A ghost story

Recuerdo que el amor era una blanda furia.

Recuerdo que cada noche,
me mordía con sus colmillos de miel.
Me costaba respirar.
Caminaba hacia adelante y hacia atrás,
con la angustia de una doble existencia.

La casa guardaba antiguas sombras.
Una cueva en reposo,
abierta por el vacío.

Entre capas de concreto
esqueletos de gorriones
cantaban.

No había sitio donde naciera la luz.

Nunca fui tu casa,
nunca fuiste la mía.

 

A %d blogueros les gusta esto: