Claudia llegó a mí como un regalo, literalmente. El día que cumplí 25 años recibí un precioso poemario publicado en La Bella Varsovia que se llama Te miro como quien asiste a un deshielo, firmado por Claudia González Caparrós. Pese a tener muchos contactos y amistades en común, no había oído hablar de ella ni había leído si quiera ninguno de sus poemas, lo cual agradezco enormemente porque de esta manera Claudia llegó a mí, cálida,
en forma de regalo.
Claudia, yo si pudiera te miraría también como si asistiera a un deshielo, porque te admiro. Admiro tu poesía, de hecho me declaro fan de lo que escribes, de lo que abordas y cómo lo haces… Has escrito dos poemarios, Si la carne es hierba (Sully Morland) obtuvo el accésit del VIII Premio de Poesía Joven «Pablo García Baena» en 2015. ¿Crees que hay mucha diferencia entre ganar un premio y publicar tu obra presentándola de forma libre? ¿Ganar un premio te consolida más como autor?
Muchísimas gracias, qué bonito esto que dices. Escribir siempre es un acto riesgoso, o por lo menos yo lo vivo un poco así, con cierto vértigo. Así que ver que hay alguien al otro lado es tranquilizador. Yo creo que los premios no necesariamente te consolidan más como autora. En mi caso, el accésit me pilló bastante de sorpresa; mandé el poemario porque era
la primera vez que tenía algo que consideraba un libro cerrado, por una especie de impulso de ponerlo a prueba, de comprobar si, efectivamente, al otro lado había alguien. Creo que nunca me hubiera atrevido a enviarlo directamente a una editorial; el premio me protegía con un cierto anonimato en el momento de mandarlo. Con el segundo libro, fue un poco
diferente. Cuando lo terminé y también creí que era algo más o menos acabado, se lo envié a Elena Medel, porque confío muchísimo en su criterio, para que me diera su opinión. Fue una alegría enorme que decidiera publicarlo.
Si la carne es hierba (Sully Morland) parte del cuerpo, de ser cuerpo, del cuerpo como lenguaje, y de la necesidad de separarse del cuerpo y expirar, con calma… ¿Dónde nace Sully Morland y ese deseo que se va alejando del primer plano inicial?
Bueno, en primer lugar, creo que la respuesta que te voy a dar es distinta de la que te habría dado hace cuatro años, cuando salió el libro, o hace cinco o seis, cuando empecé a escribirlo… Pero sí, el cuerpo es una de mis obsesiones y de mis “instancias de escritura”, si puede decirse así. Para mí la investigación, en el caso de Sully Morland, viene de una crisis muy grande con respecto a la escritura; entonces empecé a indagar en el lugar del “tú” como posición de escritura y de lenguaje. De ahí la figura de Sully Morland, un personaje que imaginé (es el nombre de una parada de metro de París, donde vivía entonces) para poder encarrilar la interlocución. Me gusta que lo expliques en términos de deseo, porque precisamente Sully Morland es un espacio deseante y deseado, y esto quiere decir que, como la escritura misma, o como el cuerpo, que crece y cambia, no culmina nunca.
Finalizas tu primer poemario renegando, reniegas fuertemente. Mientras que, en el segundo, Te miro como quien asiste a un deshielo, escribes desde la urgencia de la memoria: un ejercicio de renuncia. ¿Es más sencillo hablar de la renuncia -en este caso del cuerpo, del deseo- que hacerlo?
(permito que el agua que guardaba
en el recipiente de mis manos
regrese al río)
Creo que, en este aspecto, el primer libro y el segundo están muy hermanados. Ambos parten de esta concepción del deseo como aquello que, por definición, no puede ser consumado. En este sentido, el deseo no sigue las reglas de la temporalidad cronológica, y por eso puede introducir la urgencia también en la memoria. El tiempo de lo afectivo, como el del trauma, siempre es otro, indomable. Supongo que de ahí viene esta obsesión por la idea de la renuncia o del acto de renegar: es la contrapartida negativa del deseo que, al mismo tiempo, lo afirma como tal.
Abordas la intimidad desde prismas muy diferentes, como la desprotección, el consuelo y el desvanecimiento. ¿A qué se aferra tu concepto de intimidad en la actualidad? Más allá de la escritura, ¿qué se esconde en la intimidad? ¿dónde encuentras el consuelo para no caer en el desvanecimiento?
La intimidad me parece fascinante. En el segundo libro se indaga mucho en la intimidad que se da entre dos personas, pero también en la pregunta de qué ocurre cuando una persona que no eres tú está a solas, para quién existe y cómo. También hay la cuestión de todas las violencias que se dan en una relación íntima, sea del tipo que sea. Ese es un tema que me interesa muchísimo: una relación de intimidad siempre conlleva la imposición de
una violencia, del mismo modo que el lenguaje lleva también la violencia de lo representativo en sí. Esto último es en lo que estoy pensando más últimamente.
Codiriges un proyecto llamado crisi que se aleja de tu escritura pero te envuelve en un ambiente de literatura, divulgación y creatividad. ¿Cómo surge crisi? ¿Es acaso una reivindicación en contra de lo académico y/o una respuesta a la formación más pura?
Bueno, yo no sé si es exactamente “alejarse” de la escritura; la escritura está en muchos lugares, a mí me encanta esa carta de Anzaldúa a las escritoras del tercer mundo en el que lo que reivindica es alejarse del cuarto propio para escribir en todas partes. Precisamente crisi surge de una reivindicación muy fuerte de la vida. Yo no diría tanto que es una reivindicación contra lo académico, porque, si echas un vistazo a los programas de nuestros cursos, verás que casi todos surgen en un contexto universitario con referencias bastante concretas. Sí nos gustaría reivindicar la formación fuera de la universidad, lejos de sus presiones y violencias. Yo siempre he tenido una relación de amor-odio con la uni, sobre todo por el ambiente de competitividad y precariedad que se respira. crisi surge como la búsqueda de un espacio donde los saberes puedan seguir circulando al margen de compartimentos estancos, y lo hagan poniendo en un primer plano el componente afectivo que nos impulsa a seguir haciendo preguntas.
Para poner en marcha este proyecto habéis realizado un crowdfunding para recaudar, a poder ser, cerca de diez mil euros. Hacer esto conlleva depositar mucha confianza en el público receptor, ¿no? ¿Cómo se hace frente a un deseo de construcción tan grande como es crisi sin los recursos necesarios para ello?, ¿considerasteis la idea de que la recaudación no tuviera éxito?
Tuvimos muchas dudas con el crowdfunding, precisamente porque nos asustaba ese llamamiento a la confianza cuando, objetivamente, nadie nos conoce todavía, y casi podríamos decir que aún no existíamos. Así que sí, lanzarlo fue casi un acto de fe. Tengo que puntualizar que el objetivo mínimo imprescindible para nosotras es de 5860 euros, porque es lo que cuestan las reformas del local y no habíamos previsto un gasto tan elevado. Los 3950 euros restantes no forman parte de lo “imprescindible”, y se destinarán a mobiliario y a libros, para darle un poco de impulso a la librería. La plataforma que hemos escogido, Goteo Funding, facilita y exige la transparencia, así que está todo desglosado allí.
Evidentemente, nos planteamos que la recaudación podría no haber tenido éxito. En este caso, probablemente la apertura se habría demorado más tiempo, con los gastos de mantenimiento del local que para nosotras habría supuesto no tener ingresos, y habríamos tenido que reestructurar varias cosas: por ejemplo, aplazar el retorno que nosotras, como trabajadoras de la cooperativa, tendríamos por nuestro trabajo.
Crisi es una apuesta en cultura alternativa con un gran abanico de actividades de cara a futuro, ¿cómo vais a afrontar económicamente este trabajo y cómo se va a mantener el proyecto?
Crisi es posible gracias a los ahorros de mucho tiempo de mis compañeras Raquel Miralles y Nemrod Carrasco, y a los míos propios. También lo es gracias a la capitalización del paro de Raquel. Esto nos da el colchón básico para realizar la primera inversión y arrancar con el proyecto. Una vez en marcha, nuestra fuente principal de ingresos serán los cursos. Entendemos que el trabajo cultural, las horas dedicadas a los cursos, debe ser
retribuido a lxs profesorxs. Asimismo, nuestro trabajo de gestión y puesta en marcha también tiene que verse correspondido con un salario con el que podamos vivir. De ahí también la importancia de la librería, que nos dará un impulso económico para sostener el espacio. Por otro lado, intentaremos hacer actividades gratuitas, porque también creemos que son importantísimas en un lugar como crisi, donde aspiramos a ser accesibles.
En Instragram ya se ha anunciado el primer curso que vas a impartir. Se llama “Escrituras fronterizas: el texto escrito y la colonización alfabética”. ¿Qué es lo primero que deseaste mostrar o impartir en crisi?
Cuando mi compañera Raquel, que en realidad es quien empezó a pensar en el proyecto, me llamó para hablarme de crisi, lo primero que me propuso fue que realizara un curso. Yo enseguida le propuse algo bastante parecido a lo que al final haremos. En Estados Unidos tuve la oportunidad de empezar a leer autoras chicanas de las que aquí nunca había oído hablar, y que están bastante poco traducidas en España. El tema de la
traducción es interesante, precisamente porque una de sus prácticas es escribir mezclando inglés y español, a veces lenguas indígenas, no como lenguas autónomas sino como el producto híbrido de la experiencia mestiza. A partir, sobre todo, del libro Borderlands/La Frontera, de Gloria Anzaldúa (que en España edita Capitán Swing), esta noción de lo
mestizo traspasa a la escritura misma. A mí estas escrituras, que son escrituras de resistencia, me interpelaron directamente cuando las leía, porque arremetían contra mi lugar de privilegio y contra el lugar de privilegio que la teoría y la literatura del siglo XX le han dado a la escritura. Así que me pareció súper interesante proponer un curso donde podamos explorar estas cuestiones y, sobre todo, leer a estas autoras.
Paralelamente a este gran proyecto, ¿te ves publicando próximamente otro libro? La Bella Varsovia acoge tus dos poemarios, ¿eso garantiza una continuidad en la editorial o barajas la opción de crear un libro diferente y publicarlo en otra editorial (tratándose de poesía, por supuesto)?
Bueno, ¡lo único que me garantiza la continuidad en la editorial es que a la editora le guste un posible libro nuevo! A mí sí que me gustaría, porque admiro mucho La Bella Varsovia. Elena es una editora maravillosa, y el cuidado que pone en la selección del catálogo y la edición de los libros son admirables, y para mí es un orgullo formar parte de la editorial.
En este momento tan virtual y mediático en el que muchos autores son productos marketing, ¿dónde te encuentras tú? ¿qué te ofrecen las redes sociales que de otra manera no tendrías?
A mí las redes sociales como herramienta de creación de sistema literario me generan cierta ansiedad, precisamente por la energía que se ha de poner en mantenerlas, y por sus velocidades. Creo que en muchas ocasiones son un espacio fantástico para crear lazos (el que tú y yo mantenemos es un bonito ejemplo) y para leernos entre nosotrxs, pero también creo que a veces encarnizan la pugna por la visibilidad y el reconocimiento dentro de los circuitos literarios, y eso es lo que a mí me agobia. Supongo que, como todo el mundo hoy en día, no solamente autorxs, yo también soy un producto de marketing; otra cosa es que mantener mi lugar como producto en el sistema me resulte una tarea ardua y cansada.
Claudia, si te dieran la opción de reescribir uno de tus libros -o ambos-, ¿cambiarías algo?
Ahora estaba pensando que en cierta manera cada libro se reescribe con el siguiente, ¿no? La escritura no es un proceso cerrado, y cada libro no se agota en sí mismo. Claro que hay cosas que cambiaría, a nivel de versificación, o de contenido, en ambos libros, pero no sé si los reescribiría como tal. Quizás si en un futuro tengo la oportunidad de dedicarles
más tiempo, sí que cambie cosas. Pero creo que el trasfondo se aproxima bastante a lo que cada libro quería decir en su momento, y sigue queriendo decirlo, aunque de otras maneras y con otras lecturas.
Claudia González Caparrós nació en 1993, en A Coruña. Es graduada en Estudio Literarios y cursó un máster en Historia del Arte contemporáneo y Cultura Visual, en Madrid, y otro en Literaturas Hispánicas, en Indiana. Ha publicado dos poemarios: Si la carne es hierba (Sully Morland) (La Bella Varsovia, 2015) y Te miro con quien asiste a un deshielo (La Bella Varsovia, 2018). Actualmente, Claudia codirige un proyecto a tres llamado crisi:
Espacio de pensamiento crítico.