A Nala
I
De vez en cuando
habría pedido pastelitos rellenos
y media almohada
para descansar mi cabeza rubia.
Dijeron, se equivocó al casarse
porque sentían pena de ver en mí
esta niña en desamparo.
Otros días habría dicho a la contestadora
«encontré lo que buscaba, estoy lista para volver».
Hoy, no puedo.
He crecido,
no soy más justa ni más buena
sólo adquirí el sobresalto
de acercarme dormida al borde de la cama.
II
En vez de crecer fui mecida suavemente,
cuando rodaba hacia el suelo
algo siempre me detuvo.
Renegué de mi cabello largo
y ahora, tímida, me acerco arrastrando la frazada
para pedirte que me dejes dormir
entre los dos.
Y me dijeron, un día
voltearás a ver estos años con nostalgia
pero no necesito esperar tanto.