Foto de portada: Mike Paredes
¡Ah! desgraciadamente, hombre humanos,
hay, hermanos, muchísimo que hacer.
César Vallejo
Hablar de la tradición poética de los países hispanohablantes es considerar una tradición que coge historias, amasa tradiciones, transforma ideas, se posa sobre los hombros de diversas filosofías, religiones y confesiones. La poesía de las tierras donde se habla español ha sido diversa y significativa. Desde las Filipinas hasta Latinoamérica, pasando por la Península Ibérica y otras naciones hispanohablantes (como Guinea Ecuatorial), el legado lírico es amplio. El cantar de gesta del Mío Cid, las composiciones de los poetas místicos, Sor Juana, Blanca Varela, Gabriela Mistral, Alejandra Pizarnik, Alfonsina Storni, César Vallejo, Martín Adán, Vicente Huidobro, Octavio Paz, José Martí, Pablo Neruda, Mario Benedetti, José Palma, Federico García Lorca, Antonio Machado, entre tantos otros que nos costaría mencionar a todos. Porque la tradición lírica hispanohablante a traspasado tiempos y fronteras.
En ocasiones, poetas de otras nacionalidades adoptan el español como su medio de expresión. ¿Acaso existe alguna norma que lo prohíba? Posiblemente esa sea la polémica que salte cuando se descubra que un grupo de escritores no son nacidos en países iberoamericanos, pero su trabajo y quehacer literario sí se ha desarrollado en dichos países. Las posibilidades se extienden y la tradición permanece. Por ello, sin más preámbulos leemos a un grupo de escritores que nos acompañarán en esta primera, y no única, muestra de poesía iberoamericana. Al final, el hombre tiene que ofrecer y hacer, porque como anuncia el verso de Vallejo, siempre hay “muchísimo que hacer”.
Alejandro Concha M. (Lota, Chile, 1995) Poeta y codirector del Movimiento artístico La Balandra Poética. Ha publicado el poemario “Estirpe”. Su escritura gira entorno al rescate de la memoria e identidad. Nació dos años antes del término de la actividad carbonífera en Lota, razón por la cual ha contribuido activamente en la difusión del patrimonio literario en la cuenca del carbón. Es colaborador de Crisálida Artes escénicas y del programa Por una educación poética para Chile donde participa como monitor en escuelas y en la organización de los Festivales internacionales de poesía del Biobío. Como integrante de la agrupación de escritores de Lota editó durante dos años la revista literaria El Candil y posteriormente la revista chileno-mexicana Sudras y Parias. Junto a escritores de su zona editó la antología de escritores del carbón Huellas y la antología internacional de poetas juveniles Hilos Rojos, además de aparecer publicado en las antologías Un mismo vuelo (Ed. Universitarias de Valparaíso, 2015), Me lo contaron mis viejos (Fund. Cepas, 2015-2017) y del FIPBB (Ed. Conxiencia, 2020) Poemas suyos han aparecido en revistas de Chile y Latinoamérica. Ha sido jurado de múltiples concursos. Fue miembro de la Mesa ciudadana de patrimonio, cultura y turismo y parte de los elencos de la Compañía de teatro Telares y la compañía de teatro Socavón.
Mal de polvo
Nunca nadie entendió.
Jamás lograron descifrar entre líneas.
Leyeron sin entender a ciencia cierta
ni porqués
ni cómo…
Subrayaron sólo lo importante
según ellos,
marcaron con lápiz destacador las frases a memorizar.
Se armaron un guion, quitaron líneas a los diálogos,
pusieron de fondo las voces
en concordancia con las versiones
que sólo a ellos interesaba contar.
Somos testigos, ya no somos protagonistas
según ellos.
Ninguno de nosotros es la historia.
No tuvimos abuelos,
pues ellos “no hicieron la industria”.
Porque los logros son siempre de los fuertes
y el débil… ¿Qué importa el débil?
Se han escrito libros,
fueron echados a volar,
viajaron a posar sobre los libreros con mal de polvo;
llevan nuestros nombres a alguna estantería
donde sólo quien nos recuerda se resuelve a leer.
Leyendo nunca entendieron.
Jamás lograron descifrar estas líneas,
leyeron sin entender a ciencia cierta
ni porqués, ni cómo…
pudimos
permitirlo.
Lota
A quién podría afectarle verte desaparecer.
A quién, que este cuerpo y corazón de bronce
detenga su traqueteo mecánico.
A quién los barcos, los ruidos, el polen;
si nadie volteó a mirarnos cuando a la tierra
huérfana de la mano mesiánica
se le fue privada de la voz.
Pienso en la larva de los imperios del mundo.
Oigo gemir, en el espejo de sus osamentas
en el pliegue marino, su quebrar de muelas:
Pilpilco, enigma, cala…
vibra en la superficie del espejo.
No sé si me importaría
que me arrastraran tus aguas,
que un niño tomara, de mis huesos, la semilla
y soñara con un ojo en las nubes
ver crecer un girasol.
Carolina O. Fernández (Lima, Perú) Escribe textos poéticos y ensayos. Entre sus publicaciones destacan No queremos cazar la noche (2019), A tientas (2016), finalista en el premio Copé de poesía 2015, primer premio de los Viernes Literarios, entre otros. Sobre poder, discurso, cultura, género, imaginarios y saberes subalternizados es autora de: Procesos de descolonización del imaginario y del conocimiento en América Latina. Poéticas de la violencia y de la crisis (Fondo Editorial Facultad de Ciencias Sociales de la UNMSM, 2004), Poéticas afroindoamericanas. Episteme, cuerpo y territorio (Pakarina/UNMSM, 2014); La letra y los cuerpos subyugados. Heterogeneidad colonialidad y subalternidad (UASB, Quito, 1999); además de ensayos publicados en diversas revistas de la región. Ha trabajado en diferentes barrios de Lima y fuera de la capital en dónde llevó a cabo diversos programas de gestión social y cultural. Desde el 2001, es profesora e investigadora de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Es doctora en Ciencias Sociales por la UNMSM, magister en Letras por la Universidad Andina Simón Bolívar y magister en Género y ciudadanía por la Universidad de Huelva, España.
A la bella niña de Ampato
Una madrugada nació la niña entre sábanas de arena
y el lenguaje indomable de pájaras cantoras
a los cuatro sostuvo entre sus alas una cajita
de zapato
con wawas recién nacidas
Estrella migrante como su madre
pájara cantora
su lenguaje sabe a hierba sabe a canto
arma radios y parlantes
compone canciones electrónicas
onda musical que se expande
en la órbita interespacial
del fuego de sus ojos
Descubre desajustes cuánticos
entre las palabras y los actos
Descifra sin decirlo los enigmas de la bella niña de Ampato
da clases de runasimi matemática ortografía
Atraviesa acequias
temporales agrios y fronteras
aires risueños para sembrar y cosechar uvas
duraznos y aguacate
y aunque quieran destruirla quemarla
arrancarla como a Charllotte Salomon
Máxima Acuña Hipatía o Berta Cáceres
+
+ no matarán su lenguaje indómito
ni su sonrisa al interior del Sabancaya
ni en esta pequeña casa a punto de estalla
Mi cuerpo
mi país
es un campo de batalla
Todo el tiempo ha sido
un campo de batalla
una república oscura
de flores que rehúyen
caudillos de vanidad
entumecida en los lavaderos
profundos de la tierra
Mi campo
mi país gramatical
traición olvido
estupor
tantas veces un poema ignorado
como el yanantin que nivela
los cerros para construir juntos
la madera de un hogar
o para sacar el clavo de mis ojos
Mi casa
mi país
es el qhapac ñan transitado
de noche en media Luna
Como en tiempos no idos
el Sol irradia ceques
hacia las montañas de las urbes
Ofrenda de los ayllus
a las comunidades no sometidas
en la huaca de mi barrio
Pero no tengo casa ni país
sino un agridulce manzano
que resuena en mis oídos
Ezequiel Carlos Campos (Fresnillo, Zacatecas, México, 1994). Es poeta y editor. Ha publicado en Luvina, Círculo de Poesía, Punto de partida, entre otras. Está incluido en Todos juntos hacia un mismo sinfín (IZC, 2014) y Fabulaciones (IZC, 2014). Colabora en Es lo cotidiano, El diario NTR y Liberoamérica. Becario del Festival Interfaz-ISSSTE: Desdibujando límites, Monterrey, Nuevo León, 2017. Dirige la revista virtual El Guardatextos. Es autor de los poemarios El beso aquel de la memoria (2018), El Infierno no tiene demonios (2019) y El instante es perpetuo (2019). Algunos de sus poemas han sido traducidos al francés, inglés y otomí. Premio Estatal de la Juventud 2019 en la categoría de Talento Joven Literatura.
Encendí el fuego y le dije
que no quiero irme todavía.
Quise ver mi reflejo
y, si su tonalidad
era mínima,
apagarlo y acostumbrarme
a la quema de mi sombra.
Al parecer un dedo enorme me hipnotiza,
hace que mis labios caigan,
se sientan pesados
y en un momento se despeguen de mi boca.
Jamás pensé cerrar los ojos
y que dejarme llevar por un guía ciego
fuera tan largo y duradero.
Sólo que aquí no hay comida
para mantener esta perra hambre eterna.
Yo no sé si la lluvia
arrecia porque el cielo está enojado
o si el fin del mundo empezó
y nadie se dio cuenta.
No hay manera de secarse
de esta agua:
si no traje impermeable
fue porque me gusta mojarme,
saltar en los charcos
y ver húmedos mis pies.
–Alguna vez verás mi sombra
bajo la sombra de un edificio.
–¿Quieres decir
que cuando nos vamos
nos volvemos sombras?
–No, la sombra es nuestra alma
y ésta se queda y pena.
Fernando Salazar Torres. Poeta, ensayista y gestor cultural. Licenciado en Filosofía por la Universidad Autónoma Metropolitana, unidad Iztapalapa (UAM-I), Maestría en Humanidades (UAM-I). Estudia el Doctorado en Literatura Hispanoamericana en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP). Ha publicado los poemarios Sueños de cadáver y Visiones de otro reino. Su poesía y ensayos se han publicado en distintas gacetas y revistas literarias impresas y electrónicas. Director de la Revista Literaria Taller Ígitur, coordina las mesas “Crítica y Pensamiento en México” y Diótima. Encuentro Nacional de Poesía. Dirige el Taller Literario “Ígitur”. Colabora en la revista literaria “Letralia. Tierra de Letras” con la serie de poesía mexicana “Voces actuales de México”.
Cassandra
Soñé el amanecer de otro mundo.
Ay!
Si pudiera tener ojos,
si lograra mirar de noche a día
a través de esta extensa hoja de agua
para beber su imagen.
Si tuviera la posibilidad,
pero otra condena jala el gatillo;
hoy no hay más cielo que tumbas,
no hay más jardines que muertos.
No hay más mar que el mar de la muerte.
Si amaneciera en mi mirada otra luz
menos dolorosa que esta nota de sol,
Ay!
Si tan solo llorar pudiera,
menos amarga la fecha en estos días.
Si tan solo llorar hiciera del mar
un consuelo, un remedio, un motivo,
otro sueño, otro sueño, otro sueño.
Si tan únicamente alcanzara… pero
soñé una historia sin mañana.
Un barco distante se aproxima
y en su interior el falso orador.
Y obra mal y se confesa en vano
Ay!
Nadie cree en el vaticinio.
No hay más mar que el mar de la muerte
que cubre voluptuosamente las desdichas.
La Dama de diamante
Tú soñarás conmigo esta noche
Eunice Odio
Antes que el día abandone su aliento,
dime tú, Melusina, si hay debajo
de flores y tierra otro valle sin amor.
Tú, que hueles a verano incluso en la muerte,
dime qué hacer con este sueño
que me mantiene en vela;
dilatado es el amargo peligro de verte
a la medianoche de tu vida.
Qué hacer con este peso que cae sobre mí,
qué terco es el vacío
al verme en el espanto que siembras
con tu cuerpo y melancolía
bajo esta flor de mi sueño.
Oscila en el poniente un miedo
que te aleja de más.
Tú cuerpo ya es vida bajo tierra.
Asómate desde las raíces,
en las que tu corazón bombea,
para ver estrellas de otro amor que yo dejo.
Oscila en el poniente un miedo
que me aleja de más.
Sueña conmigo
y este soñar no será
porque no existe
sino un diamante
en medio de esta ciénaga.
Y si soñar fuera el modo de vernos,
que se demore mi otra muerte,
porque de este sueño no habrá final.
Jesús Rito García, (México, 1980). Autor del poemario Recuerdos que no emigran, (Pharus / Praxis, México, 2008) y Bahía de los poetas, (Ministerio de Cultura de Perú / Summa Editorial, Lima, 2017). Durante el 2014, 2016 y 2017 participó en el II, IV y V, Festival Internacional Primavera Poética que se lleva a cabo en Lima, Perú. Durante el año 2019 participó en el Maratón de Poesía de Washington, en la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos en el homenaje a Walt Whitman por los 200 años de su nacimiento.
***
Vemos el horizonte
como vemos un pabilo que se apaga.
Una palabra olvidada,
el silencio del viejo que muere a las seis de la tarde.
Solo.
No dejó herencia,
ni cultivó flores en el balcón.
Sólo encontraron cosas inútiles en su armario:
unos libros con ilustraciones de África del sur,
recortes de periódicos,
y latas de conservas.
Era nuestro tío;
tal vez, no importa quién fuera.
Quizá vivía en Alfama,
en cualquiera de esas casas que albergan viejas historias,
en sus callejones.
Nadie lo recuerda,
dejó una naranja en el inodoro,
para que el día menos pensado,
los nietos recojan sus frutos.
***
¡No se puede vivir sin el mar!
Lentas las olas, vienen de tan lejos,
contando los segundos y los días,
una y mil veces.
De mañana
las sombras se disipan,
siempre la mañana y el Sol.
Siempre la arena
y las huellas que dejamos al pasar:
las palabras.
Marco Vidal González (Sanlúcar de Barrameda-España, 1995). Graduado en Lenguas Modernas y sus Literaturas con Mención en lenguas eslavas por la Universidad de Granada (España). Fue finalista en la II Justa Poética Alexandre Amad por su poema “Tres maricas”. Traductor de poesía del búlgaro y del macedonio al español y de español a búlgaro. Obtuvo el premio Mundos y Colores (2017) de la Asociación de Periodistas Hispanohablantes de Bulgaria por su blog literario La Tortuga Búlgara (http://www.latortugabulgara.com/), donde escribe sobre lengua, literatura y cultura búlgaras. Sus poemas han sido publicados en la revista literaria búlgara Nova Sotsialna Poezia y en el portal de poesía LiterNet; en el portal peruano Vallejo & Co., en la española Fábula, así como en la revista italiana Atelier Poesia y en la macedonia Sovremenost. Ha sido miembro del jurado del primer concurso literario de la revista Nova Sotsialna Poezia de poesía social y comprometida, así como del segundo concurso de la misma revista sobre temática amorosa.
Cámara de fotos en Sofía
Si una cámara pudiera
captar lo que mis ojos ven.
Esa luz traslúcida, que
en cualquier momento
del día, escapa amarillenta
y boreal entre las ramas
de los árboles.
Esos instantes
de miseria palpante.
El amarillo y rojo
de mi tranvía…
Y la luz hipnotizante
que corta y anhula mi respiro.
Si una cámara pudiera
captar lo que siento
y lo que palpita
en mi alma…
Revelaría las fotos
y las quemaría.
Sofía 10/07/2017
Etapas
Ey, que la vida tiene sus etapas.
Ya sabes, los amigos
van y vienen.
Pero no te preocupes, tío, que
ya aparecerá nueva gente
en tu vida.
Es más.
Incluso llegará el día en que
tu novio ni siquiera tu nombre
recuerde cómo pronunciar.
Carpe diem, tío.
Y… De repente,
tanta verdad repentina
me abruma.
Pero yo me armo de valor.
Me giro, en un acto
de solemnidad sincera.
Les miro y les digo
¿entonces, amigos míos,
qué sentido tiene
esta existencia
sabiendo que se volverá mezquina
tras esta inevitable
soledad anunciada?
Pero ya nadie
me responde.
Ellos, también
se fueron.
Sofía 02/11/16
Noel Alonso Ginoris, (Cárdenas, Cuba, 1995). Poeta, editor y traductor. Estudió Filología Hispánica en La Universidad de La Habana. Es redactor de la sección de reseñas y críticas literarias de la AHS (http://www.ahs.cu). Coeditor y traductor de la gaceta mexicana La Experiencia de la libertad (www.laexperienciadelalibertad.com). Su libro Ética a garrotevil mereció la primera mención en el concurso nacional de poesía Mangle Rojo (Cuba, 2019). Ha publicado en diversas revistas dentro y fuera de su isla. Promueve festivales de poesía del continente. Mantiene 3 libros inéditos.
Del libro Los caminantes (inédito)
II
si tú regresas
seré ave en vilo
a la sombra
de los naranjos
o una de esas
tristes melodías
que nacen
del primer contacto
de la lluvia
con nuestros rostros
si tú regresas
también seré
jardín y otoño
para que mueras un poco
como yo
y para que amemos
el regreso
sin alimento
sin aire
como un camino
de lenguajes nuevos
si tú regresas
habremos caminado
demasiado
III
lluvia
que mal
conozco
tu nombre
mientras
de la herida
sale la niebla
lluvia
qué raro
el gesto
sobre el hogar
cómo recuerdo
ahora
que tengo
la lengua
de los extranjeros
lluvia
yo he cuidado
el peligroso
corazón
de la hiedra
lluvia
nos separan
los caminos
y una sola
despedida
Ana Gallego. (Sanlúcar de Barrameda, Andalucía. 1997). Estudiante de filología hispánica en la Universidad de Sevilla con especial fascinación por los estudios culturales y la literatura del XIX. Aficionada del flamenco, el carnaval y las manifestaciones culturales populares. Activista feminista y LGTB+.
La sangre corre
calle abajo a todas horas.
Por la mañana da los buenos días,
asiente y nos observa
barrer nuestras miserias,
sacar la basura,
beber café
y pretender que el alba
no sea tan amarga
como lo es la noche.
La sangre corre,
corre y juega,
y al jugar mancha los zapatos.
El alma se queja
y nosotros la obviamos
porque la sangre saluda
-corre y saluda-
cada mañana
y ya no sentimos
porque ya no sorprende.
Y llega el día
y luego la noche
y la sangre corre
y saluda
y luego otro día
y otra noche
y un saludo más
y la sangre no para.
No para la sangre
que viene de todos los rincones,
de todos los países,
de todas las edades,
pero siempre de una mano
que es siempre la misma
-en todos los rincones,
en todos los países,
en todas las edades-
y que subyuga indolente,
que hiere y asesina
porque sabe que puede.
Porque la sangre ya no horroriza,
porque la gente muere
todos los días,
porque sus nombres resuenan
quizá por tres segundos
-uno, dos, tres-
para después perderse
en un silencio perpetuo.
La sangre corre
y la sociedad la olvida
para no enfrentarse a sus demonios.
La sangre corre,
las mujeres mueren
y el mundo sigue girando.
Jazmines negros en la almohada.
Dos luciérnagas sobrevuelan cielos;
disfrute del regresar al ayer
del nacimiento. Dos miradas
y un corazón palpitante sobre el mañana
que nunca habrá de ser.
El sueño del lamento atragantado entre los dientes.
Tan solo un «ojalá» susurrado al viento.
Debimos ser abril, pero fue enero.
Una estrella fugaz anuncia
azahar en flor.
Pleno abril…
La buenaventura erró acertando
desde el inicio del universo.
En primavera los ojos florecen
en corazones despiertos;
olas reviviendo cantos:
las guitarras regresan murmullos de caracolas.
Debió ser abril, aunque fue enero.
La nieve en la boca arremete
contra entrañas bruñidas en sol y plata.
Unos fantasmas recorren las venas
de quien se supo única, ¡ella!,
siendo acaso nada, ¡apenas sangrante!
Debió ser abril, pero fue enero.
La imaginación del beso en la memoria.
La seguridad de ser una en la mirada
de quien no te ha de volver a ver.
Las ideas se arrojaron ellas mismas por la ventana
al saber de tu existencia:
Real. Física. Lejana.
A veces te pienso y me descubro
paciente, entre unos árboles con venas que retumban
bajo el peso de unas vidas
que imaginan un camino en sueños
con vectores paralelos sin un punto final.
Final, que en nuestro idioma
(el de todas las lenguas),
siempre ha sido conjunto. Tan solo uno.
La perpendicular, a ratos, se reduce
al mero cruce de dos almas.
A veces el tormento me recorre
mano a mano a pies a codo
en pleno dudar del alma ante el abismo
del ardor que te libera y te aprisiona
en la noche del no saber qué pasará.
A veces te pienso y me descubro
de lleno en el regodeo de lo imposible
al saberme inserta en el sufrimiento
de la incertidumbre.
Martina Dobreva Kriviradeva (Panagyurishte-Bulgaria, 1996) Poeta y escritora de relatos cortos. Graduada en la Universidad de Granada (España) en Lenguas Modernas y sus Literaturas. Tiene un blog sobre la lengua y cultura china: https://chinadicta.blogspot.com/. Se ha interesado desde temprana edad por los idiomas, la traducción, la literatura, el cine, la cultura asiática y la antropología. Además de eso, ha participado en varios recitales de poesía y también ha organizado uno de ellos en la Asociación Cultural Equipo Para en Tenerife (Las Islas Canarias). Actualmente está trabajando en la publicación de su primer libro de poesía.
Tierra mía
Pasas el tiempo entre nostalgias y recuerdos,
No es ni por las carreteras rotas,
Ni tampoco por las casas sin pintura.
Aprendes a vivir sin los abrazos de tu abuela.
Vives, pero tu alma llora,
Llora por las montañas de la tierra materna.
A pesar de haber crecido por fuera,
Por dentro todos sabemos la verdad.
¿Cuándo y dónde nos sentiremos como en casa?
Viajamos y olvidamos
Que hay un lugar que arropará nuestra muerte.
O lo escondemos al fondo de nuestros sentimientos
Cansados de sufrir.
Creo haberme vuelto inmune al sufrimiento
¡Tierra mía!
Sin embargo sigo viviendo en una ilusión.
¡Tierra mía!
De que mi alma está en paz en tierra desconocida.
Tierra mía, convénceme, susúrrame al oído: vuelve…
Cuando llega el momento
En el que el aire de tu país ya no te es desconocido,
Cuando lo desconocido ya te es conocido
Y lo conocido se vuelve desconocido…
En ese momento descubres que tu tierra
Ha llorado lágrimas de cal en las ventanas por ti
Y ha guardado el calor del hogar
Esperando tu regreso…
Con sabor a café
Y es que escribir no se me da bien,
Pero hay algo que quiero decirte.
Y sabes que es ese día en el que dices:
Hoy escribo poesía.
Al igual que dijo Mahmud Darwish:
“Partamos de lo que somos: una amante libre y su poeta”.
Ay, como va y viene el tiempo
Siempre habrá ocasión para disfrutar de un día
Ay, como va y viene el tiempo.
Porque al igual que se consume un puro,
El tiempo contigo se esparce en el humo.
No nos hace falta mucho para que seamos felices,
Solo el tiempo es nuestro enemigo.
No nos hace falta azúcar en nuestra vida
Cuando tú y yo estamos juntos.
Un deseo son las mil y una noches contigo
Incluso la luna de miel será más dulce que una shabakia.
Me gusta el mundo que me descubres,
El orientalismo que desprendes
Me vuela a un mundo de canela acanelada.
Los días se suceden, las noches vienen,
Las noches se consumen y los días se iluminan,
Pero siempre cuando miro a la luna
Puedo ver tu rostro en ella.
Nuestros labios saben que los besos no son suficientes,
Esos mismos que nos calientan en la distancia.
Hasta los cafés pierden su sentido sin ti,
No solo los cafés sin ti pierden sentido.
No somos lo que se llama “pareja”,
No tenemos por qué ni debemos,
Simplemente queremos y lo hacemos.
Y un día gritaremos al mundo y le enseñaremos
Que los valores que nos inculcan
Muchas veces se llevan al extremo.
¡Ay si pudierais ser como yo y él…!
Regálame esa vida a tu lado,
Esa vida que no podrá ser.
Disfrutemos de este mundo mientras podamos,
Recordaremos con cariño y dulzura los días pasados.
Un lugar, una sonrisa,
Unas cerrillas y una ceniza.
¿Brillan todavía las estrellas en el cielo?
Adivina.
Tempus fugit cariño,
Pero todavía es pronto,
Todavía es pronto para decir adiós.
Pilar S. Tarduchy, (Madrid, España). Licenciada en Psicoenergética. Terapeuta Floral y Maestra Reiki. Directora de Ediciones El Búho Búcaro Poesía. En 2012 obtuvo el Premio en el XXV “selección Voces Nuevas” Editorial Torremozas. Obtuvo Mención de Honor en el Concurso Internacional de Poesía Letra Nueva-Ed. Botella al Mar (Uruguay 2014). En el 2014 recibe la distinción: “Justino Zabala Muñiz” en Punta del Este, Uruguay, por Gestión Cultural. En el 2017 es coganadora premio certamen poético Altavoz Editorial Vivelibro, Madrid. Publica en revistas: España, Italia y Argentina. Ha participado en programas de Radio: (“Radio Maldonado, Uruguay”. “Radio Morata” y “Radio Vallekas, Madrid”). Tiene publicados los poemarios: “Doctora del alma”, “Los gestos del mundo”, “Elementos para un pensamiento Homogéneo”, “Rosa de Invierno” y “Tacto Invidente”.
Vértices sin Tiempo
Las almas mortales
se escuchan,
la mente, solo es ego universal.
La familia no solo es de sangre
se hace con el corazón.
Los pasos del silencio
se arrastran por el crepúsculo
que tú no ves.
Desgarro de dolor
entra y sale por este cuerpo
no sé si físico o asumido
por costumbre.
Solo las costuras de este traje
saben si son hechas a fuego lento
u horneadas y servidas en bandeja.
El misterio inoculado de vértices
sin tiempo
se acuesta conmigo
Yo, delante y sola
tiro de los hilos de la noche.
Elementos para un Pensamiento Homogéneo
Ediciones Búho Búcaro, 2014
Mi Ceguera
Las palmas sobre la mesa tocan
el deseo de un corazón roto
buscando en la arena los besos perdidos.
Aguas turquesas son baños
de piel, sobre piel
y afilado el recuerdo abre la puerta
de la pasión herida.
El tiempo avariento devuelve
miedo y dolor,
solo somos granos de arena y agua.
Vientos de caricias y palabras nuevas
aprendiendo a leer mi ceguera.
Tacto Invidente
Ediciones Búho Búcaro, 2020
Zhivka Baltadzhieva (Sofía, Bulgaria, 1947). Poeta búlgara afincada en Madrid desde el año 1990. Crece en Sliven, una ciudad de provincias. La imaginación, los libros, el arte serán su cobijo, su máquina del tiempo, su libertad, su vía de ser. Doctora en Filología Eslava y Lingüística Indoeuropea. Es una poeta bilingüe. Su obra de los últimos 20 años está simultáneamente escrita en sus dos idiomas –el búlgaro materno y el español que la ha acogido. Es autora de varios libros de poesía, guiones de cine documental, ensayos, traducciones a búlgaro y a español. Entre sus poemarios destacan los editados en España: Fuga a lo real, GenES, Fiebre y Al final del bosque verde. Ha traducido, entre otros muchos autores, a Federico García Lorca al búlgaro y a Hristo Botev al español.
* * *
Los pormenores son lo más importante.
Una carta olvidada en el bolsillo e ilegible
después de pasar por la lavadora,
la mirada en la que no me he fijado,
la voz de lo no dicho, el aliento del campo temblando
en resonancias momentáneas,
el cotidiano y único rostro de mi madre que se ha ido.
Los pormenores son lo amado.
Cada vez quedan menos en este mundo
civilizado. Industria, grandes cantidades de lo mismo.
Y ni gota de lo otro. Pensaba el retrato
del exánime del dedo meñique de tu mano izquierda
en el museo de los más íntimos recuerdos,
pero reproducirán mi mente y mi corazón huidizo
y no sé dónde protegerte.
Fuga a lo Real
Amargord Ediciones, 2012
Coral
Como el unicornio en el bosque
Siempre ese progreso. Progreso, progreso, progreso.
Hacia las partículas elementales, hacia el control
total y absoluto,
hacia los programas autodesarrollables, hacia el código paralelo,
que /como me escribís/ está inserto en todo gen…
¿De quién entonces es este Gen Nuestro?
¿Qué es lo que recuerdan el agua, el aire, el vacío, el plasma,
la Gran Explosión y la Oscuridad Interior? ¿Qué
recuerda todo y nosotros
olvidamos?
Entre libros, ordenadores, dibujos rupestres,
herramientas de la vida y de la muerte,
pirámides, dólmenes, arrabales,
el rugir, Mozart, Bach, el silencio,
Leonardo da Vinci y la ceguera, Miguel Ángel, El Juicio
Final, el miedo, la fe, Dostoievski, el paraíso y el infierno, el Bosco,
lo inalcanzable, la destrucción y Goya,
la vida, la traición, Shakespeare,
los sueños, los molinos de viento, Botev, la soledad,
el caos, los niños, el bien y el mal, Cervantes,
el pájaro carpintero, los dragones y la lombriz, y Buda
te estalla la cabeza. Qué esfuerzo
a recordar.
¿A recordar? ¿El principio y el porvenir? ¿A Max Born, Tutankamón,
Safo, Marie Curie, Aquiles o Héctor, John
Atanasoff, Marina Tzvetaieva, Einstein, Dante, el Rey
Sol, Gógol, Rimbaud, Debelianov, Casandra, Euclides,
Galileo, Lorca, Goethe? Recordar…
Recordar. No, no el pasado,
ni el hoy, ni mañana… Recordar simplemente
lo innombrado.
Como el unicornio en el bosque de la memoria y los memoriales
me adentro.
Los periódicos de mañana notifican que según los últimos datos
el Sol no es una estrella excepcional,
única ¿por ahora?, ¿para siempre?
en el Universo.
¿Entonces?
Me paro en medio de la habitación, en medio del verso.
En medio de la niñez y la maternidad. En medio del prado verdoso
que un hada madrina convirtió en pasto.
En medio de la ciencia que corre a transformarme en un mecanismo
preciso y fácil de reprogramar. En medio de mi especie
que espera que esto se cumpla.
Me paro.
Bajo estrella sin norte,
mirada sin tregua.
¿Qué recuerda todo y nosotros
olvidamos?
¿Nosotros?
Fuga a lo Real
Amargord Ediciones, 2012
Randall Roque, (Costa Rica). Ha publicado los siguientes libros: «Cuando las luciérnagas hablan» (Cuentos, 1998), «Itinerario de los amantes” (Poesía, 2003), «Amores domésticos» (Fotopoemas, 2009), «Estrellas de madera» (CD: poemas italiano-español, 2007 con música electrónica, flamenco y blues), «Las Lunas del Ramadán y otras alegorías» (Libro heterogéneo: cuento, poesía, fábula, entre otros, 2011), “Los alegres somos más” (selección poética 2003-2012), “Alguien llama a tu puerta” (Cuento, 2014), “Isla Pop” (Poesía ilustrada por el pintor Carlos Tapia. Ediciones REA, 2015), Contracultura (Summa. Perú, 2017), Desplazados y Adictos (Ediciones Juglar, España, 2020). Primer Lugar en el Premio Internazionale di Poesia Castello di Duino, 2007, reconocido por la UNESCO, la Presidencia de la República de Italia y otorgado por el Príncipe Carlo Alessandro Della Torre e Tasso en el Castillo de Duino donde el poeta Rainer María Rilke escribió varias de sus obras. En el 2017, participó en el marco del Festival Internacional Primavera Poética de Poesía de Perú, donde recibió una medalla y publicación de su libro “Contracultura”. En el 2019, participó en el V Encuentro Internacional de Escritores en el Bío Bío, Chile (Entre Culturas). Su trabajo poético puede hallarse en antologías, entre las que podemos mencionar: “Il gesto della Memoria, 2005” y “Frontiere, 2007”, ambas de Italia; «Festivali Ndërkombëtar i Poezisë “DITËT E NAI-MIT” Edicioni XVII, publicada en Macedonia 2013; “Variaciones de la voz – Una muestra de poesía latinoamericana contemporánea, 2015” publicada en Argentina (Revista Gramma Vol 26, No 54 (2015) – Instituto de Investigaciones Literarias y Lingüísticas de la Escuela de Letras, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad del Salvador, Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina), “Voces del vino” – 1er Lugar International Latino Book Awards – Multi Author (Books & Smith, NY) y el la Antología Costarricense “Otras Voces” del escritor Víctor Hugo Fernández. También se encuentran trabajos en la Revista Electrónica Círculo de Poesía.
Louboutin
La veo andar: alta, elegante, perfumada,
con unos zapatos Louboutin
y esos perros enormes que orinan
todas las mañanas en el portón
de la Socialité Democrática Francesa.
Es muy raro.
Al desnudarse la tarde de la neblina
se enciende de taxis rojos la noche
y otros perros, menos eruditos y galgos,
olfatean y orinan sobre el portón.
No valgo mucho para ambas sociedades.
La otra vez, un drogadicto probó krokodile,
su brazo se deshizo, escupía babas verdes,
hediondas y espumosas, ráfagas de vómito,
tenía la fuerza de las bestias que nos habitan.
Este sitio es un infierno.
Las ambulancias no entran
sin escolta policial.
Adolescentes esqueléticos beben, ríen,
miran con odio y desconfianza
a todos los que no son de las latas.
He tenido que venir a este sitio
con algo del dinero de las ayudas sociales.
Alcanza para el vodka, a veces para una mujer.
El sexo vende y seguirá vendiendo
mientras exista el deseo como negocio
y tipos como yo, a los que no les importa.
He leído de prostíbulos con muñecas
que gritan como si las violaran
y se han cabreado las putas del barrio,
quemaron barriles, escribieron maldiciones
en las paredes de antros e iglesias.
Y los curas odian más
las iglesias rayadas
que las violaciones.
Así que tenemos cabreados
a putas y curas. Es un desmadre.
Sabés que eso es lo que gusta del mundo.
La maldad se arrastra entre sombras pálidas
y ya no se oculta de día; se disfruta.
La moral es una atadura que nadie quiere
como la sangre de un cordero
sobre la puerta de su casa.
He gastado todo el dinero que pude
en vodka barato y una mujer
que no ha parado de fumar.
Zapatos Louboutin.
¿Qué haría por este barrio con sus perros,
aparte de orinarse en el portón?
Bebí el último trago de vodka,
casi con el amanecer.
Le compraré unos zapatos bonitos.
Se los merece.
Un amante es mejor que dos
Se quejaba de lo que escribía;
no eran poemas, no tenían rima,
no hablaban de amor ni eran poseídos
por adjetivos cada dos o tres párrafos.
¿De qué debería escribir? El amor se quebró.
Nadie quiere reparar personas rotas
cuando carga con los restos de su vida.
¿Acaso la poesía nos salva de algo?
Tomamos vino y el vino no le caía bien.
Se le iba a las piernas y a los besos.
Ambos con una vida que, aseguraba,
era perfecta: Hijos, dinero, un esposo formal.
Más vino y un motel a 45 minutos.
No.
No era una mujer infeliz,
maltratada, desatendida.
Tampoco era culpa del vino.
Jamás aceptaría, sin cargo de conciencia,
estar enamorada de dos hombres.
Pocas cosas se confunden
con las grandes esculturas
como dos jeans tirados al suelo,
uno sobre el otro,
rodeados de otras prendas.
Teníamos claro que no sucedería más
y, al bajarse, con esa lluvia espantosa
que empañaba el parabrisas junto
al calor de los cuerpos aún tibios,
corrió hacia el techo seguro del garaje.
Cuarenta kilómetros después
observé una sombrilla olvidada.
Bien pudo ser una exótica flor azul
con vetas negras y puño de madera,
aunque era solo una sombrilla húmeda
sobre el asiento delantero de un carro.
Nunca llovió
con semejante fuerza.
Nunca fue tan inútil un olvido.
Vladimir Sabourín (Santiago de Cuba, Cuba, 1967). Poeta y traductor de origen cubano, residente en Sofía, Bulgaria. Autor del manifiesto Nueva Poesía Social y redactor de la revista Нова Социална Поезия. Ha traducido al búlgaro a autores como Bertolt Brecht, Arquíloco, Velimir Jlébnikov, Vicente Huidobro, Hugo Ball, Roberto Bolaño, Álvaro de Campos (Fernando Pessoa), Heiner Müller. Sus traducciones y obra pueden consultarse en la web de la revista НСП como en su blog personal.
Trabajadores VI
Con el casco caído de la cabeza apretando la tráquea con la correa
Arrastrándote hacia el regazo de la tierra tú no eres su hijo
El campo de petróleo no es la Madre Tierra pero tú estás tumbado de espaldas
Sobre los terrones pintados como minerales coloreados por la placa de petróleo
Que cubre todo en este paraíso artificial grandes piedras preciosas
En un desconsolado Jardín de las Delicias velo de Midas
Cubriéndote a tí hombre de hojalata de camino a la ciudad esmeralda empujado
Por la erupción de espaldas en un estupor con la vaga esperanza de conseguir un corazón
Tú contemplas en un involuntario e improductivo instante
De parálisis motora pero con la conciencia salvaguardada
Una condición de la que en principio estás privado y que de hecho
Para ti está prohibida sin que sepas que está prohibida y que estás privado de ella
A la vez en una postura semifetal y como caído de espaldas
De camino a Damasco tú ves el fantasma de la descomposición anaeróbica
De restos de organismos mezclados con barro enterrados bajo peso
De un estrato de sedimento licuados por un calor y presión monstruosos
Brotar en el desierto de la captación de petróleo
Sin que las rocas se conviertan en panes.
Continuamos
Como un soldado alemán en Stalingrado
Como una limpiadora filóloga
Como un anciano demente cuando cae la noche
Como un emigrante en un camión frigorífico
Como el fondo de una presa reseca
Como toussaint louverture en una cárcel francesa
Como cadáveres humanos hechos exposición
Como un niño congelado en las ruedas del avión
Continuamos
Traducciones desde el búlgaro: Marco Vidal
Jean Jacques Pierre-Paul (Jacmel, Haití, 1979) médico cirujano y poeta, quién también dedica algo de tiempo a la pintura-ilustración y traducción. Nos asegura que habita tres ciudades al mismo tiempo: Jacmel, Santiago de Cuba y Valparaíso de Chile. Vive en Chile hace 10 años. Ha publicado Miroir en Pierres Lisibles (Haití, 2007), Islas del futuro (2010), Delirium (2013), Fleurs d’existence/ Flores existenciales (2014), Voces de mi voz(2015), Siete abismos sueltos y un hombre caminando (2017), Te escribo para dejar de morir (2017) y su traducción al creole de Arte de Pájaros, de Pablo Neruda, publicada este año 2019. La mayoría de sus libros son editados y publicados en Chile y en Haití. Sus cuadros fueron presentados en Santiago de Cuba cuando todavía estudiaba medicina. Los trabajos de Pierre-Paul figuran en diversas revistas nacionales e internacionales. Como ilustrador y traductor ha presentado su obra en las distintas lenguas a su alcance e ilustra las ediciones con sus pinturas y grabaciones. Ha sido invitado a numerosos festivales y ferias internacionales de Chile y otros países.
El tango de la resistencia
quiero bailar este tango con usted señora
el mundo está lleno de falsos paraísos
donde la belleza no significa nada
la vida está saturada de combates inútiles
no me pregunte mi religión mi nombre mi edad
¿qué importa que yo sea árabe caribeño o judío?
el mundo está muriendo señora
quiero bailar con usted mi último tango
no me pregunte si tengo pasaporte
si hablo el mismo idioma que los condenados
o si yo como en la mesa que los opresores
el único idioma que se entiende realmente
es el que hablan los corazones
no me hable de la edad de sus ojos
olvídese de las sombras inquietas de su pecho
al final cuando todo sea destruido
lo primero que recordaré es este tango que bailo con usted
se acabó el tiempo de bailar sola señora
no tenga miedo: la poesía es un río
que muere cuando dejar de cantar
sus ojos maduros y el azul de su voz
me dicen que todavía queda algo de tiempo
para salvar nuestros sueños hambrientos de lluvias
aunque los pacificadores mal pacificados
los dioses tristes e insalvables
no entienden nuestra esperanza
no nos daremos por vencidos
seguiremos bailando hasta encontrar una nueva utopía
la humanidad está cansada señora
no sabemos qué hacer con tantas miradas perdidas
y tantos sueños vacíos olvidémonos durante un rato
de las lluvias de bombas los atentados a la vida
y el odio vulgarmente generalizado
olvidémonos de los fabricantes
de armas superficiales de la guerra de los bárbaros
hasta bailar este tango con usted señora
nunca pensé que la vida podía ser tan bella
la tierra no es un lugar para resignados
bailaremos hasta que el sueño humano
sea una realidad
nadie puede destruir la belleza, señora
Perdigones para no respetar
También es mi país
También es mi dolor
También son mis heridas, mis caídos
Por qué sufren tanto los países que amo
¿Por qué?
Podrá mi cuerpo albergan tantos dolores
Digan lo que digan
Todos los odios son el odio
Todas las violencias son la violencia
Todos los dolores son el dolor
Todas las maldades son la maldad
Todas las heridas son la herida
Digan lo que digan
Todas las humanidades son la humanidad
Todos los amores son el amor
Los humanos se fueron a descansar temprano
Y la poesía caminaba libre por las calles
Se escucharon voces desde las ventanas
De la nueva ciudad
Repetían incansablemente frases como: «somos el nuevo poema»
«No estamos en guerra, estamos unidos»
«Todos íbamos a ser ciudadanos de primera clase”
“Las revoluciones sin dimensión poética
Se transforman tarde o temprano en perdigones “
“¿Qué revolución?
Aquí nunca hubo revolución»
También se escuchan por las grandes alamedas
Las que abren para dejar fluir el canto inédito
Unos chalecos amarillentos me decían
A modo de advertencia
Que el canto de los que sobran dañaba mucho al país
Me explicaron que la democracia necesitaba un estado fuerte
Se detuvieron para explicar cómo funcionan los estados fuertes
Un estado fuerte compra perdigones a otro estado fuerte
Los dispara para dispersar y dividir a sus desafiadores
La economía de los perdigones impulsa la economía universal
Todo es parte de un plan divino
Mis hijos me preguntaron qué estaba pasando
Les expliqué que el un pueblo acaba de despertar
Les expliqué la historia de los Despertados
La que no cuentan los libros transaccionales
Hay ojos reventados, sueños estallados
Ninguna victoria es simple
Fracturas abiertas y acumuladas
Normalidades descalcificadas…
Pero la mejor estrategia es seguir
Despertados y unidos para construir el nuevo poema
Somos el nuevo delirio
Somos todas las resistencias juntas
Los perdigoneros han construido una ciudad ciega y distraída
La llamaron Oasis
Nosotros construiremos una ciudad consciente y valiente
Que llamaremos Dignidad
En la plaza de la dignidad nos juntaremos siempre
Nos abrazaremos
Bailaremos y gritaremos
No dejaremos nunca de despertar
Aprendimos que libertad es vivir sin miedo
Despertar es abrir los ojos y la mente
Caminar con el cuerpo y el alma impregnados de primaveras inagotables
Sabiendo que tenemos el poder de cambiar todo lo que debe ser cambiado
¿Ahora qué haremos con estas viejas ruinas?
Necesitamos respuestas urgentes
II
Mientras dedicamos nuestro futuro a los caídos de la última noche
La poesía nunca bajará los brazos
Nunca bajará la voz
Mucho menos en tiempos de incertidumbres
Sigamos movilizando fuerzas y conciencias
Que cada despertado sea un despertador
Porque la dignidad es una revolución permanente
La dignidad es una revolución permanente
Aleisa Ribalta (La Habana, Cuba, 1971). Reside en Suecia desde 1998. Es poeta y coordinadora cultural. Ingeniera de profesión, se desempeña como docente de asignaturas demasiado técnicas y no directamente relacionadas a la literatura como: Diseño de Interfaces Gráficas, Diseño Web y Programación de Aplicaciones. Escribe desde muy joven mayormente poesía. Talud (Ekelcuá Ediciones, 2018) es su primer poemario que apareció traducido al catalán recientemente en la edición bilingüe Talús / Talud (bokeh, 2018). En 2019 publicó Tablero (Verbo desnudo 2019). Tiene en preparación el poemario Cuaderna, bao y regala. Coordina el cuaderno digital La Libélula Vaga (www.lalibelulavaga.com), donde se difunde autores de todo el mundo.
Amarelo
Viste una foto del otoño,
te pareció que allí faltaba algo.
Abrimos una revista de moda.
Pásame las tijeras. Toma.
Recortaríamos a esa muchacha
que nunca había visto el otoño,
era tan probable que no lo entendiera.
La dejaríamos sola en ese crepitar
de hojas bajo los pies.
Fue ella quien de repente
empezó a sentir que allí
seguía faltando algo.
¿Ahora qué hacemos?
Recorta un perro, pinta una luna,
¡haz algo!
Ya está: un perro.
La luna no, que es demasiado.
Dejaríamos que caminara
así, crepitando bajo los pies las hojas.
Nos dio la sensación de que tenía
que encontrarse con algo.
¿Alguien? ¡Sí, recortamos!
¿Este tipo tan triste?
¡No! Tiene que haber otro.
Bueno, éste está
que se sale de contento.
Lo recortaríamos y le saldría al camino.
No la mira. Está ido.
Va por ahí cantando… qué de pájaros.
Empújalo un poquito. Pega ahí.
¡Se escapó el perro! ¡Ella, qué oronda!
Ya está, ahora déjalos darse un beso.
Talud
Ekelcuá Ediciones, 2018
Caribe abajo y rompeolas
Le dijo que venía de Maracaibo
le imaginó sentado a la entrada
de algo que no podría
comprender
algo así como una gran bolsa
de nauseabundo olor
Caribe abajo y rompeolas
de rémora agua
dulce
¡No era una bahía!
De niña pasó largas horas sentada
a la entrada de una bahía de verdad
bolsa de sal mucho más pequeña que la suya
imaginando rutas luces mapas
sobre piedras
gastadas
esqueletos de hierro corroído
salitre y pestilencia
de Caribe arriba
esperándole
a puro mar
que pica y repica
¡No era un lago!
Seguía perpleja la estela de todos los buques
uno a uno desde que salí an del puerto
hasta perderse blanco rastro
puente sobre el lago.
Túnel bajo ellas la niña la bahía
volví a cada día al juego ingenuo
de las luces fantasmas
sin entender por qué
no llegaba nunca aquel niño que hacía
mucho tiempo
había desembarcado allí
y estaba sentado
cerca de ella sin verla
en un punto perdido
de la bolsa de sal
y soñaba con
La chinita
el puente
el lago
Tablero
Verbo desnudo 2019
Valeria Sandi Peña (Santa Cruz Bolivia, 1991). Productora, gestora cultural, escritora y abogada. Publicó los poemarios: “Ambidiestros” (2014), en co autoría. “La luna lleva sal”, (Ediciones Jota, Potosí 2016). Participó en el libro de poesía y cuento breve “El tiempo está después”, editorial El Rumbo (Uruguay 2016), su poemario “La luna lleva sal”, re – editado por Chanchito ediciones (Bolivia 2018). Ha participado en diversos festivales y lecturas como Encuentro Internacional de Poesía en la Ciudad de los Anillos, Santa Cruz (2015 al 2018), Semana Internacional de la Poesía, Santa Cruz (2017-2018), Encuentro Multidisciplinario Proyecto Posh (México 2017), Festival Internacional de Poesía Enero en la Palabra (Perú 2018), Festival de Poesía en las Escuelas (Chile 2018), Festival Internacional de Poesía Joven La Juntada (Argentina 2018), Festival Caravana de Poesía (Perú 2018), Encuentro de Jóvenes Escritores de Iberoamérica y el Caribe (Cuba 2019), Encuentro Internacional de Poetas de Zamora Michoacán (México 2019) . Fue colaboradora en revistas de poesía y ensayos en su país, México, España, Venezuela, Perú y Colombia. Imparte talleres de poesía y cuenta cuentos en Unidades Educativas, Centros Culturales, Universidades. Su poemario Rincón de lluvia publicado por (Ediciones Andesgraund Chile 2018) re edición del Rincón de lluvia (por Literatelia, México 2019). Dirige el ciclo de lecturas Trueque Poético y el Festival Internacional de Poesía Joven Jauría de Palabras. Ha recibido las distinciones de poeta joven con potencial para compartir otorgado por el Centro Cultural San Isidro 2018 y por su aporte y dedicación constante a la cultura de nuestro país por el Ministerio de Culturas y Turismo de Bolivia 2019.
Poemas de Rincón de lluvia (Ediciones Andesgraund Chile, 2018)
Oración a la lluvia
No importa
cuanta sal
agregues al cielo
formando una cruz
y repitas
“Agua
vete de aquí”.
No importa
cuánto incienso
enciendas
cerca de tu almohada
sí desde tu centro
el dolor
cae en gotas.
Conozco
los que exprimen
las toallas
repitiendo
“Regresa
por donde viniste
Agua
no atormentes
más con tu presencia”.
Hoy
me niego
a creer
en la oración
certera
en el ritual
secando lluvias
si las gotas
viven sobre nosotros
nos marcaron
desde nuestra infancia.
Su atmósfera húmeda
nos habita la mirada.
La noche
se completa
con el torrente
de sus aguas.
Nadie
debería
escaparse
de su reflejo
nadie
debería huir
de la lluvia
diluvio que agita nuestra vida
hace crecer
nuevos frutos
salva hombres
con su seco dolor.
Deberíamos invertir
los rituales de la cruz
entregar
nuestro daño
a sus aguas
lavar nuestras heridas.
Esta vez
invoco más lluvia
ya clavé mis cuchillos
colgué las tijeras
tendí mi sombra.
Arrojé
todas mis cenizas al cielo.
Rincón de lluvia
Hoy
se abre
gatillando sombras
el telón de la noche
en nuestro cuerpo
se acerca la sentencia
de fondo un árbol.
Los recuerdos
se derraman
en tajos
la mirada
se nos puebla
de fosas.
Sin hilván
la memoria cae
nos volvemos
tierra blanda
con el rostro perdido.
Llegada la sentencia
desde nuestra
nítida oscuridad
pedimos al tiempo
como juez de luto
un rincón de lluvia
como última patria.
José Miguel Herbozo (Lima, 1984). Ha publicado Acto de Rito (Underwood 2003), Catedral (Estruendomudo 2005), Los ríos en invierno (Premio Nacional PUCP de Poesía 2007), El fin de todas las cosas (Celacanto 2014) y Las ilusiones (Alastor 2019). Bachiller en Literatura Hispánica por la Pontificia Universidad Católica del Perú (2007), y Master y Doctor en Literatura Latinoamericana por la Universidad de Colorado Boulder (2012, 2018), ha sido coeditor de narrativa de las editoriales Estruendomudo (2004-2009) y Celacanto (2014-2017). Escribe un nuevo libro de poesía titulado Huamanga y es profesor visitante en el departamento de español y portugués de Colorado College.
IX
El aire aumenta el pulso mientras subimos otra cuesta
y todo queda más alto, como las casas que cambian
mientras la lluvia pica un cemento que de a pocos
se agrieta o desvanece, y según caminas hacia las afueras
las paredes de piedra ya son menos. El viaje del turista
acaba pronto, y aparece el polvo que domina los lienzos
y sostiene el movimiento del paisaje: un ocre intenso
perdura escondiendo en el monte los trabajos diarios,
la aspiración de ser donde no dicta el destino
ni perdura algún trabajo de la memoria. El mundo
parece deshacerse en dos mitades: donde hay calor
y donde el viento calcina e iguala cuanto toca.
Dicen que un viaje es ir donde está el mundo
con sus encantos dispuestos para limpiar los ojos
de todo lo que sobra, y mientras dura el camino
surge otra historia de tus labios. En el aire exhalado
iban volviendo en escombros –como nubes o cortes
de un periódico borroso– las miserias de los animales,
el perro que a los cuatro años regresó vomitando
por comer en todas partes, y enterrado en el patio
nutre el pasto del conejo. Tu padre y sus lentes,
tu madre y sus implantes, y unas clases de baile
para alguien que no pudo o no supo. Un violín
en las manos de los padres, una madera horrísona
en las manos del hijo. Unos niños que juegan
a los juegos de los padres, y aunque fallan, juegan
a lo que juegan los padres y las madres en la noche
y aparecen más niños. Uno piensa que lejos
todo cambia, que en el llano escampa poco
y las revelaciones llegan como gotas que ahora
son el barro empantanado. Y piensa cada uno
que todo es lo mismo, y se equivoca mal:
unos niños jugando a las canicas, unas niñas
saltando con gracia la soga del destino,
unos hombres bebiendo de la misma cerveza
tras levantar un muro. Y subimos por Callao
mientras tu familia salía de tu mente a la luz:
había que salir de aquí para vivir a la medida
de cuanto esperamos escribir en los recuerdos.
Y así se fueron a Lima tus padres
sin tocar al violin ni bailar,
pero dueños de su futuro.
No entiendes bien cómo ha sido todo
así, pero la vida es todo esto
que nos ocurre sin comprender.
Al cotejar la libreta te das cuenta
que las formas no coinciden más
con los contornos del barrio:
un árbol es ahora una escultura,
una cancha de fulbito donde el sol calienta
y una pelota que rueda calle abajo.
Hemos venido a buscar la casa de tus abuelos
y en ella nos buscamos.
¿Hemos venido a buscar algo?
De Huamanga
Inédito
En la página en blanco se concentra la ausencia
de quien abre un camino entre los matorrales
como si nadie antes hubiera buscado su destino:
ante un recuerdo que solo desvanece
se tiene que escribir otro recuerdo,
y comprobar de todo la estatura, o devolverse
a donde nadie recuerda su lucha con la ausencia,
el resplandor del papel o el trabajo del tiempo.
Alguien imita el viento con un río de tinta:
el día sin templanza se despoja
del cálculo del gesto y la ganancia
y el temor del sitio nunca visto.
El mundo enseña a diario que muy poco sabemos,
que es duro habilitar los pensamientos
para dar forma al sentido –y no la sumatoria–,
para ver el milagro –y no la conjetura–
y enterrarse en el fango de los maizales
y no prever los cortes en la piel,
o el zancudo que acecha en los arbustos
al bobo que interrumpe la vida, aunque bien sabe
que no se necesita la primera piedra
o designar el giro del aire con un verbo.
A cada instante alguien se pierde
y los actos más sencillos desvanecen
las máscaras que engañan por un tiempo.
A cada instante arden las pieles con las pieles
el amor que se entrega de espaldas al deseo,
el deseo profundo que asemeja la entrega,
el amor que da la espalda y se hace ausente
aunque alberga el futuro en un momento
en que las manos cansan de hacer todo el trabajo
y la mente se impregna de las repeticiones
y todo nos parece surgido de otro sueño.
De Las Ilusiones
Alastor, 2019
Teresa Orbegoso. (Lima, 1976). Licenciada en Periodismo. Investigadora social. Gestora cultural. Curadora. Escritora. Magister en Escritura Creativa por la Universidad Nacional de Tres de Febrero en Buenos Aires, Argentina. Posee estudios de Maestría en Creación Musical y Nuevas Tecnologías. Cuenta con un Diplomado en Creatividad Publicitaria. Ha sido becada por la OEA, el INDES BID, la Fundación Tallberg. Ha publicado los libros de poesía: Yana wayra (Ed. Urbano marginal, Lima, 2011); Mestiza (Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2012); La mujer de la bestia (Ed. Trópico Sur, Maldonado, 2014); Yuyachkani junto a la artista plástico Zenaida Cajahuaringa (Ed. La purita carne, Lima, 2015), Perú (Ed. Buenos Aires Poetry, Argentina, 2016) y Comas (Añosluz editora. Argentina, 2018). El libro Perú ha sido reeditado en Perú y Guatemala. Parte de su trabajo ha sido incluido en la antología sobre la vigencia del poema en prosa en Sudamérica: Del caos a la intensidad (Ed. Hijos de la lluvia, Perú, 2017). Ha compuesto la música para el libro La casa sin sombra del escritor argentino Claudio Archubi. Ha sido invitada a varios festivales internacionales de poesía. Reseñas sobre su escritura, sus libros y poemas aparecen en distintas revistas hispanoamericanas. Acaba de publicar el poemario testimonial Abro el miedo (Hanan Harawi Editores, 2019) que versa sobre su experiencia con el cáncer. Tiene a su cargo la página de entrevistas a creadores hispanoamericanos migrantes: Migraciones poéticas. Participa del colectivo Poetas de la biblioteca en Buenos Aires, Argentina. Igualmente acaba de abrir espacio para nuevas voces en la web La primera vértebra.
Poema de Abro el miedo (Hanan Harawi Editores, 2019)
Nota: Por la estructura del poema se comparte en formato imagen para respetar la estructura del mismo.
Andrea Marone (Argentina, 1994) Estudia Licenciatura en Artes de la Escritura en la Universidad Nacional de las Artes. Antologada en «Vote Poesía» (Grito Manso) “Cuchillos afilados en la plaza” (Espejo de mundo), “Lo oscuro trabaja” (Carbónico ediciones), «La mirada del cóndor» (Ediciones culturales), Juntadxs 2018 (Baldíos en la lengua), “El café de los encuentros” (Dunken). Publicó “Vampirización del ego” (Mar Adentro) y el fanzin “La conspiración de los damascos”. Participó de la revistas: Mienten Mucho, Palabras Macabras, Revista Panero, Revista Zero, diario El Otro, El viajero Indeciso, Revista Vómito. En la plataforma de Más Poesía y la revista mexicana Tercera Vía. Asistió al Slam Federal en la ciudad de Rosario (2015), al Festival La Juntada en la ciudad de Buenos Aires (2018) y el Festival Letras con Arena en Chile (2020). Puedes encontrar más material en los blogs https://vampirizaciondelego.wordpress.com/ y http://p-arasitos.blogspot.com/. También, en la plataforma issu https://issuu.com/andremarone.
***
Siento el peso del lenguaje
enhebrándose entre mis huesos
en un rito quisiera deshacer mi cuerpo
convertirlo en fibra vegetal
y ser un árbol
subiendo es músculo
por la fértil acidez del cerámico
en un rito quisiera que la naturaleza
implosione desde mi
hasta derrumbar edificios
con los troncos las ramas
de las acacias los álamos
ladrillo a ladrillo
descortezándose
con la presión del choque
y que el mundo expulse
al jardinero
que en cada cepa
hunde las tijeras
podando hasta el anhelo
para que el brote no transforme
sea de otro el ciclo natural.
***
Por ejemplo la palabra expiación todo lo que tiene que ver con
ir a destiempo o percibir el destiempo desde el lenguaje
nada pasó nada pasa me repito
cuando digo expiación podría decir extinción
o invocarla otra vez a Alejandra a que me viva el alma
para pedirle que me tire las cartas, que me explique
¿qué está pasando?
es una caída que continúa en el fondo del propio precipicio
un vaso de birra al borde de la mesa
la velocidad del mundo agazapando mis piernas
mientras sostengo el vaso con la punta de los dedos
se quedan inmóviles ante el estremecimiento
el grito inaugural de las pantallas
enceguecen mis ojos y no
no recuerdo en dónde dejé mis sueños
las noches dulces al amparo del calor de tu almohada,
ya son escurridizos recuerdos
las noches dionisíacas, también
Dickinson besando las manos pálidas de Emilia Brönte
despiadadamente reemplazada por una película de Coppola
de hermanas que también acababan con su vida
pero ninguna escribe una novela de amor trágico
y la velocidad me arrastra entre las piedras
de un río que no lleva más que barro
presenciando el olvido
ajando la pulpa de la mandarina
ajando los trozos de mango
por no decir la carne de mis brazos
tengo la sensación de que estamos dejando
que algo importante se muera.
Rosa Alba Acero (Yapacaní, Bolivia, 1971). Maestra de Literatura e Inglés, Secundaria y primaria. Estudio Idiomas en la Universidad Pública Gabriel Rene Moreno. Literatura en la Universidad Pedagógica Enrique Finot. Realizó un Diplomado en Gestión Educativa. Docente Facilitadora en Inglés de la UNEFCO dependiente del Ministerio de Educación. Incursiono en el teatro por más de 25 años. En el 2018 inicio talleres de poesía con la poeta Valeria Sandi, llegando a publicarse uno de sus poemas “Jardín de Olvido” con la Editorial de Chile AndesGraund. Tomó el taller de Edición con el Poeta Chileno René Silva Catalán. Ha leído sus poemas en espacios abiertos en Centros culturales como la Melchor Pinto, Café Lorca en el Ministerio de Culturas y otros. Participó en el taller de Oscar Puky Gutierrez, quien propicio el acercamiento y conversatorios con poetas como Oscar Barbery Suarez, Gary Daher y el poeta español Josep Lleixa Fernandez. Finalmente hizo talleres de diagramación con el poeta chileno Cesar Hidalgo Vera. Actualmente continua en Talleres de Poesía con su mentora inicial, llegando a formar parte de la organización de ”Jauría de Palabras” (Festival internacional de poesía joven), miembro de “Trueque Poético” ( la poesía es el camino a la paz). No cabe duda de que la poesía la ha llevado por sitios reales en el arte de enseñar y aprender a dibujar arco iris en medio de la oscuridad.
***
Ayer…
Te ame
Tanto
Que olvide
Mi alegría
cerré mi
Puerta
escondí la
llave
te ame tanto
que el sol
alumbraba
mi noche
la luna
acompañaba
mi día
tanto…
que olvide
vivir
mi vida
mas la tormenta
hizo ruido
en mi
almohada
desperté
desnuda
mis pensamientos
descalzos
pisaron
el clavo
oxidado
del olvido.
***
“Uno siempre extraña el lugar donde nació, su barrio, su pueblo
Son una de las cosas que llevas en la mente y en el corazón”
Los ríos recorren
tus franjas
cual curichis secos
habitadas por
serpientes vigilantes
que te separan de
mis pies ya cansados
platanales y patujú
te cuidan cual perro
fiel cuida el hogar
no te encontraré
como ayer
pero aún puedo
ver el verde de tus
montes, el pacay
de tus árboles
los puentes de madera
mi colegio
la iglesia
el cine
ese lugar donde
una noche, tu
mano se trenzo en
la mía.
Queremos agradecer:
- A cada uno de los poetas quienes, gentilmente, respondieron a nuestra convocatoria. Nos facilitaron sus escritos, algunos inéditos, y esto nos permite establecer lazos de lectura y confraternidad. Gran poesía la leída y reunida que muestra un poco del gran universo poético escrito en español. Próximamente seguiremos con muestras regionales, departamentales y nacionales.
- Agradecer a los poetas Valeria Sandi y Marco Vidal quienes nos facilitaron conocer nuevas voces poéticas femeninas. Grandes aportes a nuestra muestra internacional de poesía contemporánea escrita en español que se sumaron a este proyecto. Sin el aporte de Valeria y Marco no hubiéramos podido completar la selección. De hechos los reconocimientos y méritos.