¿Qué hacen los hombres cuando están juntos?

“En realidad, no hay personas homosexuales, como tampoco existen personas heterosexuales. Las palabras son adjetivos que describen actos sexuales, no personas. Los actos sexuales son completamente normales; si no fuera así, nadie podría realizarlos”

Gore Vidal


Pocos libros, si acaso algunos contados con los dedos de la mano, tratan específicamente sobre la prostitución masculina. Un asunto que por mucho tiempo ha sido subterráneo en comparación con el trabajo sexual femenino, que, desde la Grecia clásica, hasta la era Trump, no deja de reinventarse.  Así, entonces, al usar la palabra “asunto subterráneo”, no me refiero tanto a un asunto ilegal, escondido o ignorado, como estigmatizado, especialmente en la cultura Occidental donde lo heterogéneo es lo normal, y toda sexualidad ha sido reglada en la mayoría de sus formas. Descubrimientos generales hechos por Michael Foucault en su monumental obra clínica Historia de la sexualidad (1976), y en trabajos tan polémicos como las de Alfred Kinsey y Sigmund Freud.

Así entonces, se desconoce por qué el sexo entre hombres, mediado por transacciones comerciales, ha sido un tema de poco interés en la sociedad, las estadísticas, o las investigaciones de corte académico, teniendo en cuenta que la prostitución, al igual que las drogas, hace parte del PIB de cada país.  Sobre el tema, solo parece haber un asomo de clasificación en la Declaración Política de la Asamblea General de las Naciones Unidas, cuando al referirse al lenocinio masculino, insiste en usar la sigla HTH al lado de otras, como las ETB o el VIH. En pocas palabras: puro argot burocrático y médico.

Por ello es que la aparición del título La difícil vida fácil (2016) del español Iván Zaro (1980), significa un buen avance sociológico, además de ser un gran ensayo, que, a más de aportar al tema, enseña las realidades subrepticias que hay en el mundo de la prostitución masculina. Un libro que contiene doce testimonios de trabajadores sexuales de diversas nacionalidades, cuyas distintas experiencias de vida, los ha llevado a canjear su cuerpo en bares, lupanares, clubs, o moteles de España, buscando, verbigracia, el “sueño español».

En el interior de sus páginas se descubre que son varios los factores que impulsan a estos hombres a comerciar con su cuerpo. Iván Zaro, quien solo es un interlocutor, no lo dice literalmente, pero deduce de su investigación, que los motivos son: un capitalismo sin ethos; migraciones forzadas; crisis económicas; disfuncionalidad familiar; y las posibilidades tecnológicas que se abren al ejercer este oficio sin exponerse al estigma social, además de los espacios físicos que se tornan interesantes para los entrevistados: saunas, páginas de internet, chats, celulares, bares, cruising.

El prólogo de libro mencionado está cargo del crítico y periodista colombiano Pedro Adrián Zuluaga, quien contextualiza el tema del oficio más viejo (y aún vigente) del mundo, con las prácticas sexuales entre hombres, que también son un fenómeno social, no solo en Europa, sino en varias metrópolis de Latinoamérica. Aunque, hay un plus que el prologuista impone, y es, la defensa a la “prostitución como un derecho humano” avalado por la organización Amnistía Internacional, y otras, cuyo objetivo es reconocer el cuerpo y su sexualidad para disponer de él según se desee.  

Así entonces, La difícil vida fácil (2016) representa una rareza que todo lector íntegro debe explorar, ya que unas cuantas preguntas, surgidas de una lectura juiciosa, lo determinan todo: ¿Hay vida más allá de la prostitución? ¿Qué se entiende por cosificación del cuerpo? ¿Vender el sexo dignifica o denigra? ¿La exploración homosexual contratada es una vocación o una debilidad? Y la respuesta a tales interrogantes la entregan las voces de los entrevistados, que de una u otra forma, o en general, exponen que no solo recurren a esta práctica por necesidad, sino también por placer, o en otros casos, por convencimiento de su género. Esa es la pluralidad y el valor que emerge de los doce testimonios redactados en esta obra, que se está convirtiendo en un texto de referencia sobre la materia.

De esta forma Iván Zaro, que también es trabajador social, activista LGTB, y escritor, se rodea de una áurea de verdad ante estos descubrimientos orales, ya que, sin ser periodista, se sumerge en la comunidad de trabajadores sexuales de Madrid, habla con hombres gais/bisexuales, transexuales y heterosexuales, no solo españoles, sino dominicanos, colombianos, brasileros, y otros, y el resultado ya se puede apreciar en este ensayo que constituye toda una arqueología de la prostitución masculina, y que arroja datos sociológicos, a la par que, diagnósticos psicológicos, sexuales y hasta religiosos.

Algo relevante al reflexionar sobre este libro, es que, en tanto en Colombia, al igual que en otras latitudes de América, la prostitución masculina no ha sido documentada al detalle, y no por falta de herramientas periodísticas o sanitarias, sino por la timidez que nos caracteriza como continente al abordar el tema. Y no tanto por pudor, como por el estigma de identificar al investigador o interesado que se sumerge en el asunto, con el objeto de indagación. No así en España de donde procede el autor, que convivió, conversó, experimentó y pasó tiempo entre decenas de personas con gustos sexuales distintos. En fin. Un trabajo de campo, o mejor, una amistad periodística, que, sin ambages, puede ser un modelo de investigación para generar conciencia y saber, que detrás del cuerpo hay vidas sentipensantes. Hombres que no reflexionan con el sexo, o los genitales, sin con el entero de la razón.

Aun así, el tema de, qué hacen los hombres cuando están solos, con todo sus recovecos, misterios y dolorosas realidades, trasmite una realidad, y es, que la apertura del discurso político de los activistas sexuales se abona lentamente por medio de artes como teatro, pintura, música, danza, y en este caso, con literatura y ensayo. Frente a esto, es que el libro La difícil vida fácil (2016) se convierte en una posibilidad imaginada, cuya lectura constituye la reivindicación del hombre a decidir sobre su propio cuerpo, definir sus usos, antojarse de placeres y, por otro lado, atender las múltiples formas del cuidado que requiere para sí y para los otros.

Con esto en mente, es que los doce testimonios acá compilados son una aventura, un viaje por las emociones de jóvenes y adultos, y su trato con clientes, parejas, o simples curiosos que pagan por explorar el sexo puro y duro, tierno y paterno, luminoso u oscuro. Por ello, como inquiere de nuevo el francés Michael Foucault en su libro ¿Qué hacen los hombres juntos? (2015), no se trata de preguntar, ¿Quién soy yo?, o, ¿qué secreto esconde mi deseo?, sino, ¿qué tipo de relaciones pueden, a través de la homosexualidad, trabarse, inventarse, multiplicarse, delinearse? Dejando en claro que el punto central no radica tanto en descubrir en uno mismo la verdad del sexo, como en hacer uso de la sexualidad.

Finalmente, el público lector no se encontrará con una obra técnica, sino que estará ante hojas y horas pragmáticas, confesionales, catárticas, como el mismo autor antoja y sugiere. Es este denso texto, una ensayística sobre la autodeterminación masculina por reivindicar la exploración de su deseo, unido a lo difícil de la vida fácil, y lo que representa la prostitución de los hombres, tan real pero tan inexplorada en el mundo.

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