¿Qué es el dinero? Y otras cosas más…

Esta pregunta surgió en mí a raíz de un intercambio digital minúsculo (o mayúsculo, como prefieras verlo, el precio lo fijas vos).
Encontré por ahí en la red fluvial del ciberespacio (también conocida como nube) a una persona que me había hecho reír bastante el año pasado.
Esa maravilla que tiene una tecnología desarrollada por la humanidad hace siglos que se llama escritura y que permite trasmitir emociones, conceptos, ideas y generar risas en diferido. Podés estar muerto y seguir siendo chistoso.
Él estaba ofreciendo un libro que escribió gratuitamente y entonces pensé, ¿cómo podré pagar esto que para mí realmente vale?
No había leído el libro, sin embargo sabía que valía, del mismo modo que puedo que saber que vale el libro de un autor que he leído ya, porque sencillamente valoro su forma de escribir.
Nadie pone en duda el valor de un autor «reconocido» que se expone en una librería. En general no cuestionamos mucho ¿reconocido por quién?
En este caso la respuesta era sencilla, era reconocido por mí.
Así que lo solicité y ahí estuvo. Así de sencillo como un link de descarga.
Nadie me pidió que pague nada. Ahí pensé. «¡Qué momento!»
¿Por qué recién ahora me llama la atención esto si ya he leído varios autores que publican lo que escriben gratuitamente?
La verdad no sé. Quizás recién ahora me daba de frente a la paradoja de recibir algo que valoro sin tener que pagarlo.
Eso me rompió un poco la cabeza así que necesité pagarlo de algún modo. «¡Qué momento número dos! ¿Cómo pago esto sin dinero?»
Bueno entonces pensé en pagarlo con algo mío, compartiendo lo que yo he hecho también gratuitamente.
Pero entonces pensé «¡Qué momento número tres! Lo mío no vale nada. Es casi como estar pagando con bolívares.»

Perdón la comparación pero me impactó mucho aquel día hace como seis años, en el que me tocó pagar unas bananas en Venezuela y me costó un valor irrisorio comparado con lo que me cuesta ahora comprar la misma cantidad de bananas en la verdulería de la vuelta de casa que hace un par de años (paradogica o no tan paradogicamente) abrieron unas muchachas venezolanas.

¿Quién dice si lo mío vale o no? ¡Qué se yo! ¿Será que importa?
Porque estaremos tan obsecionados por ponerle a todo un valor. Por ahí es más fácil no valorar nada y dar, sencillamente dar. Dar y producir lo invalioso que quizás también y justamente por ello sea lo más invaluable.
Porque ahí de ese modo te pueden llegar cosas muy valiosas sin ninguna deuda a cambio y te motivas a hacer lo mismo.
Hace un tiempo que vengo reflexionando en porqué me tomo tanto tiempo en brindar información a algunos investigadores.
Pienso yo, que no soy nadie, pero al mismo tiempo soy una opinión calificada por el trabajo que realizo, que nadie me paga nada por eso, invierto tiempo, energía, etc. en colaborar con el trabajo de gente que gracias a eso logra ir ascendiendo en su status académico.
Más allá de los detalles, vinculados a esto que digo que no interesa enumerar, observo que mi minúsculo (o mayúsculo) ciberencuentro primeramente mencionado, me llevó a pensar en todo este tema de los famosos académicos y sus títulos y si tendrán éstos últimos algo de valor.
O sea que el valor, no solo tiene que ver con el dinero, sino también con los títulitos, máster, doctorado e ainda mais.
En ambos casos hay algo que pone un precio (como plata o como prestigio/status académico). ¿Será necesario? No es mejor que el precio no exista y seamos todos más anarcos.
El precio/valor (ya sea como dinero/ya sea como status) es ley.
Alguien, de esos filósofos antiguos, dicen que dijo un día que la anarquía es el régimen propio de los dioses. Por ahí tenemos que ser más dioses.
Nada, eso.
Saludos
A %d blogueros les gusta esto: