Daniela Gaitán, poeta, amante de los idiomas y autodidacta incansable, tiene en su haber dos producciones literarias (Con/cavidad y Julia), además de un buen repertorio de collages. Es dueña de una sensibilidad especial para observar el desenvolvimiento del mundo y de los procesos estéticos de la poesía, al mismo tiempo que su opinión puede incendiar debido a su honestidad. Tuvimos la oportunidad de compartir en Bogotá, y ahora aunque reside en Lima conozco su proceso poético, el cual quise compartir a través de esta entrevista.
Con/cavidad es un libro corpóreo que se muestra erótico, pero no meramente relacionado con el acto sexual, también es lo erótico de otros reinos como el vegetal o el lenguaje. ¿Cómo traspasaste los límites del cuerpo para llevar lo erótico a otros planos a través de las palabras?
Lo gracioso es que trataba de huir de lo erótico, no es el tema de con/cavidad. Yo más bien lo llamaría espontáneo, porque de verdad siento que es un libro en el que intenté jugar con otra forma de escritura en el que hay imágenes muy distintas y más, puedo decir, abiertas a diferencia de las que hay en mi primer libro y si quizá existe de verdad ese traspaso de los límites del cuerpo, supongo es porque lo erótico no refiere simplemente a lo humano. Supongo que lo erótico hace parte de todo lo que tiene cuerpo.
Cuando leo Julia siento que estoy frente a una mujer cuya mirada refleja otros tiempos. Julia puede ver a dios entre su público, puede hablar del pasado más lejano, de su relación con el dolor, la enfermedad y la memoria. Julia descubre cosas del mundo que siempre ha sabido sólo para mostrarnos. A mí como lectora a veces me duele Julia, ¿a ti te dolió escribirla?
A veces aunque Julia no es definitivamente un libro de dolor, y si lo es, será un dolor de tiempo porque es un libro sobre la rutina y no hay nada, absolutamente nada (al menos como yo lo veo) que duela más que la rutina, las cosas a las que uno se acostumbra.
Hemos conversado varias veces sobre el feminismo y me has dejado claro que no te consideras feminista, cosa que parece contradictoria cuando tus textos, tu propuesta de un fanzine que expone el trabajo de congéneras (LaZine) y tu postura frente a los círculos literarios tienen una semblanza de reivindicación de las mujeres, ¿a qué se debe esto?
Se debe a que soy mujer.
Pretendo como muchas otras mujeres, tal vez no llevando una camiseta o una etiqueta específica, las mismas cosas, los mismos derechos, me interesa lo que hacen, me informo, y soy consciente de lo lejos que estamos aún de estructurarnos como una comunidad equitativa que proporcione una verdadera calidad de vida. No siento que sea obligatorio declararme feminista para aportar algo, y eso fue lo que pensé cuando hice LaZine. En efecto fue un proyecto donde expuse mujeres artistas y maravillosas y que parecerá tonto pero lo hice por puro gusto y admiración de lo que hacen las mujeres y me recuerda un poco a Charles Berstein con su revista L=E=N=G=U=A=G=E, donde publicaba poetas del lenguaje y aquello no tenía ideales políticos ni nada semejante, solo intentaba fomentar esta escritura que es precisamente lo que hice o intenté hacer con LaZine, fomentar un poquitico, al menos, la lectura de lo que están creando las mujeres lejos de etiquetas e ideologías. Es verdad que mucho material recopilado en el fanzine tenía ese sentido. Siento que hay cierta presión en denominar «feminista» todo lo que hacemos las mujeres solo por serlo. También mencionas mis textos, y bueno, insisto (porque ya lo dije en otra entrevista) en que es claro que, al ser mujer y vivir en una apoca donde estos momentos definitivos se están dando, posiblemente coincidiré en lo que escribo, con lo que escriben otras mujeres y eso no debe encasillarme de inmediato.
¿Cuáles cosas te impresionan para escribir? ¿Cómo es tu proceso creativo?
La verdad es que todo me impresiona, no creo que solo algunas cosas con exacerbado sentido de la belleza deban hacen parte de lo poético o artístico pero supongo que también cuenta el estado de ánimo con el me encuentre cuando quiera iniciar algo. Mi proceso creativo es terriblemente lento, demoro demasiado para concretar lo que escribo, a menos que, como ya dije, me encuentre en un momento anímico muy positivo y eso va a poner a trabajar más rápido mi creatividad, pero en general requiero bastante tiempo para darle forma a mis ideas. Cuando se me exige un texto para, por ejemplo hoy en la tarde, es muy probable que no lo entregue, prefiero que me avisen con muchísimo tiempo antes de entregar algo.
Eres de Bogotá, actualmente resides en Lima. Tienes otro paisaje y otra cultura completamente distinta, ¿cómo ha repercutido esto en lo que escribes actualmente?
Perú me ha ofrecido una variedad literaria que no encontré en mi país por lo que bueno, no sé si se note en mi escritura, pero ha sido impresionante lo que he podido aprender, todo es completamente distinto a lo que conocía de toda mi vida y supongo que ese tipo de formaciones subjetivas son las que te dan viajar y conocer otras culturas.
Como lectora de poesía colombiana, que vive la adaptación que implica un nuevo país, ¿cuáles han sido los hallazgos más llamativos con respecto al contraste de la poesía colombiana y peruana, no sólo a partir de la tradición, sino también de la poesía escrita por jóvenes?
Voy a ser osada y diré que no hay punto de comparación, que la poesía colombiana está atrapada en su misma tradición hace más de treinta años y que para los poetas jóvenes colombianos, en su mayoría, ha sido muy difícil (por no decir que imposible) separarse de ello aún con toda la información literaria que nos aborda gracias a los medios con los que contamos hoy por hoy. Nos es muy difícil encontrar en la tradición colombiana, algo que nos genere el impacto que nos puede generar 5 metros de poema de Carlos Oquendo de Amat recién conocido en 1929. Es decir, ya desde entonces había esta clase de apuestas literarias. Tampoco podemos encontrar algo ni parecido a Santa Rosita y el péndulo proliferante de Mirko Lauer o Vox Horrizona de Luchito Hernández, solo por mencionar algunos ejemplos. Lo interesante de las nuevas generaciones de poesía en cualquier país es que, en conjunto, sus propuestas, entierren por así decir a las anteriores. Como yo lo veo, en Colombia no está sucediendo, algunos nombres resaltan, pero no pasa de allí porque todo lo que emerge, si no va acorde a lo que se está moviendo actualmente, no se toma mucho en cuenta. Y voy a ser más osada, porque quizás este sea otro tema, pero quisiera añadir que el futuro de la poesía colombiana está en lo que están escribiendo las mujeres, que son las que están escapando del letargo de la tradición.
Los recitales poco te llaman la atención, has dejado de publicar en páginas web, es complicado publicar en físico, ¿qué mejorarías de las dinámicas actuales de divulgación de poesía como editora?
Algo a lo que me gustaría apostarle y que implementaría si me lanzara a editar alguna vez (porque entiendo que es una labor demandante y que requiere formación también) es el camino hacia el libro-objeto que es lo que, pienso, nos haría revalorar, para un tiempo con tanta tecnología, el sentido del libro en físico, cuando el autor meta las manos en ese proceso, y lo digo por experiencia porque tengo proyectos personales en los que literalmente yo hago el libro. Sería como dice Ulises Carrion en El arte de hacer libros: En el viejo arte el escritor escribe textos. En el arte nuevo, el escritor hace libros.
Por otro lado, lo que siento es que ya se ha hecho de todo y se han usado tantísimo todos los medios para divulgar la poesía que qué se puede cambiar, nos hemos acostumbrado a lo que hay. Y que lo que cambiaría sería la desidia de algunas editoriales por buscar algo que realmente nos sorprenda. Que algunas otras tienen parámetros muy complicados de cumplir para los nuevos autores, como por ejemplo las que cobran para publicar (aunque la editorial independiente tiene muchos peros, es verdad, incluso editar e imprimir un fanzine demanda tiempo y esfuerzo económico) o aquellas que solo publican poesía de personas del país al que pertenecen. O que se enamoran de alguna tradición literaria de algún país y dejan otras posibilidades por fuera. Creo que trabajaría en el «hoy todo debería estar abierto a todo».
Daniela Gaitán, (Bógota, Colombia, 1993). Dirigía el fanzine LaZine. Ha participado en las antologías Hot Babes (Editorial Ojo de pez, México), Pasarás de moda (Editorial Montea, México) y Liberoamericanas, 80 poetas contemporáneas en su primera edición. Así mismo, ha participado en plataformas web de poesía como Cráneo de Pangea, Sub 25, entre otros. ha publicado su primer libro de poemas Con/cavidad (Perniciosa, Editorial, Argentina). Algunos de sus textos se pueden encontrar en su blog personal marimariteje.blogspot.com y sus collages en /www.facebook.com/Dggaleria/