«Animales poco útiles» entrevista a Gastón Malgieri

Entrevista a Gastón Malgieri* (Mar del Plata, 1977)

 

– Unos años después de haber llegado a la poesía, llegaste también a la fotografía y – de forma indirecta – al teatro ¿Cómo se articula, desde un mismo «cuerpo poético», ese triple lenguaje encontrado?

Supongo que desde una condición primal de inquietud constante. Esos tres lenguajes me atraviesan, de una u otra forma. Fui llegando a cada uno de ellos, así, con cierta inocencia de quien no conoce las reglas específicas y entonces, juega. Y en ese experimentar, se raspa, comete errores, pone el propio cuerpo a disposición del abismo que significa estar en proceso de aprendizaje.

En ningún momento me dije, voy a ser poeta, o fotógrafx, sino que cada una de esas parcelas expresivas aparecieron ante una carencia, ante una necesidad. Lo primal, lo nodal de ese cuerpo poético es expresivo, es del orden de dejar ir de unx algo que no tiene un formato demasiado definido. Pero que siempre, siempre, está enlazado a la emocionalidad de lxs otrxs. Necesito crear esas redes emocionales. Intuyo que algo de eso me llevó a escribir, a sacar fotos, a estar en ensayos de teatro durante meses. Una cierta pulsión por enlazar con lo humano, en toda su densidad.

Sucede a veces que aquello que estoy intentando poner en palabras, inevitablemente termina en imagen, o lo pienso como parte de un dispositivo dramatúrgico. Y en ese flujo, en ese ir y venir por estos lenguajes creo mis propias comunidades afectivas, por tanto, mis propios modos expresivos.

Siento, quizás por impericia, que esos sistemas expresivos, así, por separado, no terminan de ayudarme a construir este torpe cuerpo poético que voy siendo. Necesito porciones, pequeños territorios de uno u otro para completarme.

Animales poco útiles, tu último poemario, recupera – hace emerger, avanzar, resistir – la voz de una mujer (nada menos que la voz de tu madre). Contanos de qué manera se forja esa resistencia en el poema, ese cruce, y cuáles son los límites de «distanciamiento/acercamiento» que vos, como autor, tuviste que infringir o que abrazar.

En Animales (…)hay dos voces, dos movimientos que intentan establecer un diálogo. Una de esas voces es una invención. Me refiero a la voz de mi madre, a quien perdí cuando tenía 8 años. Por lo tanto, ese modo decir suyo, tuve que trazarlo casi a ciegas.  Diría incluso que ese fue el puntapié inicial de los versos.

Pero en el proceso de edición, junto al escritor Santiago Allasia, empecé a pensar que en esa voz, femenina, atribuida en principio sólo a mi madre, al movimiento alquímico que la trajo de vuelta ante mí, había otra resonancia, que no era suya, sino propia. Mi voz marica, que por momentos también habla en femenino. Y entonces aparece esa necesidad de ponerlas a dialogar. Aparece no como recurso estético, sino como algo del orden de lo vital. Recurrir a la poesía para saldar una ausencia. Para que esa voz marica y esa voz madre, hablen desde los silenciamientos a los que fueron expuestas desde siempre.

El límite, el hilo fino por el que caminé durante la escritura del libro, tenía que ver con la convicción de no hacer del poemario una catarsis biográfica. Porque además, una vez que tuve conciencia de esas voces dialogando, entendí también que no era tan importante lo que lo tenían para decir a otrxs, sino para decirse entre sí. Entonces, necesité tomar distancia de los textos, darlos a otrxs, para poder despegar. Para poder simplemente estar ahí, escuchando.

– Teniendo en cuenta esto mismo, ¿Qué es lo que no dice, lo que no llega a decir (o no puede o no quiere decir) un autor en su obra?

Honestamente siento que en este poemario en particular, como nunca, dije, escribí lo que tenía ganas de poner a circular.  Esa fue la primera gran negociación entre el gesto vital del que hablaba antes, y el hecho estético en sí.

Ser honestx en la rotura que habitan estas voces. En cierto gris que las viste. En cierta melancolía que las atraviesa. Y tener cuerpo para defender esa honestidad.

Si es que es posible tal cosa, siento que Animales (…) me ayudó a ocupar como propio ese lugar gris. A asumirlo como un hogar posible.  Un bosque donde nos reencontramos, no ya para sanar, sino para lamernos las heridas.

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– ¿Qué te parece que le sobra o que le falta a nuestra actual poesía contemporánea, entendida ésta como género estético o fenómeno cultural «¿re – emergente»?

No lo sé. No creo tener los elementos necesarios para hacer un análisis de esta índole. Por varias razones, pero básicamente por esto que te decía antes de mi carácter nómade en los lenguajes expresivos.  No me siento inmersx en el universo de lo editorial, o de los círculos literarios, para hacer una apreciación semejante.

Podría pensarlo de otro modo. Creo que, en los tiempos que corren, hace falta que la poesía llegue a más gente. No digo ni siquiera un tipo de poesía o autorx en particular. Me refiero a la posibilidad de encuentro con la palabra. Con otro tipo de discursos, más allá de los mediáticos o los de las redes sociales. Necesitamos, creo, la pausa que requiere la poesía. Volver a conectar con eso que no tiene más objeto que el de conmovernos. Y que por eso mismo no tiene ninguna utilidad.

– ¿Qué libro de poesía nadie debería dejar de leer y por qué?

Digo libros que me han, justamente, conmovido. Donde encontré refugio, otro modo de las cosas dispuestas en el mundo. Algo de calor en la piel. Quizás por eso los listo.

Hebra Incompleta de Fernando Noy

Eclipses y Fulgores de Olga Orozco

Poesía Vertical de Roberto Juarroz

Pocas virtudes de Miyó Vestrini

Cualquier poemario de María Negroni, entre los que elijo Interludio en Berlín y Archivo Dickinson. Cualquier poemario de Osvaldo Bossi.

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*Gastón Malgieri (Mar del Plata, 1977). Escritorx, fotógrafx, docente. Ha publicado Furia Garaje (Editorial Martín, 2000); Estrim y Out (Ediciones Independientes, 2008); Porfía (Dársena 3, 2009); Mediopelo Sidecar (Difusión Alterna, 2010); Transversos  (Atarraya Cartonera – Puerto Rico, 2010) y Animales poco útiles (Editorial Cartografías, 2019). Como poeta, ha participado en diversos Festivales, como el  2º Festival de Poesía de Acá | Mar del Plata» (2006); 3º Festival de Poesía «Yo no fui» | Pabellón de mujeres, Cárcel de Ezeiza (2010); Festival de la Palabra | Puerto Rico (2010); 1º Festival de Literatura de Rafaela | Rafaela (2017). Obtuvo, entre otras distinciones, el Primer Premio en la Bienal Nacional de Arte Joven (Mar del Plata, 2006). Como fotógrafx, ha colaborado con el sitio Indymedia Córdoba, La Tinta, Página 12, los suplementos «Ciudad X» y «Vos» de La Voz del Interior, el blog «Boquitas Pintadas» del Diario La Nación, las publicaciones especializadas «Crac!Photo», «Bex Magazine» y “SanatórioGeral” (editada en São Paulo, Brasil). Reside actualmente en Las Higueras, Depto. de Río Cuarto, Provincia de Córdoba.

 

Fotos de portada y cuerpo de nota: gentileza del autor.

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