luz
en un pequeño frasco de cristal
con algodón humedecido. Quise, pues,
que germinara. Hay que ser pendejo.
Y, pendejo, volví más tarde
a regar mi luz en algodón,
día tras día regué mi luz en algodón
para que germinara. Hay que ser pendejo.
Y, pendejo al fin y al cabo,
cultivé melancolía.
* * *
CRUDO, POR LA TARDE, EL POETA REFLEXIONA
«Vine a este mundo
a perseguir mis sueños»,
los escucho decir
a cada uno de ellos
mientras caminan
hacia el metrobús
que los llevará
nuevamente a sus trabajos
enfundados en sus trajes brillosos
de Kurian.
«No permitas que nada te detenga»,
se aconsejan en reuniones,
en juntas, en fiestas,
«Nada».
«Ni siquiera yo», les falta decir.
Pero yo también estoy
en este mundo repleto
de sueños que perseguir.
Con la distinción,
claro,
de que yo vine
a dormir.
* * *
PRIORIDADES
De verdad me dan ganas,
no crean que no:
yo también quiero
ser un viejo ridículo
como algunos
de mis coetáneos,
sólo que primero
quiero envejecer.
* * *
POEMA SOCIALMENTE RESPONSABLE
El 20% de las ganancias
generadas por estos versos
serán destinadas a poetas
de escasos recursos literarios.
* * *
HAIKÚ EXOGÁMICO
Amaos los unos
a los otros, pero no
siempre los mismos.
* * *
ARS POETICA
Por la noche escribo textos que desconozco a la mañana siguiente.
Por la mañana suelo desconocer los textos que hice la noche anterior.
Lo que escribo durante la noche, por lo general, me disgusta al día siguiente.
El día arroja cierta luz sobre los errores que redacté por la noche.
Algo cambia en mí durante el sueño, por tanto, al despertar malmiro mis trabajos de la noche anterior.
¿Qué tiene la noche que por sí misma recubre las palabras con un cierto encanto? ¿Qué tiene el día que lo pasa por alto?
Noche, semilla del día.
Día, flor marchita de la noche.
* * *
«El poema somos todos», me dijo
un amigo alguna vez.
«Pero no por siempre»,
me imagino. Así que leemos
unos cuantos versos por curiosidad,
por accidente, por invitación,
y nos encontramos, codo a codo,
contenidos en el campo semántico
de los lectores, en el conjunto
de los alfabetizados, en el dominio
de las letras y, sin importar
si lo queremos, llevamos de vuelta al mundo
un pequeño trozo de algo imperceptible
cada vez que concluimos
la lectura de un poema, un cuento,
un recetario o cualquier tipo de instructivo,
porque somos parte de nuestras lecturas.
Algo aquí nos une porque lo queremos;
incluso si lo rechazamos, algo aquí nos junta,
nos arrima entre nosotros. Aquí,
todos reunidos, puedo hablar
del amor inmenso que tengo por lo roto
y cada uno de sus pedazos,
del asombro que me provoca el movimiento
interminable de los mares,
de la nostalgia ineludible que me producen
las fotografías impresas,
del terror que me causa imaginar
por un tiempo prolongado la soledad
y del confort que encuentro en saber
que somos todos el poema,
que al menos en este instante
compartimos este amor que tengo
y esta nostalgia nos conmueve,
y este terror desparece
y esta imaginación constante
y estas memorias
serán por un tiempo de nosotros,
aunque vayamos, con un pequeño trozo
de algo imperceptible, como individuos,
de vuelta al mundo
y no podamos ser por siempre, todos,
el poema.
* * *
Todo está escrito ya
y lo que no se ha escrito aún
-tengamos algo de paciencia-
está por escribirse.
Tal vez no esta mañana,
lo más seguro es que tampoco se haga
en el transcurso de la semana
y que para fin de año apenas
tengamos entre manos un atisbo
de aquello que podríamos decir
que no se ha dicho
ni se ha escrito todavía.
Hoy, por ejemplo, leí que las vacas
tienen ojos como planetas
(tal vez no todas, pero algunas,
por lo menos las que no tienen ojos
como platos, ni ojos
como barcos, ni ojos
como caracoles).
Alguien habrá pensado
estoy seguro
en el sistema planetario,
en la galaxia contenida en tal o cual granja,
en la danza sideral de sus globos oculares
cuando deambulan por la pradera
y en el reposo natural de los astros solitarios
cuando se detienen a pastar.
Me imagino que existirán también planetas vagabundos,
desprovistos de estrella, de sistema planetario,
de otras vacas, pues.
Pero no he desayunado
y poco a poco pasa la mañana
y vuelve la tarde. Un poco más
y habrá caído la noche nuevamente
y nada nuevo se habrá dicho sobre nada,
aunque tal vez algo se haya prefigurado
y para fin de año, esperemos,
tendremos alguna novedad en ciernes.
* * *
LERO LERO
Mientras escribo estas palabras
mueren en el mundo
alrededor de cien personas.
Y, mientras continúas con tu lectura,
versos más versos menos,
han fallecido alrededor
de cuarenta personas más.
Al mismo tiempo sin embargo
han nacido doscientas personas nuevas.
Cada poema nos recuerda entonces
no solamente que estamos aquí,
viviendo en lugar de quién sabe quién
mientras nacen sepa cuántos más
desperdigados por el mundo,
sino que la muerte no ha podido
a la fecha
contra todos y cada uno de nosotros
y que cada poema
-o que cada cosa nueva-
se le opone firmemente,
no como estandarte de la fuerza de la vida,
sino como indicador de su propia ineficacia.
* * *
SOLILOQUIO SOBRE EL ESTILO
-¡No! -dice-,
lo que pasa
es que quién sabe por qué
le dije que no,
que mejor no -dice-,
que ¿para qué?
Yo ya había dicho que simón,
que con tocho,
que vámonos recio con Toño,
pero ahora nel,
así nomás,
como que me apachurré gacho
y ya mejor ya nel.
Y que me dice:
«Mire, hijoesupinchemadre,
si quiero lo publico
y si no ps no» -dice-.
Pero ps yo no quería ser poeta -le digo-,
y pinche malora
que me corta todo en versos
y ni me dijo nada -dice-,
nomás que me destaja
¡zá!, ¡zá!, ¡zá!
y ps aquí andamos,
ya ni modo,
dándole con Tokio.
* * *
Todo lo sucedido quedó atrás
y, sin embargo,
aun queda todo por suceder.
Y aquí, en medio, tiempo presente,
permanecemos siempre
sin saber a ciencia cierta
nada de nada:
qué chistoso es todo:
nada hay por hacer
porque nada ha pasado todavía
y mientras todo pasa
resulta que ya hicimos
todo lo pasado:
qué chistoso es todo
o, por lo menos,
es bastante llevadito.
* * *
DIDÁCTICA
Corta en versos esta redacción y disfruta de tu propio poema. Recomendado para personas de 6+.