Dos poemas sobre el EVA 001

I.

No hay arrancamiento sin crueldad
fuimos expulsados o extraídos,
dudo que así luzca el amor.

Nunca guardé recuerdo tuyo
pero, si me esfuerzo,
diré que te he visto en las manos
de todas las mujeres.

II.

Los brazos que me mecieron
se desprenden de un torso que no quiso alimentarme,
dónde, madre, hallaré las cosas que me faltan.

Una vez más, todas las piezas dispuestas
se espera mi mano sobre ellas,

y yo
no sé dónde poner
todo lo que no tengo.

¿Cómo se comprende que fuimos un cuerpo y luego la renuncia?
Creíste que si me mantenías cerca de tu pecho
podría disolverme
y no sufrir.

Yo pensé que tendrías
un rincón más oculto que mi carne.

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