Este miércoles estrenó en Sala Verdi (Montevideo, Uruguay) la obra teatral La Segunda Tierra y estará en cartel hasta diciembre*
La sala repleta hace silencio cuando comienza el descenso de las luces y empieza, finalmente, la función. La Segunda Tierra se apodera del escenario y pronto se lo come por completo. Sin saberlo, el espectador se irá introduciendo prontamente en una historia que, desde siempre, ha tenido que ver con lo humano.
Basada en el mito guaraní de la creación, La Segunda Tierra tiene como eje la raíz del mal y sus manifestaciones. “Creo en el poder del mito, por algo está ahí, por algo se consolidó”, explica a Liberoamérica Fernando Nieto, quien escribió, dirigió, y también actúa en la obra. Además, cuenta que otra de las influencias que hicieron al relato fue el trabajo del psiquiátra y sociólogo polaco Andrzej M. Łobaczewski, precursor de la ponerología. Se trata de una disciplina que incorpora elementos de la psicología, la biología y otras disciplinas para estudiar el mal en lo social.
“Él introduce causas biogenéticas en la explicación de algunos fenómenos de injusticias sociales a lo largo de la historia. No ubica el mal en los individuos”, sintetiza. Es desde allí, según explica, que el mal se coloca en la obra a modo de elemento ambiental, que habita porque tiene una dimensión biológica “material”, pero que es, asimismo, habitado por los sujetos.

Los antihéroes como protagonistas
De la mano de Fernando Nieto surge una historia multidimensional que, aunque de una indudable complejidad, permite al espectador inmiscuirse sin problema en cada una de las sutilezas del relato, que aparecen a sus ojos con una claridad que no hace uso de facilismos. El humor aparece en los momentos de mayor tensión como un complemento que no empaña el sentido, y le da al espectáculo un equilibrio meditado.
La atmósfera sombría en la que transcurren los sucesos no opaca, sin embargo, la esencia de cada uno de los personajes que, aunque profanados por la imperfección de la tierra del mal, se mueven desde los sentimientos más genuinos. Son sujetos interpelados por el mal, que accionan desde, contra, y a causa de éste y que, a pesar de ello, encarnan la nobleza que también los hace humanos. En la historia hay un constante recordatorio del sufrimiento, y de las contingencias que supone el sentir, el temer y el amar.
Procesos
Nieto sostiene que más allá de sus motivaciones para escribir una obra que sintetiza casi dos años de trabajo, el discurso no tiene interés en “plantear una postura, o hacer una bajada de línea moral”. Es, ante todo, una expresión artística, “una experiencia, y su finalidad es que te mueva, que te quede algo revoloteando dentro, en el corazón, en el estómago, sobre todo a nivel artístico”.
Sobre los procesos de creación artística, argumenta que “surgen de formas que uno no se da mucho cuenta; algunos motivos son conscientes y otros uno los desconoce”. Dice que él ya tenía una inquietud, y que ésta fue vinculándose en una dimensión académica, personal, estética y mítica. “La Segunda Tierra tiene esos cuatro elementos que fueron fundamentales”, manifiesta, y aclara que “todas esas cosas estaban desordenadas, las empezás a vincular después”.
Eligió enfocarse en la mitología guaraní porque proviene “de un pueblo que tuvo una resistencia cultural muy grande”, y explica que le interesaba utilizar en su relato “nuestro acervo cultural local para poder expresar y enfrentar una cuestión que es global”.
Para la construcción de los personajes, procuró que “la empatía no esté dada por la identificación directa”, y que el espectador pueda, tras las demás capas que conforman el espectáculo, “identificar un corazón, que está afeccionado pero que hay uno”.
La intriga es una constante en la totalidad del relato. No se movió un solo músculo ni se escuchó el más mínimo susurro hasta la hora de la convención del aplauso. Al paracer lo logró. Ahora, que terminó el último diálogo y que el pacto ficcional hizo tregua con el encendido de las luces de la sala siento, como espectadora, mucho en mí revoloteando.

*La obra estará en cartel todos los martes y miércoles hasta el 4 de diciembre en la Sala Verdi (Soriano 914).
Ficha técnica
Elenco: Laura Fedele, Fernando Nieto Palladino, Rossana Bergatta y Bruno Guerra Darriulat.
Diseño y realización de vestuario: Pablo Auliso.
Iluminación: Lucía Tyler.
Diseño de escenografía: Fernando Nieto Palladino.
Música original y ambientación sonora: Bruno Guerra Darriulat.
Gráfica y fotografía: Mercedes Xavier.
Realización de escenografía: Alejandro Barboza y Nicolás Tabeira.
Traspuntes: Eugenia Braida, Edward Braida, Bettiana Pastrana.
Dramaturgia, dirección y producción: Fernando Nieto Palladino.