En un excéntrico ensayo que va aborda lo fisiológico, lo estético y lo histórico; Gowing expone una defensa sobre el vello facial.

Desde el momento en que fue escrito, en 1854, este libro se mantuvo una curiosa defensa sobre las barbas, por lo que resulta interesante reevaluar su peso y análisis en esta reedición (con la excelente traducción Jorge Fondebrider) en la época actual donde la barba es reivindicada nuevamente.
Las secciones de fisiología y estética intentan proveer aportes más objetivos al propósito de la barba, desde el lente de la época en que fue escrito. Compara la estructura facial masculina con la femenina, justificando el pelo en el hombre para tapar una mandíbula poco agradable en comparación a la de la mujer. Conforme a su época, la mirada es excesivamente masculina, que reafirma estereotipos sobre lo que es masculino y lo que no, asignándole connotaciones de poder y fuerza, o debilidad y vulnerabilidad.
El desarrollo histórico es rico por las implicaciones políticas, religiosas y culturales que conlleva el simple hecho de llevar barba. El valor simbólico va desde considerarse al poseedor de barba como un hombre adulto y desarrollado que debe ser respetado, hasta ser un signo de poca civilidad e higiene. No falta tampoco la distinción entre barba y bigote, que para algunas culturas fueron accesorios radicalmente distintos, o entre la barba recortada y trabajada en contraste a la natural y desprolija.
Si uno fuera a sumar a este análisis los últimos siglos, la llegada del capitalismo y las nuevas modas transformaron constantemente su valor simbólico mediante las relaciones de clase y movimientos sociales, donde subculturas se adjudicaron distintos estilos como símbolo de pertenencia e identidad. Posteriormente adquiere una asociación con la higiene y moda con la revolución en la estética masculina de las últimas décadas. Sin embargo, es notable como algunos valores se mantienen presentes en la consciencia colectiva. Por ejemplo, con un vistazo a la cultura pop la vinculación entre la sabiduría y el poder de la barba extensa se mantiene vigente en personajes como Gandalf o Dumbledore a través de la figura arquetípica del mago.
Esta edición argentina (Ed. Godot, 2019), plagada de sofisticadas ilustraciones de personajes históricos con barbas icónicas, es una bienvenida invitación a repensar la posición del vello facial en nuestra sociedad.