La arquitectura de la palabra (Vol. VII): Gota de tinta

GOTA DE TINTA
Muestra de poesía peruana contemporánea con influencia oriental

Selección y curaduría: Gonzalo Marquina
Introducción y comentario: Emilio Paz

La riqueza de oriente nos conmueve y llama. Desde su literatura, pasando por el resto de sus artes, hasta llegar a lo profundo de su filosofía. La cosmología y la vida diaria, el devenir y el existir. Posiblemente oriente sea cuna de los pensamientos más significativos y enriquecedores de la actualidad y el Perú no es ajeno a eso. Desde los albores de su existencia como nación, propiamente dicha, esta ha sido edificada por el cruce e influencia de diversas culturas. Una de estas relaciones son las de carácter oriental siendo una de las más resaltantes las de Japón. Los japoneses llegaron al Perú a fines del siglo XIX, propiamente bajo un concepto de trabajo, pero su cultura también ingresó: literatura, gastronomía, costumbres, filosofía, etc. Entonces, el carácter cultural se mezcla, por así decirlo, con la propia cultura peruana, provocando una génesis de nuevas y significativas manifestaciones artísticas. José Watanabe, Alfonso Cisneros, Javier Sologuren, Alberto Guillén, Ricardo Silva-Santisteban, Doris Moromisato, Diego Sánchez, Juan de la Fuente, Cromwell Jara, entre otros, serán los escritores peruanos que aportarán con sumar a aquella relación entre la poesía peruana y las influencias literarias de Japón.

La estética japonesa no es igual a la concepción de la estética que manejamos en occidente. Posiblemente el engranaje de elementos, la armonía y los placeres sean elementos que se manifiesten en la experiencia estética occidental. Sin embargo, en la concepción japonesa de estética no encontramos un caso similar. Para ser más precisos no existe un concepto claro de estética, belleza y de bello, sino que existe, en palabras propias, una contemplación fotográfica de la experiencia real. Es decir, se contempla lo bello de lo real, posibilitando que la contemplación, expresada en la literatura, no se ahonde en metáforas (o alguna otra figura literaria), sino que se sumerja en la impresión, en la descripción y en la sorpresa. Por ejemplo, el haiku, clase de poema propio del Japón, no necesita de metáforas para generar belleza y asombro, sino que emplea el sonido, la cadencia de la estructura, el corte (pausa) para generar dicha experiencia fotográfica en el lector. Sin embargo, esta experiencia no es estática, sino que es dinámica en el imaginario del lector. Podemos decir que el lector siente lo que el autor del poema describe. Por ello, la emoción de lo cotidiano se presenta como puerta de descubrimiento. De igual manera, lo irregular, la imperfección, el silencio, la emoción, los sentidos de soledad y vacío, lo misterioso, lo intangible, la muerte, lo palpable, etc; se manifiestan en las composiciones literarias.

No existe una aferración a la eternidad ni al devenir, sino un aquí-y-ahora que se expresa en la lectura. Por ello, la retransformación que realiza un poeta occidental en su creación no será necesaria en la composición lírica japonesa, sino en un apreciar el presente como espacio real que se vive, contempla, degusta, descubre y revela. Posiblemente, como una serendipia: un encontrar algo hermoso que no se buscaba, pero que supera la expectativa de lo buscado. El único concepto que podemos excluir aquí es de búsqueda, porque la poesía japonesa no busca, sino que describe lo vivido en tiempo presente y la carga emotiva que genera, ya sea un fenómeno completo o incompleto, perfecto o imperfecto, emotivo o de sosiego, alegre o triste, vida o muerte. Un vivir que se transforma en poesía.

Por eso, presentamos una muestra de vates peruanos contemporáneos que nos aportan con su obra poética con clara influencia de la literatura japonesa.


Alonso Belaúnde Degregori (Lima, 1991) es bachiller en Humanidades de la Pontificia Universidad Católica del Perú, donde sustentó la tesis “El haiku en la poesía de Javier Sologuren y Alfonso Cisneros Cox”. Ha publicado los poemarios Río Javier Prado (Plectro, 2017), Temporada de Lúcumas (Hanan Harawi, 2016) y El circuito de la ensenada (Colección Underwood, 2019). Actualmente cursa la Maestría de Asia y África en el Colegio de México.

Frente a los bambúes

Como verde bambú crecen los deseos
en Sydney,
raíces colgantes se enlazan
en la soledad de la altura
al encontrarse en las copas.

Ayer el viento fue tenue y seco en Katoomba,
llenando el espíritu
del frío aire.
Las brumas espesas teñían los eucaliptos;
helechos mojados se aferraban a los riscos,
y yo en silencio, apoyado en el filo,
pude ver la extensa planicie en la tarde,
las montañas azules.

Ahora, atrapado en la ciudad,
me queda extrañar disimuladamente
la radiante geografía, su potencia eterna,
y proteger, sin maldecir el clima, mis ojos
del aguijón del sol.
No vaya a ser que me crean pleno en un país
extraño,
ni muy desdichado al recordar mi casa,
por decir lo menos,
y es que ayer –tan solo ayer–
mientras descendía por la escarpada garganta
observé las interminables cataratas
caer hacia la planicie entre los árboles
abriendo paso entre las hojas
en el camino del sol.

Cosas así reacomodan mis pensamientos
y mi incipiente adultez también
Y recordando otros tiempos
yergo mi cuello más alto
para respirar la mejor corriente.

La observo batir las frondas
–después de almuerzo, descansando–
la veo escapar sobre los edificios;
la corriente más alta, más adulta,
que es también
la más genuina.

Voyager

A Matilde

Podría escribirte de distintas formas,
–Ya sabes, instagram, messenger,
whatsapp–
pero aun si lo intentara no podría explicarte
exactamente qué es lo que quiero decir.
Además –debo decirlo– he estado leyendo filosofía
sobre el lenguaje y el uso del lenguaje
y cómo una palabra no es nunca una palabra
sino una suma bastante personal del que habla
y una suma bastante personal del que escucha.
Sabiendo eso, ¿qué dirán mis palabras?
Al escribirte me sonrojaría ante mi deshonesto idioma
e hilando expresiones inútilmente, no rasgaría ni el
más mínimo velo.
Así que nos ahorro eso a ambos
y aquí te escribo:

Glaciar

Catarata

Deshielos

El amanecer en silencio

Caminos vacíos

Escarcha helada en los dedos

El brillo imponente del sol

Pues bien, tu espíritu en viaje
avergonzó desde el inicio
mis deseos infantiles de lo nuevo,
y por esa cachetada te admiro.
Así que te extiendo, en agradecimiento,
amadas señales del agua.

(Y tal vez tú comprendas
–sea lo que sea; confío–
aquello que pensé al salir a correr
entre los setos y la bahía rocosa:
que en viaje, solo,
siento la realidad de todas las cosas.)


Elizabeth Peláez Sagástegui (Callao, 1992) estudió Literatura Hispánica en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha participado en la plaquette colectiva El mar del ángel solo (Lima, 2018) y en las antologías Liberoamericanas: 100 poetas contemporáneas (Liberoamérica, 2018), Versos en su tinta (Sociedad Peruana de Poetas, 2018) y El mar no cesa (Ángeles Del Papel Editores, 2019).

Cinco centímetros por segundo
en el jardín de las palabras

dicen que los pétalos de la flor de cerezo
caen a cinco centímetros por segundo…

solo querías un poco de paz
esta noche

a cinco centímetros por segundo
en el jardín de las palabras…

solo querías un poco de amor
esta noche

soñamos que los hombres sueñan que son mariposas
y las mariposas sueñan que son hombres

cuando tú quieras podemos llorar…

a cinco centímetros por segundo
en el jardín de las palabras…

el dulce beso que me das
es la más triste condena

esta noche

El jardín de las palabras

Escribo…
y vuelvo a escuchar tu nombre
una y otra vez…
como si fuera la primera vez
que nos vemos
entre las hojas tranquilas de los parques
cuando llega el verano…
¿es la tristeza de las hojas pálidas
llenas de esperanza?
me pregunta el corazón
una y otra vez…
mientras escribo tu nombre en la rama
que nace bajo la lluvia
en el jardín de las palabras.


Omar Pinedo (Lima, 1988): Autor de artículos sobre secuencias pseudo y cuasi-aleatorias, política y economía china, y meditaciones sobre el quehacer poético. Poemas y artículos suyos han aparecido en revistas de Perú y Colombia. En el 2016 publicó Mitologías Individuales, su primer poemario. Actualmente trabaja en Diez Toros y En el Principio era la Maravilla, sus próximas publicaciones.

1

En un templo de la antigua Kyoto
miro hacia el jardín.

Pacientemente fue adornado,
barrido y peinado,
para darle forma y serenidad
al gris y blanco de las piedras diminutas.

Cada cosa está por algo.
Nada está de más.

No hay agua pero hay cascadas.
No hay agua pero hay un río y este forma un delta con el mar.

Todo el mundo nace en los tesoros,
que son árboles pequeños.
La tortuga es decepciones y la garza la alegría.

Una piedra enorme representa a Buda.

Extendiendo todo el largo de mi cuerpo sobre la madera noble,
como un reptil antiguo alimentándose del sol

respiro.

Otra vez miro al jardín,
otra vez pregunto al cielo

¿qué hago
yo acá?

2

Con un soplo rápido,
la primavera floreciente infunde el verde en las montañas.
Despierto suavemente al canto fresco de las aves.

Escribiendo en la ribera,
rememoro todos mis fracasos.

Desempolvo mis raídas vestimentas,
bebo el agua transparente del remanso,
la brisa agita mis cabellos y disfruto,
cayendo leve entre las hojas,
la luz del sol como cascada.


Diego Alonso Sánchez Barrueto (Lima, 1981) es bachiller en Literatura Peruana e Hispanoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. En 2009 publicó el poemario Por el pequeño sendero interior de Matsuo Basho y en el 2013 ganó el Concurso Nacional de Poesía de la Asociación Peruano Japonesa, Premio José Watanabe Varas, con el libro Se inicia un camino sin saberlo (2014); ha publicado, también, el poemario Pasos silenciosos entre flores de fuji (2016). Es un entusiasta difusor de la literatura japonesa y un estudioso de las diferentes manifestaciones culturales nikkei en el Perú. Forma parte de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África (ALADAA – Perú) y del grupo “Lámpara de Papel – Proyectos Culturales Asiáticos”.

Estaciones chinas

I

Sueño tardío. Perdido entre la niebla
de este amanecer, no escucho ningún trino.
En la penumbra todavía se sienten
rumores de viento y fragancia a lluvia.
¿Y si todavía no han caído las últimas flores?
Reverberaciones lejanas.

II

La hierba serena junto al estático torrente,
me deleito.
Nada quiebra el secreto de este paisaje congelado.
A poca distancia, en un atracadero,
duerme una barca de hielo.
Desganado froto mis manos…
Mi aliento es implacablemente blanco.

III

Ante el inesperado paisaje, pienso:
“El río azul acentúa la blancura de las aves,
en el bosque están a punto de incendiarse las flores.”
Saco el pincel y escribo:
“Esta estación pasará pronto, así arribará la tristeza.”
Así me doy cuenta que detenido no soy más el mismo.

IV

Muy alto una nube se disipa.
Hace calor y la montaña me mira atenta,
mientras guardo silencio, desorientado.
Suspira el viento: sobre la tierra
mi bastón no hace sombra. Tiempo del adiós.

Un aprendiz de ceramista

Nos dedicamos, desde pequeños, al arte del barro. Nuestras manos dicen quiénes somos y qué hacemos, pero nuestra sangre reclama otro oficio. Indefectiblemente, cuando termina la jornada de trabajo, nos abandonamos al amor.

Una tarde, bajo el castigo de una tormenta, los dos nos refugiamos en un cobertizo. Afuera, a merced del agua, una vasija danzaba en el piso de madera. Aguantando el aliento, pensé en este poema:

Dentro del cuenco,
agua de lluvia.
Dentro de mí,
una necesidad ancestral
de beber sin cuerpo.


Carmen Luz Gorriti (Lima, 1951), poeta y narradora. Estudió sociología en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, misma casa de estudios en donde realizó una maestría en Escritura Creativa entre el 2015 y el 2016. Además estudió Terapias Psico-Corporales en la Escuela de Educación Somática y conduce los talleres de Pequeños Escritores en el CCPUCP desde el 2002 hasta la actualidad. Ha publicado el poemario Música Terrena (Lima, 1990) y, como parte del colectivo de escritoras Anillo de Moebius, participó en las selecciones de relatos Noches de Miércoles, Nudos y Desnudos y Con licencia para contar. Tiene en estado de pre-publicación el poemario Niñas que ríen y la selección de cuentos Sapan warmikuna.

1.

Harta de incendios
la tarde huye al cenit
quiere ser noche

2.

Se abre esa flor
capullo que alza el vuelo
mariposa

3.

Cuando amanece
el monte arrulla al cielo
su canción de cuna

4.

Al viento galopan
las hojas del otoño
niñas que ríen


Juan de la Fuente Umetsu (Lima, 1965) es poeta y periodista especializado en comunicación corporativa. Estudió Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, donde siguió además la carrera de Literatura. Con estudios de postgrado en estrategia de la comunicación corporativa, comunicación digital y reputación on line, tiene más de veinte años de experiencia en periodismo y doce en comunicación corporativa integral (on/off line). Ha sido reconocido en el Concurso de la Municipalidad de Lima (1981), el Concurso Manuel González Prada (1985) y el Concurso El Poeta Joven del Perú (1985). También ha merecido distinción en las versiones del Premio Copé de Poesía 1990 y 2007. Es autor de los libros de poesía Declaración de Ausencia (ASALTOALCIELO, Editores, 1999), Las barcas que se despiden del sol (Tranvías Editores, 2008), La belleza no es un lugar (Carpe Diem, Editora, 2010), Puentes para atravesar la noche (Paracaídas Editores, 2016) y Vide Cor Tuum (Perro de Ambiente Editor, 2017). Coeditó La Revista Cultural del diario El Peruano, publicación de aparición diaria realizada tras el relanzamiento de dicho medio a comienzos de la década de los noventa. Su obra figura en diversas antologías y publicaciones nacionales e internacionales.

Lamentaciones

La violencia: una forma de luz que se enfrenta al sol
Y por instantes, lo vence.

Es la hora de la violencia.
Es la hora.
Un animal sediento asoma por tu boca.
Se bebe la nostalgia, se bebe tu recuerdo,
Se bebe la sangre de tu historia
Frente al mundo.

Es la hora. Se hunde el mundo.
En el cielo, un planeta confundido
Asoma como un presentimiento.
Es la certeza que se abre y te muestra sus vísceras inciertas,
Sus emociones desatadas, su loco deambular por las esquinas
De sueños enterrados.

Es la hora de tu violencia.
La hora que se lanza hacia ti para encararte, para decirte que
tú eres
Aquello que más odias.
Es la hora. Todo cruje.
La sal y el aire; la piel y la mirada.

Es la hora y su linaje.
Confabulan imágenes de niebla.
El mundo se ha marchado.
Estás lejos, debajo de todo. Yaces junto a tu cuerpo
Y tu cuerpo yace junto a nosotros.
Nada de eso existe ahora.

Nada.

Ni siquiera verso.
Ni siquiera poema.

Cuaderno de oriente

Y la poesía, una sorpresa
MARTÍN ADÁN

Nueve de la mañana en Shangai:
Una mujer atraviesa la calle y parte en dos el mundo.
Li Bai se despide sin saberlo.
Es la hora suprema, la que duda,
La que enciende las velas de los muertos.
La ciudad termina donde el puente comienza.
El río primero baña las últimas aguas:
Es la hora de la resurrección y la muerte.
Lo que dice el viento
Es lo que los hombres callan.
No hay sentido común en el canto que aflora de una de las casas del camino.
Li Bai mira el espejo del aire al otro lado del tiempo.
Un escenario vacío donde la noche instala una mesa
Para depurar las verdaderas sombras.
Hay un cuerpo.
En todos los cuadros siempre hay un cuerpo.
La luna detenida en una copa de vino, se confunde
Con las lágrimas de un hombre sin ojos.
En su ebriedad, Martín Adán y Li Bai son dos náufragos.
En su mesa se agita el mar y el destino.
Y cae otro cuerpo.
Siempre cae otro cuerpo.
La luz es otra luz,
Esta mañana de invierno en Lima
Las palabras toman por asalto el lenguaje.
Se desnudan en un bar. Arde la tarde.
El vino, la noche otra vez.
Otra vez un cuerpo
Sobre la mesa, un bosque:
Ambos descubren el mundo
Y nos descubren.
A pesar de todo, nos descubren.


Gonzalo D. Marquina Arcos (Lima, 1992) es maestro de escuela, gestor cultural, escritor, traductor, investigador y estudiante de la especialidad de Lenguaje y Literatura en la Facultad de Educación de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ha llevado a cabo diversos eventos culturales y académicos en Lima y provincias sobre Educación y Literatura, especialmente sobre poesía japonesa y nikkei. Recientemente, ha sido señalado como uno de los representantes del haiku en el Perú por la comunidad internacional de “El Rincón del Haiku”, la más importantes en habla hispana a la fecha. Ha sido tallerista en la Feria Alternativa del Libro (ANTIFIL 2019), así como ponente del XI Coloquio Anual de Estudiantes de Literatura (CAELIT 2019) organizado por la Facultad de Humanidades de la Universidad Nacional Federico Villarreal (UNFV), del XVI Congreso Lingüístico Literario «Sócrates Zuzunaga Huayta» y VIII Internacional «Julio Ramón Ribeyro» (CONALL – Ayacucho 2019) y del I Congreso Nacional de la Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África: visiones y estudios desde el Perú (ALADAA PERÚ 2019), organizado por el Centro de Estudios Orientales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (CEO-PUCP) y el Centro de Estudios Asiáticos de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (CEAS-UNMSM). Ha publicado las compilaciones “Poesía: Lago de flores e impalas” (2016) y “Cuentos: Catalejos de buena esperanza” (2016), así como la novela “Obnubilación” (2016), el cuento “La Piel Brillante” (2017), el conjunto de relatos “Media Luna” (2018), la plaqueta “Ambrosía” (2019), y diferentes ensayos y artículos académicos. Además, algunos de sus poemas haiku han sido publicados en el portal web lenguajeperu.pe e incluidos en las antologías “Del Silencio a la Palabra” (2018) y «Arquitectura de la Palabra (Vol. V): Poesía XXI», esta última perteneciente a la revista española Liberoamérica. Actualmente, trabaja en la traducción de haikus de la poeta Sugita Hisajo y participa del proyecto narrativo “Travesías en el mar de Hypnos: los sueños de la hidra”, así como también es miembro principal del colectivo poético “Ambrosía” y del grupo de estudios y gestión de proyectos culturales asiáticos “Lámpara de papel».

Instantáneas

一つ落ちて二つ落ちたる桜花にハエと恋人は愛を遊

hitotsu ochite
futatsu ochitaru
sakura-hana ni
hae to koibito wa
ai wo asobu

Un pétalo ha caído…
dos petalos cayendo…
tras el cerezo en flor
las moscas y los amantes
juegan al amor.

蜘の巣の中に露とリマの山

kumo no su no
naka ni tsuyu to
rima no yama

En la tela de araña,
el rocío y…
los cerros de Lima.

月明かり田の洪水に新芽かな

tsukiakari
ta no kouzui ni
shinme kana

Claro de luna-
el arrozal inundado…
¡lleno de brotes!

庭通路しばしなきやむ蟋かな

niwa-tsuuro
shibashi nakiyamu
koorogi kana

Sendas del jardín:
se detiene un instante
el canto de los grillos.

春小雨美しくなるすべてのもの

harukosame
utsukushiku naru
subete no mono

Garúa primaveral:
todo bajo su esfera
se torna hermoso.

赤雲や離島へ飛ぶに渡り鳥

aka-gumo ya
ritoo he tobu ni
wataridori

Nubes rojizas-
Hacia una remota isla vuelan
aves migratorias.

草霞鹿の鳴き声もなくなる

kusa kasumi
shika no nakigoe
mo nakunaru

Hierba en la niebla.
El llanto de un ciervo
también desaparece.

春の暮れ芭蕉の影は千形

haru no kure
bashoo no kage wa
sen katachi

Ocaso primaveral.
Cambia de mil formas
la sombra del banano.

歩く驢馬 みちのほこりは散り残ります

aruku roba
michi no hokori wa
chiri-nokorimasu

Recua en marcha…
a su paso se dispersa, se asienta
el polvo del camino.

水祭り笛の端に鳴く雀

mizu matsuri
fue no hashi ni
naku suzume

Fiesta del agua:
en el extremo de una flauta
canta un ruiseñor.


Cronwell Jara Jiménez (Piura, 1949) es licenciado en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Sus primeros textos publicados en revistas fueron poemas de tamaño breve con inspiración oriental. En 1979, obtiene el primer lugar en el Concurso Nacional de Cuentos para TV ENRAD-Perú y el concurso José María Arguedas (promovido por el entonces Instituto Peruano-Japonés) con los relatos El rey Momo Lorenzo se venga y Huesoduro, respectivamente; en 1985 obtuvo el Premio Copé de Cuento con el relato La fuga de Agamenón Castro; ganó la III Bienal del Cuento para Niños 2008 con el relato Ruperto, el torito saxofonista, concurso organizado por el Instituto Cultural Peruano Norteamericano (ICPNA) y editorial Santillana. Desde 1988, dirige y lleva a cabo el Taller Itinerante de Poesía y Narrativa. Ha escrito una veintena de libros que han sido traducidos al alemán, al francés, al inglés, al italiano y al sueco, donde despliega su talento en géneros como la poesía, el cuento, la novela y el teatro, tales como: Montacerdos (1981), Las huellas del puma (1986), Patibulo para un caballo (1989), Colina de los helechos (1992), Arte de cazar dragones; manual y método para escribir cuentos para niños de todas las edades (2003), Cabeza de Nube y las trampas del destierro (2006), Manifiesto del ocio (2007), Faite (2016), Manifiesto de las jodas (2019), etc. Actualmente prepara una novela sobre sus años en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos que lleva el título provisional de Patio de Letras. En el 2019 recibió el Premio Casa de la Literatura Peruana, por su sobresaliente capacidad para representar la experiencia del migrante en nuestro país a través de un lenguaje que interpela y trastoca al lector.

Contemplación del paisaje del lago de las flores de crisantemo

Ni con los espíritus de los heroicos guerreros
de los pasados y tempestuosos siglos
–de los que soy fuego y raíz
y que han palpitado y resisten
todavía en mi sangre, como previstos siempre
y sin miedo al más ardoroso combate–
he podido resistirlo.

Temeroso y admirado, ahora, ebrio hasta la cobardía
del más valiente, he quedado atónito:
¡Es el esplendor del Lago de las Flores del Crisantemo!
¡La paz de la grulla apareando!
¡La dulce calma en la belleza del loto!
¡Cascadas de flores que en sus pétalos sostienen todos los fuegos!

Aturdido, entonces,
me he puesto a llorar, creo…

Mi arma, como en manos de un inexperto
no sabe qué hacer; pero, recupero bríos.

Y con rabia, lejos de sentir vapuleada mi dignidad
espuelo los ijares de mi caballo,
y parto…

Adivinación en los espejos

Hermosa es la vida, sí, hermosa,
antes de la batalla con los guerreros de las tribus del norte:
actos, cantos, improperios;
los augurios de los pájaros que presienten oscuros, secretos designios;
las manos que se mueven como ajenas tejiendo extraños símbolos;
el estornudo, la oreja en escozor;
la broma de quien me llama, vuelvo y no conozco
y de pronto me estima, me abraza, es mi hermano;
el vino que envuelve y empalaga con su gotita de rocío;
la ojera en pánico, la despedida y el mundo
que capturo y duplico
en este trocito de espejo insignificante:
¡Contemplar el vuelo de los buitres plumados de sol
alrededor de las torres!; las hojas que caen, de oro,
encendidas llamas sobre la transparencia de las aguas violeta.

Nada hace sospechar, tal vez,
que presas de un torbellino de exhortaciones y alaridos
–ínfulas, ojerizas, fábulas–
dentro de un breve momento
ni del más nimio gesto gozaremos.

Revisto la cuerda de mi plumado arco
preparándome trémulo
como a una sagrada ceremonia no deseada,
el instante me sobrecoge y dudo:
¿Habrá otro guerrero de la enemiga tribu
a quien aflija esto que este guerrero cavila
y esté predestinado a caer bajo mi flecha?
¿Gozará de los placeres del vino, y también
contemplará los ascensos y descensos del buitre,
aquel otro, que a su vez afila la flecha
que, inexorable y predestinada, se incrustará en mí?


Agradecimientos:

Queremos agradecer a Gonzalo Marquina, uno de los poetas que figura en la muestra, miembro de Lámpara de papel que es un grupo que difunde el arte de oriente en el Perú, su influencia y manifestación en occidente. Gracias a él se pudo realizar esta muestra de poetas peruanos con influencias de oriente. Una curaduría y selección de notables poemas que poseen marcas claras de la estética del Japón.

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