Un verso de doce ángulos: la poesía de Carlos Gabriel Montes

Carlos Gabriel Montes (Cusco, 1994). Comunicador social. En su éxodo literario ha obtenido algunos premios: Finalista en la categoría poesía del XIV Concurso Literario Gonzalo Rojas Pizarro (Chile, 2017). Finalista en el Concurso Nacional de Literatura “Huauco de Oro”, categoría Cuento (Cajamarca, Perú, 2017). Primer premio en el I Concurso Internacional de Poesía Erótica “Ayesha Sexteen”  (Argentina, 2018).  I premio   VII Concurso Literario El Búho  en la categoría poesía (Arequipa, Perú, 2018). Premio único del Concurso  I Festival Internacional de las Artes «Qosqo T’ikarinampaq», en la categoría cuento y poesía (Cusco, Perú, 2019).  Actualmente, prepara sus primeras publicaciones de cuento y poesía.

Hablar de poesía en el Perú es, en ocasiones, reducirlo a Lima. Sin embargo, la poesía se mueve y transforma más allá de las tradiciones de la capital. Ica, Piura, Ancash, Arequipa, Cuzco, entre otros; se vuelven cunas de nuevas y destacadas voces de la lírica peruana. Los festivales de poesía se mueven por todos los estratos y espacios geográficos. En medio de estos es que aparecen nuevas voces como las de Carlos Gabriel Montes, natural del Cuzco y uno de los estandartes del movimiento Toque de poesía, colectivo que interviene y promueve la poesía en diversos lares de la Ciudad Imperial.

La poesía de Carlos es una poesía fresca y juvenil, pero madura y profunda. Es una composición que se asemeja al vuelo de los cóndores: delicado y firme, alcanzando grandes alturas y bajando al llano para verificar su reino. Los versos divagan entre el lenguaje cotidiano y común, la grandeza del pueblo y la sencillez del hombre. Ese desparpajo de contemplar las faenas propias del ser humano que trabaja, construye y sufre. Carlos nos presenta composiciones sublimes y delicadas, con el balance exacto entre la pasión y la mesura. De igual manera, el manejo del verso y, en ocasiones, de la prosa poética, le permiten desenvolver con maestría el juego de sentimientos que embarga a todo ser humano. Entonces no estamos frente a un simple poeta vanguardista o de otro corte y categoría, sino que estamos frente a un ser humano maduro y sensible que logra plasmar aquellos misterios que embargan a uno y que se manifiestan en la vida cotidiana que nos rodea.

Por lo tanto, su composición lírica, el manejo de sus versos, será una roca estable que sostenga la gran construcción que va realizando. Un manejo simple, pero significativo, donde la posibilidad de encontrar un verso de doce ángulos será como encontrar la piedra de los doce ángulos cuando recorremos las calles cuzqueñas. Posiblemente, el verso de Carlos sea aquella cabeza de puma que se encuentra mirando, fijamente, a la presa que aproxima. La diferencia es que, en este caso, el puma no mata, sino que regala vida, vida en abundancia.

Con ustedes la poesía de Carlos Gabriel Montes en esta muestra de poetas peruanos contemporáneos.


A modo de Medusa

Has testificado la capitulación del crepúsculo y la postrimería de una generación de mareas tratando de trepar el sueño de los niños.
Sobre una hoja forjada por el frío sobrevuelas la tumba de tu madre.
En el tamaño de tu sombra reposas tu melancolía
sin advertir que tu melancolía es el tamaño de tu sombra.
Dices que cansa sumergir el rostro en la misma estrella
y buscas consuelo para tu edad en una fotografía que ya perdió su color.
Has ensayado tus sermones como para un monólogo ante las flores, has esperado este momento como se espera una herida para descubrir una verdad en el color de la cicatriz.

Pero al final te vuelves:
No estabas listo para verte contigo mismo.


 Sobremesa

Que sirvan el plato   de  la pobreza. Que la sirvan hirviente  como las palabras  del
h    a    m    b    r    i    e    n    t    o.

Estoy viendo la luz   húmeda y no es  diferente a unos ojos  hastiados por el polvo de la esperanza.

Si el hambre de los pobres fuera un destino, no habría caminos fatigados ni rostros presurosos  huyendo de un espejo enfermo de olvido.

Todo plato  en algún momento se enfría.

Ojalá también el de la pobreza.


Condición

Tráiganme al hombre más justo
díjoles Dios en la puerta del cielo.
Y fuéronse todos
a liberar al que estaba preso.


Caligrafía nocturna

En la ciudad  se cuenta que alguien  pregunta por ti
con  apenas las últimas letras  que le quedan  para decir tu nombre.
La memoria  parece una   carta que se escribe sola
y la luz  me recorre como un niño en  una habitación vacía.  Solo existo en la imposibilidad de una voz que va muriendo o que se va entregando a los cristales del olvido.

Con el tiempo  fui perdiendo la forma de las palabras.
Acudo al calor de unos rostros hermosos  y  tarde comprendo la aversión de los pájaros con ciertos árboles.
La lluvia cae sobre mí como una oscura confesión y la ciudad me ha acogido como su  primera calle sin retorno.

Aún no soy suficiente  para decir tu nombre.
Le hablo de ti a la noche y me muestra tu rostro:

Es así como surgen las constelaciones.


Ene Ene

Algún día seremos solo unos nombres,
pero aún sabremos que somos nosotros:
El corazón
Siempre encuentra un modo de volver.


Nota del editor:

Próximamente seguiremos presentando a más poetas peruanos contemporáneos que van destacando, en silencio, por diversas partes del país, rompiendo estereotipos, estigmas y descentralizando la poesía.

Fuera de Lima, también hay poesía.

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