Simulacros. Tríptico de amor pasajero

SIMUACROS  #1

No te preocupes por ocultarlo,
yo lo sé,
lo he sabido desde el principio.

Sé que estás aquí porque él se ha ido,
aceptas quedarte esta noche
porque no quieres volver
y encontrar tu casa sola.

Aún piensas en él,
quizá esperas que vuelva.

Su nombre se te asoma en la mirada,
el eco de su cuerpo aún te recorre.

No te preocupes por ocultarlo,
está bien.

Tú aceptas quedarte esta noche
porque él se ha ido,
yo te pido que te quedes
porque ella se fue.

 

SIMULACROS #2

Lo estamos haciendo bien
¿quién lo diría?

Yo cada día pienso menos en ella,
tú ya no miras de reojo cuando en la calle
crees reconocerlo a él.

No lo decimos,
lo estamos haciendo bien
y lo sabemos.

Ya no queremos matarnos de una sus fantasmas,
vamos aprendiendo a llevarlos de la mano
solo para soltarlos al precipicio.

En definitiva,
lo estamos haciendo muy bien,
aunque sé que cualquier día,
alguien,
inocentemente,
me preguntará por ella.

Sé que cualquier tarde,
sin quererlo,
quizá te cruces en la calle con él.

 

SIMULACROS  #3

Lo hicimos realmente bien, querida,
los enterramos.

Sus cuerpos, sus palabras,
se fueron alejando.

Dejaron de dolernos sus nombres,
dejamos, con mucho esfuerzo,
de cargar con sus adioses.

Finalmente los vencimos.

Con palabras y silencios adecuados
nos curamos las huellas de sus manos.

Con besos,
a ratos tiernos,
a ratos salvajes,
nos limpiamos sus besos,
con uñas voraces nos exploramos
hasta que no quedó un solo centímetro de piel
con su recuerdo.

Mordimos,
besamos,
gritamos,
exhalamos sus fantasmas,
nos lamimos sus heridas,
y en silencio,
supimos siempre lo que estábamos haciendo.

Lo hicimos de maravilla.

Lo logramos.

No queda nada que besarnos,
nada que callar,
ya no hay nada que curarnos.

Hoy te vas, amor,
hoy me voy.

Buena suerte.

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