Reseña de «Ensayos quemados en Chile. Inocencia y colonialismo», de Ariel Dorfman

Ensayos quemados en Chile: Inocencia y colonialismo, de Ariel Dorfman (Ediciones Godot, 2016), es fruto de la recopilación de textos inéditos, escritos entre los años 1970 y 1973, «al calor y a la presión de los hechos inmediatos».

Vale tener presente que Ariel encuentra la unidad del libro en esta característica de origen y no en la unidad de los temas, a pesar de que en cada una de sus partes (Parte I: Dependencia; Parte II: Problemas culturales de la transición; Parte III: Literatura chilena en la encrucijada, y; Parte IV: Valores de la liberación) se exploren «los problemas de la dependencia y de la liberación en los medios masivos y en la literatura americana, el central asunto de un lenguaje poético, político, masivo, para América». Característica del texto que se funda en una característica del autor: la apertura al otro. Apertura, entonces, como posibilidad de la experiencia que tiene el autor de haber sido «moldeado por las masas, enseñado y enriquecido por ellas» y tal experiencia, a su vez, como condición del texto. Es esta comprensión, la que da sentido al libro y permite decir que en cada uno de sus ensayos, incluyendo aquellos anteriores al gobierno de Salvador Allende para la recién fundada Revista Chilena de Literatura, se encuentra la voz de aquél pueblo, tal como en ‘Epigramas’ de Ernesto Cardenal o en ‘La historia me absolverá’ de Fidel Castro.

Esta voz del pueblo no se devela claramente en el contenido de la mayoría de los ensayos, pero está presente en el modo de comprender el acto de comunicación y en las maneras en las que se despliega lo dicho en el medio social. Por lo anterior, la ensayística de Ariel Dorfman carece de pompa; en ‘El patas de perro no es tranquilidad para el mañana’ llega a decir: «habrá que hacer gárgaras con la estructura significativa, hasta de la muerte conversaré, con cierto regocijo de sepulturero cobrando su aguinaldo el 1° de noviembre». Es que el escritor se ríe a ratos de su aburguesamiento, amplía la mirada y desnuda con gracia las formas hegemónicas de comunicación, aquellas que contribuyen a enmudecer lo que le queda de diferente, de rebelde, de irreductible, de desafiante a la realidad.

Con todas esas características, propias del sujeto latinoamericano, de las masas y del continente entero, se encuentra el lector a medida que avanza. Pero esta reivindicación de la voz del pueblo en la recopilación adquiere a ratos otra forma, otra tonalidad, que brota desde la ‘Introducción desafortunadamente necesaria’ y, con mayor firmeza, en la tercera parte: es la memoria de aquello que testimonia el libro lo que nos convoca. Fácil es imaginar al escritor repitiendo la misma pregunta que resuena en ‘La Muerte y La Doncella’: ¿Qué hacemos con la memoria? Ariel no se aventura a dar una respuesta, tampoco es lo que pretende, es suficiente con desnudar, con mostrar la verdad a la que pertenece el conjunto de ensayos. Cada uno de nosotros verá qué hace con el desafío.

Son estas dos tendencias: liberación y memoria, las que atraviesan el texto desde su inicio y encuentran su síntesis en el análisis de la poesía de Ernesto Cardenal, porque es a través del pueblo que «rescata y conoce sus propias raíces del porvenir», que «perdura el pasado». Liberación entendida como desafío y resistencia contra lo hegemónico, contra la constitución de un «hombre común», en una América que lo exige pero también como apropiación y reconocimiento de la diferencia, de aquello que, al igual que el personaje de la novela de Carlos Droguett, ser rehúsa a ser clasificado. Y memoria como llamado desde la ausencia de la «palabra viva» de aquella época. De este modo, la invitación, cuando se lee el libro como un todo, más aún a la luz de los acontecimientos recientes, es clara si se presta atención. Basta pensar en la huella de la dictadura y el imperialismo, en los textos de los que no queda nada -p. ej. el prólogo de Salvador Allende para una edición de ‘La historia me absolverá’-, en el amor que siente el ensayista por la gente, en los obstáculos que encuentra en esos años para el despliegue de esta forma de ser con y para los otros, y en el modo ejemplar de análisis que lo caracteriza, presente en cada uno de los ensayos que conforman este volumen.

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