A la chiquilla que me rompió el corazón.
No tiene caso para mi al menos no decir la verdad en estos casos. Aún me duele ver que nunca conectamos realmente. No sé tú, pero a tu lado me sentí una isla colapsada de vivientes.
No fuiste tú, en particular, la que me hirió. Fue este orden, fue esta cultura de lo individual, que nos vuelve masa entre sus manos. Sonámbulas, nos movemos en un guión aprendido de memoria. Nos hablamos con la lengua de la femineidad cercenada. No, no fuiste tú. Fue el afán por ocultarnos, fue la torpeza de un ser coptado.
Pero a pesar de lo confuso y amargo de las circunstancias debo gritar que te quiero compañera, desde el sueño de nuestra hermandad; el flameante corazón de las brujas.
(Imágen: Burning Man Photo Archive)