Piglia, entre la ficción y la realidad

En 1967 Piglia publica La invasión, su primer libro de cuentos, una obra en la que la violencia, la opresión y la supervivencia se visibilizan en la construcción de los personajes, los diálogos y el modo en que estos se vinculan. Pensar al cuento pigliano implica considerar una de las máximas cortazarianas que parten de entender que: “un cuento, en última instancia, se mueve en ese plano del hombre donde la vida y la expresión escrita de esa vida libran una batalla fraternal, si se me permite el término; y el resultado de esa batalla es el cuento mismo, una síntesis viviente a la vez que una vida sintetizada” (Cortazar, 1994). Los relatos de Piglia se vuelven batallas entre la ficción y lo real.

La primera edición de La invasión contaba con diez cuentos. En el 2006 el autor apostó a su reedición no sin antes volver a rescribir cada relato. Sumó a la segunda edición otras cinco narraciones: tres habían sido publicadas en revistas literarias y otras dos fueron elaboradas durante el mismo proceso de edición.

En su obra Ricardo Piglia se vale de la crudeza del contexto sociocultural, de la incertidumbre económica y de las características de la ciudad moderna para avanzar hacia una trama narrativa compleja y diversa. Compleja, porque lo que se muestra en esta serie de relatos, inspirados por la Teoría del iceberg de Hemingway, es apenas un poco de todo lo que permanece bajo las profundidades de la trama; y diversa, porque la narratividad se sustenta entre otros aspectos en la diversidad y riqueza de los recursos literarios que forman parte del relato.

La polifonía realista de su narratividad alimenta lo ficcional y lo potencia: constantemente se apela a discursos que recuperan y reconstruyen el contexto sociocultural. El cuento en tanto género literario es, por tanto, un fragmento de lo cotidiano, “como una explosión que abre de par en par una realidad mucho más amplia” (Cortázar; 1994).

El contexto en el que Piglia produjo la obra resulta clave para entender que todo cuento es el resumen de una determinada condición humana, el “símbolo quemante de un orden social o histórico” (Cortázar; 1994). En tal sentido es necesario aclarar que La invasión fue publicada durante la dictadura cívico militar de Onganía (Argentina), periodo en el que predominaba la persecución política, la conflictividad social, las denominadas puebladas insurreccionales y la aparición de organizaciones guerrilleras y luchas internas, muchas de ellas encabezadas por intelectuales y estudiantes que luego debieron exiliarse. Que el personaje Emilio Renzi aparezca por primera vez en una prisión y explique que está detenido por ser estudiante sugiere la violencia del contexto. Cabe recordar que algunos de los hechos históricos más destacados de esta época fueron el Rosariazo y el Cordobazo, sus protagonistas -intelectuales y estudiantes- se manifestaron en contra de la dictadura cívico militar de Onganía.

El fino límite entre la ficción y la realidad es recurrente en la narrativa de Piglia. Tal vez, porque es a la literatura a la que “le corresponde decir lo más indecible, lo peor, lo más secreto, lo más intolerable” como explica Foucault (1996). Los diálogos y las descripciones de las escenas literarias resultan próximas al lector. Retomando, una vez más a Cortázar “un buen cuento es incisivo, mordiente, sin cuartel desde las primeras frases”. Con acierto Piglia logra afirmar la veracidad en sus cuentos. La máxima de Foucault se vuelve significativa: Los cuentos de Piglia, aunque ficticios, producen “efectos de verdad” (Foucault, 1996).

Referencias:
-Piglia, Ricardo (2014 [1967, 2006]). “La Invasión”. Buenos Aires: De Bolsillo.
-Cortázar, Julio (1994). “Algunos aspectos del cuento”. Obra crítica/2. Madrid: Alfaguara.
-Foucault, M. (1996). “La vida de los hombres infames”. La Plata: Altamira.

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